Los y las camaradas que llevan diez años o un lustro, mínimo, de militancia en El Pueblo Avanza (EPA), debemos reconocer que en los últimos cinco año hemos tenido un valioso crecimiento de calidad aun cuando, algunos de nosotros, no nos hayamos dado cuenta del salto cualitativo producido por acumulación de cambios cuantitativos. Las leyes de la dialéctica han sido generosas con el EPA, porque esta organización política ha sabido reconocerlas en todos lo tiempos y lugares por donde hemos andado haciendo camino. Sabemos, lo aprendimos más de Serrat –por cantarlo- que de Machado –por escribirlo-, que se hace camino al andar aunque, de vez en cuando, haya que echar miradas hacia atrás para tomar impulsos y seguir avanzando y no para enamorarnos del pasado.
Hemos crecido en el Táchira con la incorporación de una legión hermosa de muchachos y muchachas –muy jóvenes por cierto- que nos han demostrado una voluntad maravillosa para el trabajo y un espíritu ferviente para la superación del conocimiento. Por lo demás, han desarrollado un concepto de la solidaridad tan humano que, los viejos militantes del EPA, nos convencimos que en nosotros estaba muy limitado por múltiples razones que, por ahora, no vamos a reseñar.
Hemos crecido en Caracas con la incorporación de camaradas que llevan años activando en la lucha política, maduros en combate de lucha de clases y de larga experiencia en ese trajinar que la vida diaria impone a los que pretenden y sueñan con contribuir, como semilla de trigo y grano de maíz sembrados en unos cuantos corazones de venezolanas y venezolanos, a que un día verán florecer los campos de flores, las industrias de progreso, los espacios de estrellas, los mares de delfines bajo una luz sin fin de universidades brillando para toda la humanidad.
Pretendemos crecer en otras regiones del país. Ya hemos logrado dar los primeros pasos, no los suficientes por supuesto pero sí los necesarios para comenzar a andar como viajeros de sueños realizables, cargadores de esperanzas materializables y voceros de un ideal que continúa en constante batalla contra los pragmáticos que anhelan eternizar los rigores perversos del capitalismo salvaje. Ya están seguros los camaradas que saben dar inicio al trabajo creador de porvenir, como esos maravillosos jóvenes estudiantes de la Universidad Simón Rodríguez y del Politécnico (Barquisimeto), entre otros.
Sin embargo, en este caso concreto de crecimiento queremos destacar, por ahora, la incorporación a las filas del EPA de camaradas profesores y estudiantes de la UPTAEB de Barquisimeto: Julio Merchán, Samuel Lameda, Domingo Lameda, José Pineda, Juan Carlos Rodríguez, Endri Morales (quien es amplia y popularmente conocido como el Gabo), Freduar Alvarado, Mariemna Flores, Ricardo Alejos, Carlos Heredia, Nifer León, Ramón Parra, y otros que piensan y actúan como epanos. Han hecho un trabajo político extraordinario y de gran valía política e ideológica en poco tiempo. Para ellos el más sincero y profundo reconocimiento del EPA, porque son extraordinarios activistas políticos, maduros en la ideología, solidarios en el humanismo, seres especiales en el trato y en el amor por los demás camaradas, son de primera línea, responsables con el factor tiempo. Las metas que se proponen las conquistan porque siempre con adarga al brazo saben avanzar haciendo el camino al andar. Entiendan, todos los epanos y todas las epanas, que en este caso sólo nos referimos a los y las camaradas de la UPTAEB. Si nos pusiéramos a nombrar a todos los camaradas y todas las camaradas que se han incorporado a las filas del EPA en Táchira, Caracas, Barinas, Mérida, Lara, Zulia, Carabobo y Monagas, correríamos el inminente riesgo de ser irresponsables al dejar alguno de los o las militantes sin nombrar. Sería como un pecado imperdonable.
En cada región o espacio donde crezca el EPA en calidad, toda la organización fortalece su pensamiento y su acción que será siempre de revolución socialista o proletaria.
