El EPA andando presentando reflexiones

 

Desde nuestro nacimiento andamos de reflexión en reflexión. Mejor dicho: nacimos reflexionando. Un viejo filósofo, ya muerto de tanto invertir tiempo en desarrollar el conocimiento humano dijo que la discusión es la madre de todas las cosas. Por eso asumimos que en el campo de la teoría, como en el inmenso océano de la práctica social, todo se desarrolla y se transforma si se fundamenta en la confrontación de las ideas, en la crítica constructiva y la autocrítica destructiva, en el principio del saber escuchar para que igualmente lo sepan escuchar, en el estudio constante de las doctrinas sin sectarizar el pensamiento entre las redes del dogmatismo. En fin, creemos en la reflexión permanente como una fuente cristalina donde el torrente de la objetividad iza la bandera de la verdad en lucha antagónica contra la mentira. Y de esa manera, aunque muchos o pocos no lo crean, hemos andado haciéndonos de un camino reflexionando.

 En el mes de diciembre de 2011, producto de nuestras reflexiones, alertamos al mundo de los inevitables sucesos que se iban a producir en el Medio Oriente. No nos equivocamos pero, igualmente, decíamos que no había posibilidad alguna que de esos acontecimientos brotara la revolución proletaria y que el status capitalista quedaría intacto en manos de nuevos rostros gobernantes. Las naciones imperialistas han decidido el destino del Medio Oriente y, como víboras, se reparten la riqueza de otros pueblos execrando a sus verdaderos dueños. Algún día, ojalá no sea lejano, los pueblos expropiarán a sus expropiadores.

 Así, reflexionando y tratando de armarnos lo máximo posible de la doctrina que profesamos (el marxismo), llegamos a una Introducción necesaria para poner a disposición de otros y de otras -ojalá sean muchos y muchas- lo que hemos denominado “Los sucesos del Medio Oriente merecen profunda reflexión”:

 “Décadas enteras habían pasado, desde la de los sesenta del siglo XX cuando movimientos revolucionarios disputaron –a través de la lucha armada- el poder a las burguesías y al imperialismo capitalista para implementar la transición hacia el socialismo, sin que el mundo conociera unos sucesos como los que se han presentado en el Medio Oriente y en algunos países donde predomina la religión islámica. A diferencia de la década de los años sesenta del siglo pasado, cuando predominó la guerra de guerrillas, los acontecimientos de ahora se han caracterizado por gigantescas manifestaciones que han enarbolado la lucha política pacífica para conquistar sus objetivos que no han ido más allá de solicitar –algunas- la renuncia de presidentes; -otras- la desaparición de la monarquía; y -unas pocas- la renuncia de gabinetes dejando intacto el régimen monárquico. Ninguno de los alzamientos de pueblos árabes o islámicos o musulmanes ha planteado el socialismo como objetivo supremo de sus luchas políticas, aunque se hayan lanzado consignas contra el imperialismo y su intervencionismo descarado en los asuntos internos de otras naciones o pueblos. Lo que sí es inobjetable es que tampoco ninguno de los acontecimientos ha sido enteramente pacífico debido a la represión, generando muertes y heridos, con que gobiernos han respondido a las manifestaciones y, en algunos casos, obligando a éstas a recurrir a hechos de violencia social.

 Sin embargo, esos acontecimientos han puesto en tensión al mundo capitalista y, especialmente, al imperialista no sólo por la riqueza económica –esencialmente petrolera- que existe en el Medio Oriente sino, igualmente, por el peligro que representa una hegemonía iraní en la región y las probabilidades de una guerra contra Israel, lo que equivaldría a dar inicio a una conflagración de carácter internacional mucho más allá de disputa entre imperialismos, porque se verán implicados los continentes enteros, es decir, podría desarrollarse una guerra mundial intercontinental. Produciéndose ésta, el capitalismo corre el inminente riesgo, si se decide –fundamentalmente- el proletariado a romper con los conceptos fronterizos y a valerse del internacionalismo proletario- de desaparecer del mapa y dar paso, sobre su legado especialmente tecnológico y de organización social- a una construcción del socialismo mucho más rápido de lo que se imaginen quienes siempre han luchado por ese noble objetivo humano. Pero, lamentablemente, en el Medio Oriente –en lo particular- y en el mundo islámico –en general- .no ocurrirá lo que desearíamos todos los comunistas o revolucionarios del mundo: revoluciones proletarias.

