Cuando, uno escucha a los obispos de la cúpula eclesiástica, quienes se abrogan el bien y el mal de todos los venezolanos, lo menos que dan es ganas de darles una patada por sus acicalados traseros. Estos señores, que debieran llamarse luciferes de la iglesia en ves de príncipes, cuando abren sus fétidas bocotas, solo lo hacen para criticar y hablar mal del presidente Chávez y su gobierno. Sin embargo viven como reyes con dinero del estado mientras una gran cantidad del pueblo, vive en la miseria. A, estos diabólicos curas de sotana y capelo, no les importa tal situación, no señor, lo de ellos es el buen vino y retozar. Todos, están llenos de malos deseos hacia el presidente, y aunque no lo dicen públicamente (sería el colmo) desean muy dentro de si, su muerte .
Deseos contrarios a lo predicado por Cristo en sus santos evangelios. Por eso, mientras la fé del pueblo crece en forma proporcional hacia Dios y a Chávez, la fe hacia estos pillos, cada día se pierde más en el colectivo popular. Y tiene que ser así, porque estos hombres, se olvidaron de Cristo y se entregaron al oro y a la plata, a la buena vida sin pudor. Mientras el pueblo ora por la salud del presidente, ellos, se reúnen con los bandidos de la MUD para desear su muerte. Mientras el pueblo acompaña a Chávez en su dolor, ellos festejan su enfermedad. Mientras en el pueblo abundan los buenos deseos de sanación para Chávez, estos fariseos hipócritas desean lo contrario.
A esto se debe, que cada día se vaya perdiendo la fé hacia la iglesia católica, y que esta cada día se quede más sola. La fe es algo espiritual, algo muy hermosos que sienten los creyentes en su corazón y en sus mentes y no es compatible con los intereses de quienes administran esa corporación llamada Iglesia católica. Por eso es que, en una ocasión una asociación de teólogos de Europa solicitó la renuncia del Papa por su complicidad en el comportamiento de los obispos. También un obispo francés, solicitó a los obispos decentes declararse en rebeldía contra la mala actuación de la iglesia.
Los obispos venezolanos, están viviendo una crisis de espiritualidad y de moral. Todos ellos se olvidaron de la evangelización y echaron al olvido a sus feligreses, para dedicarse a acumular riquezas y bienes materiales. Por esta actitud, el pueblo llano, excomulgó de sus corazones, a estos obispos corruptos y picarones. Desde que llegó Chávez al gobierno, se volvieron intolerantes cuándo piensan que sus intereses y comodidades están en peligro. La iglesia en todo el mundo esta en crisis, pero sobre todo la venezolana. Solamente los interese oscuros que gravitan en ella la mantienen en pie.
Los obispos de Venezuela, como escuálidos que son, no se han dado cuenta de que Venezuela ha cambiado, que el pueblo ya no es el mismo que iba mansamente a rezar a sus iglesias. Que, su Dios no es el Dios de ellos. Que sus intereses, no son los mismos, que sus oraciones ya no son las mismas y que sus deseos mucho menos. Por que mientras el pueblo ama a Chavez, ellos lo odian. Mientras el pueblo desea su plena recuperación, ellos (aunque no lo digan) desean su muerte. Mientras, ellos, se quedaron anclados en el pasado, el pueblo solo piensa en el futuro.
Pido disculpa a los amigos católicos que me leen, pero no se puede respetar a quienes no respetan. Uno, no se puede quedar callado ante la infamia de estos sepultureros de la fé. Solo con ver la ostentosa vida que llevan, merecen nuestro desprecio. Todos ellos serán medidos con la misma vara que ellos nos han medido toda la vida.
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