Venezuela ¿Guerra asimetrica o guerra de todo el pueblo? II Parte

Debate sobre la guerra asimetrica y la guerra de todo el pueblo en el marco de la Doctrina Militar Bolivariana

¿Guerra asimetrica o guerra de todo el pueblo?

II parte.

Tengo fraternal discrepancia con algunos camaradas sobre la pertinencia y utilidad de la reflexión y análisis de la Nueva Doctrina Militar Bolivariana y sus implicaciones en la movilización popular contra la agresión imperialista de que es victima nuestra nación, en evidencia ahora con el caso de Posada Carriles.

El tema militar –como el político o el económico- las doctrinas, estrategias y los desarrollos de la administración de la violencia por parte de las clases sociales explotadoras y neocoloniales, debe ser objeto de permanente estudio en el movimiento popular, obrero y revolucionario para profundizar en la ciencia militar revolucionaria, tan fundamental en la teoría y la practica de la lucha contra el imperialismo y por el socialismo.

La ciencia y el arte de la política no pueden excluir ni satanizar el tema militar ni el arte de la guerra. Ese no es un monopolio ni una exclusividad de las clases explotadoras. Los obreros, los campesinos, los pobres de las ciudades, las mujeres, los jóvenes y todos los integrantes de las mayorías nacionales, deben acceder a dicho tema de la manera mas amplia posible. Ese es uno de los propósitos de esta reflexión, planteada en varios artículos publicados en Aporrea, Tribuna Popular y otros medios de comunicación. Adicionalmente, tenemos que abrir un debate en las propias instalaciones militares, en los batallones y demás instancias de nuestra Fuerza Armada Nacional, para debatir los rumbos de la revolución bolivariana, ahora que el Presidente Chávez ha insistido en la necesidad de llevar el asunto del Socialismo hasta los soldados para que estos asuman un mayor compromiso con los cambios de nuestra sociedad.

Coincido, además, con la Sala Situacional de la Presidencia y con Luis Bonilla, uno de sus integrantes (Bonilla, Luis, 2003, Guerra de Cuarta Generación y Sala Situacional. Caracas: Ediciones Cooperativa), en el sentido de que “Ningún proceso de transformación nacional había sido sometido a una vorágine de ataques tan disímiles como ha ocurrido con la revolución bolivariana. Ataques que entendemos en el marco del desarrollo de Una Guerra de Cuarta Generación que eventualmente puede convertirse en agresión abierta a través del Plan Colombia o la invasión directa, justificada con un seudo ideario democrático pero que en realidad procura el control del área estratégica de la producción petrolera, gasifera, mineral y la biodiversidad venezolana.”

“Para la revolución bolivariana resulta de especial interés la comprensión de la guerra de cuarta generación y la elaboración de alternativas que permitan enfrentarla de manera victoriosa”.

Desde luego, parte de toda esta controversia persigue una comprensión mas honda de lo que ocurre actualmente en nuestra Fuerza Armada Nacional , en la que se perfilan tres fuerzas contradictorias (constitucionalistas, golpistas y revolucionarios) con amplia incidencia en el proceso revolucionario y en la propia gestión del presidente Hugo Chávez .

Privilegios de casta retenidos por un muy influyente grupo de oficiales y practicas extendidas de corrupción, identifican focos desestabilizadores en la FAN que el pueblo no puede desconocer.

Regresando a nuestro tema, quisiéramos en este segunda parte, referirnos al horizonte teórico que acompaña el tema de la “guerra asimétrica”, colocada como prioritaria en la Nueva Doctrina Militar Bolivariana.

Guerra asimétrica es una categoría que emerge en la reflexión de los centros de pensamiento militar imperialista, para aplastar la lucha de los pueblos por su liberación e independencia. Yo no creo que la guerra asimétrica corresponda a “una interpretación dialéctica posmarxista”, como lo afirma de manera equivocada Luis Bonilla. Mucho menos que sus formulaciones permiten un a lectura a partir de la Agenda Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).

La guerra asimétrica se inscribe en la tradición de las guerras contrarrevolucionarias imperialistas, como la guerra de Baja Intensidad de R. Regan contra Centroamérica y la revolución sandinista (Ver Lilia Bermúdez, Guerra de Baja Intensidad, Siglo XXI, editores, Bogota, 1989).

