¿Quiénes gobiernan al mundo? No es fácil saber quién o quiénes gobiernan nuestro Planeta. No hay una respuesta única. Diera la impresión de que son ciertas las denuncias y versiones que asignan a un poder oculto, tras bastidores, el verdadero poder y la capacidad de gobernar al margen – y a veces a contracorriente – de la ONU, e incluso de quienes gobiernan países como EEUU, Israel, Alemania, Francia, Rusia, China o Inglaterra.  

La idea de un Nuevo Orden Internacional y de un Gobierno Mundial, ha estado en el tapete desde hace muchos años. Grupos económicos, políticos, religiosos y sectores guerreristas que dominan el aparato productivo, ideológico, militar y financiero del mundo, parecen ser los verdaderos gobernantes de nuestra adolorida y maltratada Tierra. 

En nuestro caso, hoy vivimos la angustia e incertidumbre de qué ocurriría en Venezuela si llegase a faltar físicamente el Presidente Chávez, escenario optimista para algunos y pesimista y doloroso para nosotros. Hay quienes se atreven a especular sobre quién podría ser el sucesor en caso de un lamentable desenlace, en el que el Presidente Chávez quedase, total o parcialmente, limitado para gobernar como les ha ocurrido a otros líderes mundiales. 

El Presidente Chávez, con su proverbial y sincera manera de decirnos las cosas, nos ha indicado, “entre líneas”, que nos preparemos para continuar la lucha, con él o sin él, por la construcción y consolidación del Socialismo, a través y con el respaldo de quienes le acompañan en funciones de gobierno y, en especial, de las distintas formas de organización social que conforman el Poder Popular. Este es un escenario de obligado análisis, con independencia de que quienes acompañamos al Presidente Chávez deseemos otra cosa. 

Hoy, más que nunca, debemos recordar y valorar el esfuerzo que, durante más de 13 años, se ha hecho en nuestro país para hacer realidad aquel esclarecido mensaje lleno de esperanza, que lanzó a los cuatro vientos Chávez, frente a la Plaza Caracas, cuando fue proclamado Presidente por el antiguo Consejo Supremo Electoral, en diciembre de 1998. Recordemos: “Acabo de ser proclamado como Jefe de Estado y Presidente de la República, pero a partir del 02 de febrero de 1999, el verdadero gobernante será el pueblo de Venezuela.” He allí anunciado, desde aquellos primeros días, el inmenso reto aún por cumplirse: hacer del pueblo el verdadero gobernante, cosa que no ha sido ni será fácil de lograr.  

He allí el necesario y posible sucesor de quien ha sido – hasta      ahora – nuestro líder. No debería haber otro nombre que sustituya el liderazgo de quien, al fragor de la lucha permanente, del inmenso esfuerzo ofrendado a la elevación de la calidad de vida de los más necesitados, se haya hecho merecedor, como Simón Bolívar, al título de Libertador, como lo reconocen otros pueblos, más allá de nuestras fronteras patrias. Chávez, sin renunciar a su extracción de clase, se ha fundido en el torbellino de emociones de nuestro pueblo para convertirse en un irreemplazable líder de masas. Inspirado en estas reflexiones, me permito reiterarle, desde la distancia y con la fuerza de la palabra comprometida, la sugerencia que le hice en Miraflores, en febrero de 2003, al percibir su agotamiento y, a la vez, su inquebrantable disposición de entregarse por entero a la salud de la Patria: “Descanse señor Presidente. Cuídese. Tómese tiempo para usted. Afile la sierra”. Y hoy le digo, después de conocer tantas cosas relacionadas con su delicada enfermedad: Evite agregar en su agenda innecesarias situaciones estresantes. Gobernar con eficiencia situaciones complejas, llenas de incertidumbres y de poder compartido, es más que suficiente. Solicítele permiso al Dios de la vida y a su Ser interno superior, desde su bondadosa alma, para continuar ayudando a nuestro pueblo a que sea dueño de su propio destino y a que tome conciencia de su infinito poder, para que se convierta, más temprano que tarde, en el verdadero gobernante. Que así sea.

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(Con correcciones de Miguel Paz)