 No somos doctos en análisis internacionales y, ni siquiera, en los nacionales. Tampoco nos guiamos exclusivamente por el sentido común. Lo hemos dicho muchas veces y lo repetimos que no creemos en pronósticos astrológicos aplicados a la lucha de clases y ni siquiera para los juegos de azares, pero consideramos que el marxismo sí permite la elaboración de pronósticos como orientación, porque ante los conflictos que se presentan en este mundo de predominio de la globalización capitalista salvaje es necesario guiarse por una concepción social de un régimen y por sus relaciones con los otros. No estamos en capacidad de conocimientos como para pretender que los demás deben creernos al pie de la letra o ciegamente en nuestros argumentos, pero sí estamos interesados en enriquecer nuestros conocimientos con los aportados correctamente por los demás. Por eso, deseamos fehacientemente que quienes son especialistas, fundamentalmente de orientación marxista, ilustren –entre estos a nosotros- con sus conocimientos sobre esos acontecimientos producidos en el Medio Oriente y en países islámicos que han permitido conquistar algunos objetivos planteados sin que se propongan romper de raíz con el capitalismo, como régimen que explota y oprime pueblos casi enteros, tales los casos de Túnez, Egipto; que nos expliquen cómo influirán en el resto del mundo –en corto tiempo- los hechos suscitados en el Medio Oriente y en otras naciones islámicas y, especialmente, en aquellos países donde está planteada la transición del capitalismo al socialismo; que nos expliquen cómo la tergiversación de los hechos influye en la conciencia de nacionales y de foráneos para convertirlos en piezas claves de las luchas que sostienen el sistema capitalista y niegan toda probabilidad inmediata a las finalidades que hagan posible la construcción de un nuevo mundo, como está aconteciendo en casi todo el Medio Oriente y en otros países islámicos; que nos expliquen el por qué se despierta el ansia del individualismo de una masa de pueblo que siempre ha sido beneficiada por las políticas de su gobierno (caso de Libia) para derrocarlo convencida que volviendo al pasado vivirán mejor que ahora; que nos expliquen, de manera detallada, cuáles son las razones primordiales que unen a los gobiernos imperialistas en tratar de imponer sus reglas de juego en cada país del Medio Oriente, pidiéndole a unos gobiernos que no repriman a los manifestantes y entregando armas a otros manifestantes para que derroquen a sus gobiernos; que nos expliquen cuáles son las razones divinas y poderosas que hacen a las religiones entre sí, ante objetivos comunes de justicia y libertad para sus pueblos, ser tan contradictorias y matarse los unos con los otros; que nos expliquen, en fin, todo ese cúmulo de contradicciones y embrollos que caracterizan al Medio Oriente -en lo particular-, y a los países islámicos –en general- para no proponerse la destrucción del capitalismo como una condición esencial para abrir la posibilidad de construir el socialismo, como la única alternativa que salve a la humanidad de próximas hecatombes que serán terriblemente costosas para toda la humanidad y para toda la naturaleza.

 Por ello, y convencidos de la limitación de nuestros conocimientos, ponemos a disposición de los lectores, de los especialistas en análisis internacionales, a los proletarios de vanguardia que abrazan el marxismo como su doctrina de emancipación, a los sociólogos, a los historiadores, a los politólogos y a todos aquellos y todas aquellas que deseen contribuir con el enriquecimiento del conocimiento político de este tiempo, nuestras humildes opiniones sobre lo que creemos está aconteciendo en el Medio Oriente y en algunos países islámicos, lo que pensamos sobre el destino de esas luchas políticas, lo que avizoramos de quiénes serán los verdaderos vencedores y beneficiarios de los resultados de los sucesos políticos.

