Uno de los ejes teóricos utilizado en el planteamiento de la nueva doctrina militar venezolana es la visión integral de la seguridad y defensa nacional. El primero de estos conceptos se encuentra desarrollado en la LOSNA en su artículo segundo, el cual establece que:
La seguridad de la Nación, está fundamentada en el desarrollo integral, y es la condición, estado o situación que garantiza el goce y ejercicio de los derechos y garantías en los ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar, de los principios y valores constitucionales por la población, las instituciones y cada una de las personas que conforman el Estado y la sociedad, con proyección generacional, dentro de un sistema democrático, participativo y protagónico, libre de amenazas a su sobrevivencia, su soberanía y a la integridad de su territorio y demás espacios geográficos (LOSNA, 2002)
Todo este planteamiento de la Nueva doctrina de Defensa Integral de la Nación se produce en un contexto mundial donde la mayor potencia militar del momento como lo es Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) ha definido La “guerra contra el terrorismo” la cual se inició en el 2001 luego de los ataques a las torres gemelas en Nueva York, donde se crea la posibilidad de una intervención militar a Venezuela. Desde esa fecha, Afganistán e Irak han sido invadidas y desbastadas por las fuerzas armadas norteamericanas, alentadas y financiadas por el sector empresarial, vinculado a las tecnologías militares, que convalida los conflictos en la medida que aumentan sus ganancias. Ambos países fueron invadidos con pretextos falsos y/o dudosos, irrespetando y omitiendo las normas del Derecho Internacional. Además, las crecientes amenazas contra el gobierno legítimo de Irán no hacen más que reforzar la idea de que EEUU representa una amenaza a la soberanía e integridad de la República Bolivariana de Venezuela.
Si bien es cierto que son claras las diferencias ideológicas y conceptuales que Venezuela presenta con respecto a países como Irán, Irak y Afganistán, lo es también el hecho de que estos tres países representan junto a Venezuela puntos geoestratégicos, en particular por los recursos energéticos que poseen, fundamentales para la política de Seguridad de EEUU. Derivado de lo anterior, y considerando que el gobierno del presidente Hugo Chávez se ha enfrentado de manera enérgica y sostenida al planteamiento de dominación desplegado por Washington, la posible intervención norteamericana no se vislumbra como una posibilidad demasiado lejana. El informe sobre la Estrategia de Seguridad Nacional de EEUU de 2006 (NSS por sus siglas en inglés) plantea que en “Venezuela, existe un demagogo [Chávez] ahogado en petrodólares, que está socavando la democracia y busca desestabilizar la región” (NSS, 2006). El mismo documento plantea 3 niveles de acción subsecuentes: “prevención y resolución de conflictos; intervención en el conflicto; y reconstrucción y estabilización post-conflicto”.
Dentro de este marco el gobierno bolivariano viene manejando la idea de la guerra asimétrica (guerras no convencionales), como forma de defensa ante un eventual conflicto con EEUU. Es así que vemos como el candidato Capriles esta totalmente desfasado en su propuesta de gobierno, la cual a todas luces no toma en cuenta el actual contexto mundial, en donde Venezuela ha pasado a tomar un papel importante de la geopolítica mundial.
Militante de la JPSUV