También la están denominando guerra de cuarta generación, guerra idiosincrasica, guerra irregular o conflicto moral. En la actualidad influyentes representantes del pensamiento ultra conservador yanqui, como Max Boot, están sugiriendo reformas militares acordes con las características de este conflicto.

En la revista gringa “The Military Review”, correspondiente a los años 2003, 2004 y 2005, varios teóricos militares han profundizado en este nueva modalidad bélica.

Según estos el término “conflictos asimétricos” se utilizo por primera vez por Andrew Mack en su libro “The concept of Power and its Use explaing Asymetric Conflict”, Londres, 1974.

Según Greg Wilcox, teniente retirado del Ejercito de Usa y Gary I. Wilson, de la reserva de la Infantería de Marina de Usa (Emergency Response and Research Institute, 2002), en la década de los 80, John Boyd, Coronel retirado de la Fuerza Aérea de Usa, y William Lind, un asesor del Senado de Usa, introdujeron algunas ideas al pensamiento militar formal en los EE.UU.

No obstante que toda esta reflexión sobre el conflicto asimétrico es reciente, a lo largo de la historia, varias denominaciones han sido usadas para incluir a todas estas formas menores de hacer la guerra. Por ejemplo, el termino “samll wars”, guerrilla en ingles, fue popular durante el proceso de descolonización que siguió a la II GM. Según el autor norteamericano M. Boot, en su libro “ Las guerras salvajes de la paz”, los EE.UU. tienen una larga historia (y proyección planificada) de “samll wars”, que se inician con la lucha naval contra los piratas de Costa Bárbara y los británicos entre 1810 y 1865, siguiendo por la protección de intereses estadounidenses imperialistas en China durante la rebelión de los Boers en 1900 y las persecuciones contra los mexicanos rebeldes de Pancho Villa que atacaron la ciudad de El Paso en 1916.

La guerra asimétrica intenta definirse por comparación con otras modalidades bélicas en la historia humana. En tal sentido se le asimila a una guerra de cuarta generación, a una guerra irregular o a un conflicto moral, para contrastarlas con las guerras de primera, segunda y tercera generación.

De manera general, se intenta un contrapunto entre guerra regular e irregular para decantar la especificidad de esta ultima, particularmente en lo concerniente a principios estratégicos, el rol del factor militar, la conducción operacional y los métodos tácticos que son necesarios en su ejecución.

De igual manera se examina el conflicto moral para profundizar los alcances de esta modalidad bélica y en esa dirección implementar las reformas en los ejércitos imperialistas, como lo propone Max Boot, para reforzar la guerra contra el pueblo de Irak, la próxima invasión a Irán, la agresión a Cuba, el Plan Patriota contra las FARC y el pueblo de Colombia, y una invasión a Venezuela.

No sobra señalar que la reflexión sobre el “conflicto asimétrico” tiene en la teoría de la guerra convencional un ineludible referente, particularmente en su ancestral doctrina, que se fue nutriendo de diversos teóricos militares, como el Baron Henri Jomini, el General Karl von Clausewitz, B.H. Liddell Hart, Sun Tzu, J.C.F. Fuller y otros.

En la guerra, la asimetría significa la ausencia de una base común de comparación con respecto a una calidad (la guerra), o en términos operacionales, una capacidad (militar).

William S. Lind, en su texto “Comprendiendo la guerra de cuarta generación”, sugiere un cuadro de análisis, que engloba las cuatro generaciones de la Guerra Moderna.


Según Lind, las cuatro generaciones de la guerra comenzaron con el Acuerdo de Paz de Westfalia en 1648, que puso fin a la guerra de los treinta años. En este tratado, el Estado estableció el monopolio sobre la guerra. Con anterioridad, una variedad de instituciones habían combatido en las guerras –familias, tribus, religiones, ciudades, empresas comerciales-, empleando muchos métodos, no solo ejércitos y armadas.

La primera generación corresponde a la guerra de la táctica de líneas y columnas, en la cual las batallas eran formales y el campo de batalla era ordenado; duro aproximadamente desde 1648 hasta 1860. La importancia de la primera generación esta en el hecho de que el orden en el campo de batalla creo una cultura del orden militar. Muchos de los aspectos que distinguen a los militares de civiles –uniformes, saludos, la graduación minuciosa de rangos- fueron producto de la primera generación y estaban diseñados para reforzar la cultura del orden.

