Ayer la oposición venezolana celebró sus primarias con el apoyo del CNE y la FANB. Eso es positivo y desde allí debemos realizar nuestro análisis. Haber salido –desde el sector revolucionario- la misma noche en que se daban los resultados a buscarle cinco patas al gato, tales como la imposibilidad de que lo hayan logrado o el fraude que unos les hicieron a los otros entre ellos mismos es una necedad mayúscula. Guarda un insufrible parecido con lo que esa misma ciega oposición ha hecho en cada uno de los 14 procesos electorales que la Revolución les ha ganado. Da la impresión de que la derecha aprende y nosotros no ¿Qué la importa al sector revolucionario si entre ellos se hicieron trampa o no? Pareciéramos sufrir de un peligroso síndrome de imitación, de modo que nuestros espacios más importantes en nuestros medios imitan las mismas estrategias que a tantos fracasos condujo a la oposición.
El análisis y la reflexión tiene que dejar de lado la banalidad electoral y colocarse en el escenario real del enfrentamiento con un sistema político, económico y cultural al que hay que derrotar en ese terreno y no en el de las especulaciones acerca de si con esos “números” muestran el fraude o con “eso no nos ganan” Lo cierto es que algo hay de bueno en estas “primarias” –y no es poca cosa-, la derecha, que no se dirige a sí misma sino que cumple órdenes del exterior está mostrando su rostro. Desde ayer tiene rostro y cédula de identidad. Muestra por donde irán los tiros. La elección ha recaído en la derecha más reaccionaria y rabiosa. Las características personales –preferencias sexuales, etc., etc.- de sus candidatos no son lo substancial. Lo que importa es que hay que superar, derrotar y trascender los mensajes engañosos –siempre lo son- de esa derecha. Veamos:
El sistema capitalista global –con su expresión vernácula como pelele- ha aprendido de sus errores. Conoce el gravísimo desafío que le plantea el proceso revolucionario bolivariano y apela a sus esencias más profundas. Se deja de contemplaciones y se coloca a la extrema derecha para extirpar el “atrevimiento” de la izquierda. No se anda con chiquitas ni cae en la trampa de imitar un chavismo light. Lo hace desde su naturaleza más primitiva y reaccionaria. Debe llegar a octubre y desalojar a Chávez del gobierno a cualquier precio. La única duda –razonable duda- es acerca de cuales serán los métodos para alcanzar su objetivo. La respuesta –también razonable- es que apelará a todos los medios según la vaya conviniendo para alcanzar sus fines.
La historia es fundamentalmente memoria colectiva. Esa memoria nos señala que los eventos obedecen a la milenaria lucha de clases. La lucha de los desposeídos, marginados, esclavizados y explotados contra los amos, ladrones, explotadores y esclavistas. La historia es –al fin- el balance de esta lucha de clases. Los cambios cualitativos radicales –esos equilibrios interrumpidos- se producen cuando las indetenibles fuerzas productivas emergentes rompen el marco social, económico y jurídico que las constriñe. El capitalismo ha demostrado hasta la saciedad su agotamiento. Así ocurrió cuando la naciente burguesía debió derribar la camisa de fuerza del feudalismo.
Hoy, en el mundo, y de manera particular en nuestra Venezuela y Nuestra América se está produciendo una arrolladora sublevación moral de la clase explotada ¿A dónde nos llevará esa sublevación moral “imponente, indomable y equívoca como el destino, como decía Ortega y Gasset”, esa es la tarea de una vanguardia clara, preparada, consciente y decidida. Las cartas están echadas –cada sistema apela –debe apelar- a sus esencias para superar al contrario, de un lado un pueblo en el estado psicológico de sentirse protagonista de su propia historia, y del otro, una clase aferrada a sus privilegios que de a poco se convierten en pesadas piedras que la arrastra hacia el abismo. De cara al 7 de octubre y mucho más allá, en la esencia de los valores superiores de la ética socialista está la clave para la victoria. No conquistaremos la conciencia con “las armas melladas del capitalismo” El tránsito es de la conciencia al bienestar y no al revés. La oportunidad es histórica, favorable y definitiva. Con las armas del socialismo… ¡VENCEREMOS!
¡¡¡Chávez es Socialismo!!!
martinguedez@gmail.com