Este
hito también marca distancia en relación a la actitud cobarde, traidora
y acomodaticia asumida por dirigentes políticos y algunos gobernantes
locales y regionales, aún aquellos que el Presidente alababa
públicamente como grandes revolucionarios.
Esto
último es algo positivo. Tales hechos sirvieron para que muchos de los
colaboradores y seguidores de Chávez se quitaran las caretas, algunos
pasándose al bando opositor, a pesar de ser testigos del inmenso apoyo
popular al proceso bolivariano, avalando así las múltiples violaciones
de los derechos democráticos, constitucionales y humanos de los
venezolanos que tuvieron lugar en aquellas fechas de incertidumbre, pero
de redoblado valor y amor patriótico ante las pretensiones de una
minoría antisocial y oligárquica de sumir al país en un baño de sangre y
persecuciones como nunca se había visto, ni siquiera en la época dura
de los años sesenta y setenta de la guerra de guerrillas.
El
error de los reaccionarios, entonces y ahora, es suponer que el pueblo
de Venezuela sigue siendo el mismo de antes y que sólo es trascendental
lo que ellos opinan y desean, algo que los emparenta con los nazis
cuando mataban a diez personas por cada baja sufrida.
Por supuesto, esto no significa en modo alguno que no haya que librarse otras batallas en el futuro, frente a un gobierno estadounidense agresivo y un oposicionismo disociado e intransigente que tratan de repetir aquella experiencia fascista de hace Diez años. Esto podría incrementarse ante la perspectiva del inevitable triunfo del Presidente Chávez el 7 octubre de este año, por lo que es necesario mantenerse en alerta y constante movilización para evitar que se repita la historia del 11 de abril del 2002.
Es posible que ambos elementos vuelvan a conjugarse para tratar de acabar con el proceso revolucionario, asimilando la experiencia fallida del 11 de abril, gracias a las fuerzas de tareas montadas por la CIA en nuestro país.
Por tanto, los revolucionarios estamos obligados a prevenir nuevos acontecimientos similares. En este sentido, se debe contribuir con la formación socialista y revolucionaria de los sectores populares, incluyendo su preparación militar, porque no se puede dejar todo en manos de las instituciones públicas, muchas penetradas por reformistas y opositores que nunca acompañarán la profundización del proceso bolivariano.
Es imprescindible reforzar el papel protagónico y participativo que ha estado asumiendo el pueblo, de manera que el poder y la toma de decisiones le sean transferidas, ampliando aún más el precepto constitucional de la soberanía y, por supuesto, definiendo y estableciendo lo que será el socialismo del siglo XXI. En tal sentido la oposición venezolana y sus aliados extranjeros deben de tener presente que ante cualquier 11 de abril habrá un 13 con mayor contundencia.
Abogado Bolivariano
Militante del PSUV
Email: orlandom06@hotmail.com