El problema, agrega Lind, es que, a mediados del siglo XIX, el campo de batalla ordenado comenzó a desmoronarse. Ejércitos en masa, soldados que realmente querían luchar (el objetivo principal de un soldado del siglo XVIII era abandonar su posición), mosquetes de anima, en ese tiempo de retrocarga y ametralladoras, al inicio hicieron las viejas tácticas de línea y columnas obsoletas y después suicidas.

Desde entonces, apunta Lind, el problema ha consistido en una creciente contradicción entre la cultura militar y el desorden cada vez mas presente en el campo de batalla.

La segunda generación de la guerra fue una respuesta a la contradicción entre la cultura del orden y el ambiente militar. Desarrollada por el ejercito francés durante y después de la I GM, la guerra de segunda generación busco una solución en la forma de potencia de fuego en masa, la mayoría de la cual era fuego de artillería indirecto. El objetivo fue la atrición, y la doctrina, en breve, fue descrita por los franceses como “la artillería conquista, la infantería ocupa”. La potencia de fuego controlada centralmente fue cuidadosamente sincronizada (empleando planes y ordenes detalladas y especificas) para la infantería, tanques y artillería en una “batalla conducida” donde el comandante era, en efecto, el conductor de una orquesta.

La guerra de segunda generación se presento como un gran alivio a los soldados (o por lo menos a sus oficiales) porque preservo la cultura del orden. El enfoque fue interno, en las reglas, procesos y procedimientos. La obediencia era mas importante que la iniciativa. De hecho, no se deseaba la iniciativa porque ponía en peligro la sincronización. La disciplina se imponía desde arriba hacia abajo, forzosamente.

La tercera generación es también un producto de la I GM, fue desarrollada por el Ejercito Alemán y es comúnmente conocida como la guerra relámpago (Blitzkrieg) o guerra de maniobra. La guerra de tercera generación no se basa en la potencia de fuego y atrición, sino en la velocidad, sorpresa, así como la distorsión mental y física. Tácticamente, en el ataque. Las FF.AA de la guerra de tercera generación buscan penetrar la retaguardia del enemigo y causar el derrumbamiento del mismo desde la retaguardia hacia el frente. En vez de “aproximarse y destruir”, el lema es sobrepasar y derrumbar. En la defensa, la intención es atraer el enemigo hacia las posiciones convenientes y luego cortar sus líneas. La guerra deja de ser una competencia de empujones, donde las fuerzas intentan mantener o avanzar en una línea. La guerra de tercera generación es no lineal.

Las tácticas, según Lind, cambian en la guerra de tercera generación, como lo hace la cultura militar. Las FF.AA de la tercera generación se concentran en lo externo, en la situación, el enemigo y el resultado que necesita la situación, y no en lo interno, en el proceso o en el método. Durante los juegos de guerra del siglo XX, los oficiales subalternos alemanes rutinariamente recibieron problemas que solo podrían ser resueltos al desobedecer las ordenes. Las ordenes por si solas especificaban el resultado deseado, pero nunca el método. La iniciativa fue mas importante que la obediencia. (Se toleraban errores puesto que provenían de demasiada iniciativa, en vez de una carencia de la misma). Todo el concepto dependía de la autodisciplina, y no de la disciplina forzada.

La guerra de cuarta generación es todo lo contrario de las anteriores. Esta señala el cambio mas radical desde la Paz de Westfalia. El Estado imperialista pierde su monopolio de la guerra con el alzamiento de los pueblos como lo estamos presenciando en Irak con su heroica resistencia.

En el próximo articulo examinaremos en detalle el entramado de la guerra de cuarta generación, el conflicto asimétrico, irregular o moral, y las diferencias entre la guerra regular e irregular, así como las dimensiones del conflicto moral, para posteriormente valorar los desarrollos de la Guerra de Todo el Pueblo, a partir de las experiencia revolucionaria internacional en la lucha contra la explotación capitalista y por una sociedad socialista, pensada en los términos del siglo XXI.

Barinas, 29 de mayo de 2005.




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Horacio Benitez


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