En los gobiernos anteriores, es decir, Caldera, 68-73, Carlos Andrés Pérez, 73-78, Luis Herrera Campins, 78-83, Jaime Lusinchi, 83-88, Carlos Andrés Pérez, 88-93. Ramón J Velásquez –93, Rafael Caldera, 93- 98, el doctor Demócrates Ruiz no vio corrupción en ninguno de esos gobiernos.
Por eso, el doctor Demócrates, no dijo nada. No declaró nada. No lo vimos en la prensa. Ni en televisión. Ni siquiera con los amigos. El, sencillamente hacía su trabajo en una empresa privada.
Ahora el hombre está aquí. Dispuesto a hablar como nunca. Desde la oposición. Y tiene la palabra.
- Sí, yo estoy en la oposición porque he visto que la corrupción en este gobierno pica, repica y se extiende. Y eso hay que detenerlo ya.
Le digo que me parece muy bien. Eso es ganancia. Gente que antes no dijo nada, y que ahora esté declarando, es muy importante. Y le recuerdo que el escritor Luis Britto García dijo: “Sorprende mucho que gente que en los gobiernos anteriores nunca vio corrupción, ahora está viendo corrupción en este gobierno”, y no me deja terminar.
- Está equivocado ese señor. ¿Cómo se llama?
- Luis Britto García.
- Está equivocado. Claro que hubo corrupción en los gobiernos anteriores, pero más disimulada. Más secreta. Uno tenía sus dos o tres corruptos personales, pero ahora la cosa se ha masificado tanto que hay que denunciarla. No es posible que uno quiera hacer una cosa ilegal, y se le aparecen veinte o treinta tipos, y cobrando unas comisiones que ni te cuento.
El nuevo oposicionista levanta su copa de vino, y va a decir algo pero se aguanta. El hombre vio que desde una mesa lo estaban observando. Reconoce allí a una persona y relevanta su copa de vino saludándolo, una vez que lo saluda vuelve.
- Allí está Epaminondas, mi colega, y seguro que está pagándole una comisión a los tipos que están con él en la mesa. Un hombre que toda la vida fue un pichirre reconocido internacionalmente, ahora está allí como un marginal, pagándole comisiones a dos tipos, antes se le pagaba a uno solo, y casi siempre era el mismo. Lo malo es que ahora se ha democratizado la corrupción.
El hombre se levantó, se despidió y “mejor no me acerco a saludar a Epaminondas, porque si no me cobran a mí también”. Y se fue.