Estamos convencidos que no tienen nuestras opiniones ningún control cronológico de los acontecimientos, pero consideramos que como los hechos en el Medio Oriente y en algunos países islámicos se han producido estando el Presidente Barack Obama como jefe político del imperialismo más poderoso y belicoso del planeta, simplemente, comenzamos nuestras opiniones con lo que entendimos –como orientación de la política exterior del imperialismo estadounidense- del discurso cuando asumió la Presidencia de Estados Unidos. Allí, para nosotros, no dejó duda de cómo sería su mandato y a favor de quién gobernaría. Bush, hizo guerras a diestra y siniestra y nunca utilizó medias tintas (porque ni siquiera medio pensaba) para anunciarle al mundo –sin tapujos y con arrogancia- sus objetivos a través de sus descaradas mentiras. Dejó un mundo tensionado y convulsionado en algunas regiones. El, disfrutaba las muertes y el sufrimiento de sus víctimas. En cambio, Obama –creyendo que los pueblos lo ven como un verdadero demócrata y salvador del planeta por ser el primer Presidente negro en la historia de Estados Unidos- disfraza las mentiras metiendo en un pequeño espacio casi desapercibido alguna verdad o media verdad, para tratar de convencer a la opinión pública de que al gobierno de Estados Unidos no le han dejado otra alternativa que intervenir bélicamente en los asuntos internos de otras naciones o pueblos para garantizar la democracia, la libertad y la paz en el mundo. Por algo, el excelente escritor y articulista James Petra dijo, hace meses y tal vez muy pocos se enteraron de ello, que Obama era el primer Presidente de Estados Unidos que profesa el sionismo como política elemental de su visión de mundo.

Pensamos, sólo lo pensamos, que de los acontecimientos producidos en el Medio Oriente y en otros países islámicos, algo de chispas llegarán a otros continentes. Ya lo hicieron en China que lleva más de seis décadas anunciándole al mundo que es una nación socialista. Algo, algo extraño que no conocemos está sucediendo y queremos conocer. Las revoluciones proletarias, así lo creemos, también y con mayores razones que todas las revoluciones anteriores deben rendir cuenta de sus actos a los pueblos y a la historia. No deben temer de reconocer públicamente sus errores, sus desaciertos y corregir todo lo que haya que corregir de cara o de frente a los pueblos. Que ahora, hayan brotado terribles acusaciones contra el Gadhafi (incluso acusándolo de masacres como la de mil doscientos presos en una cárcel de Trípoli en 1996), es imprescindible que sea aclarado, porque –hasta ahora- ninguna revolución ha sido perfecta pero una de carácter proletario jamás hace de la masacre o del genocidio sus armas de combate.

En este tiempo en que la tecnología de la comunicación casi se adelanta a los hechos reales, la mentira, en boca de los voceros del imperialismo, corre a la velocidad superando las barreras del sonido. Piensan, los amos que creen que el poder de los ricos será eterno y divino porque una mayoría nació para ser pobre y explotada eternamente, que se acabó la era de las revoluciones proletarias al anunciar que había llegado el fin de la historia, porque el capitalismo lleva siempre en sus entrañas la felicidad de todos los seres humanos. Los sucesos del Medio Oriente y en otras naciones islámicas han hecho sonar las primeras campanas que desmienten las creencias del capitalismo. Por ahora, pudiéramos preguntar, en vista que no hay indicios de producirse la revolución proletaria en algún país del Medio Oriente o del mundo islámico, ¿será que “el tiempo que transcurre, es la verdad que huye”, como decía Alfonzo Gómez Méndez? Pensemos, por un instante, cuando se inicie el tiempo en que la verdad haga huir a todas las mentiras juntas.

Libia ha sido invadida por varias potencias capitalistas encabezadas por Estados Unidos detrás del grito desesperado de intervencionismo del Presidente francés. Primero, manifestaron que no era para derrocarlo sino para salvar vidas de civiles; luego, le solicitaron que renuncie. Derroquen o no a Gadhafi, estamos obligados a analizar, estudiar, meditar, contemplar y reflexionar sobre los fenómenos que convulsionan al mundo actual, no sólo para condenar y estimular las luchas contra el capitalismo sino, igualmente, para contribuir en hacer comprender que sólo el socialismo es la salida que le queda al mundo si quiere establecer el comportamiento de un régimen de vida socioeconómico que prolongue en los siglos venideros la justicia, la libertad, la equidad, el amor, la ternura y la solidaridad entre todos los seres humanos”.

