Capriles Radonski y el 11 de abril

Téngase o no sed y hambre "la cara es el espejo del alma". Pero, aún más visible es el rostro reflejado en el espejo del alma, cuando se tiene sed de odio y hambre de venganza. 

Al candidato de la oposición una sombra negra le opaca el horizonte electoral, ya que su mapa mental de aspirante presidencial está plagado de contradicciones e incoherencias. La trepada a través del muro de una embajada a punta de escalera y no precisamente para dar una serenata, le condujo de forma flagrante a violar la soberanía de la hermana República de Cuba. Tan triste y bochornoso proceder le manchó de forma irreversible el currículum vitae a este hermano y joven político opositor. 
Nuestro pueblo, cuya palabra y pensamiento hoy es un arma defensiva, no necesita ser un mago para adivinar la estrategia de oscuras intenciones de quienes manejan cual marioneta de circo al incipiente candidato a la presidencia de Venezuela, Henrique  Capriles Radonski.

Cuando permitimos que nuestros valores y principios sean manoseados por factores ajenos, corremos el riesgo de ser atrapados por el agujero negro de la más lamentable decadencia espiritual. Allí no habrá “progreso” de ninguna índole que nazca; por el contrario, la sumisión bajo el yugo lacayo sería nuestra más vergonzosa compañera.

El 11 de abril del año 2002, la ultraderecha que hoy apoya al candidato Capriles Radonski, una vez que tomó el poder, aunque por escasas horas, de un punta pie derriba el atril de preciosa madera, en el que descansa la sagrada Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, y esos mismos ultraderechistas con fusil en mano y bayoneta calada se la llevaron secuestrada a las afuera de la ciudad, la hirieron, la ultrajaron y le violentaron sus mas elementales principios. 

Pocas horas después, un pueblo muy humilde pero decisivo, y un Ejército leal a la patria y a las leyes, la rescatan y le brindan los primeros auxilios.

¡A esa dama de nombre Constitución, por ser tan magna, cerradas le quedaron por siempre sus heridas, y no alberga en su corazón ningún vestigio de odio ni de venganza! 

julio.cesar.carrillo@hotmail.com


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Julio César Carrillo


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