Los seres humanos no sólo reflexionan sobre política. El conocimiento es infinito mientras exista el género humano. El pensamiento se enriquece no sólo con teoría sino, también, con la práctica  social. A nosotros también nos agradan la música, la poesía, la literatura y por ello reflexionamos, igualmente, sobre las artes pero sabemos que éstas no poseen la capacidad de prevenir futuro como las ciencias. Nos gusta darle rienda suelta a la imaginación sin que hagamos de la fantasía la razón suprema del conocimiento. Por eso, llegamos a una conclusión sobre nuestras reflexiones imaginativas que denominamos “Simplemente: elucubraciones”:

Sólo queremos que la luz sin fin luzca para todos

Habíamos andado un poco trayecto del camino haciendo algunas pocas cosas y dejando de hacer otras muchas que eran las más valiosas. Hicimos algunas que no debimos hacer pero logramos avanzar en algunas cositas necesarias de lograr para no tratar de saltar etapas que no se pueden alcanzar con éxito de un solo brinco. Nos dieron un golpe y caímos. Muchas manos solidarias se tendieron para que nos levantáramos y siguiéramos andando haciendo el camino que antes habíamos iniciado. De pronto nos dimos cuenta que no estábamos todos los que anteriormente habíamos empezado hacer el camino, pero notamos que habían otros que antes no habían estado y querían andar con nosotros. Entendimos que eso produce una sensación donde están mezcladas la tristeza con la alegría. Lo primero, por los que se fueron sin decirnos nada y en realidad eran los mejores de todos nosotros. Eso nos hizo aprender y jurarnos respetar los que ahora andamos juntos –los de antes y los de ahora- en que si se llegase a una situación de separación por cuestiones asumidas por unos y por otros como incompatibles, primero analizaríamos las condiciones y si alguno de los dos bandos necesitara la solidaridad para mitigar un dolor, no nos iríamos sin antes tratar de darle a eso solución satisfactoria para ambos grupos. Lo segundo, porque al encontrar y ver nuevos rostros de camaradas para juntos andar y creyendo en lo mismo, produce una emoción capaz de mitigar con creces los dolores paralelos. Eso hizo que nos juráramos tratar de superar todo lo que nos parezca un error sin andar propiciando fracciones, porque las diferencias no deben ser, en principio, para dividir sino para descubrir la fórmula que las supere y más unir, más inventar y menos errar.

Luego de levantados y superados algunos obstáculos volvimos a emprender el camino que antes nos habíamos propuesto. Ahora más convencidos que lo justo, para nosotros, es lo que estamos pensando y haciendo. Seguimos y seguiremos sin andar juzgando a los demás, sin andar condenando a los demás, sin andar criticando por criticar a los demás que andan en la misma acera que nosotros aunque no andemos revueltos. Primero debemos juzgarnos, condenarnos y criticarnos nosotros mismos. Lo que sí creemos, es que si un día, así lo pensamos, ataca a nuestro país algún imperio o se produce internamente un sacudón que derogue de un solo plumazo los derechos conquistados por nuestro pueblo, habrá respuesta, habrá resistencia y habrá unidad donde quedarán olvidadas –aspiramos para siempre- esas diferencias que actualmente nos dividen y nos distinguen con nombres o simbologías diferentes.

Nunca nos pondremos una venda para no ver, un bozal para no hablar, un tapón para no oír a los que nos critiquen, a los que nos condenan, a los que nos juzgan conociéndonos o desconociéndonos, incluso, ni siquiera a los que antes anduvieron con nosotros y se fueron por razones que mucho les respetamos. Nosotros jamás buscaremos una salida salomónica a las cosas, porque sería un crimen partir un niño en dos para ver cuál, con su grito más estruendoso, de dos mujeres que lo reclaman como su primogénito, es la madre verdadera de la criatura asesinada. ¿Entienden, ahora, el por qué somos ‘locos’ y seguiremos siendo ‘locos’ hasta el día en que el mundo se ponga a andar de patas abajo? Nosotros ya hemos aprendido a vivir el presente aprendiendo del pasado sólo lo que nos puede servir de estímulo y de conocimiento para el futuro. Nunca nos volveremos a enamorar de la antigüedad, porque el porvenir es la visión más alargada y próspera del corazón.

Si algo nos ha llenado de emoción es que algunos de los camaradas que antes se fueron de la organización por razones que respetamos, es que mantenemos excelentes relaciones de camaradería en el presente, son profundamente solidarios con nosotros y deseamos, todo un mundo, que vuelvan para estar nuevamente juntos. Los seguimos queriendo, incluso, más que antes y los consideramos imprescindibles en la lucha revolucionaria”.



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El Pueblo Avanza (EPA)


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