Hablo de
dos personajes de quienes ya no es posible tratarlos con seriedad
i respeto; el primero porque eso de ser representante de Dios en la Tierra, es
una soberbia mentira de su institución, la iglesia, que ni es católica
(universal) ni sus títulos valen nada, pues si hasta los Papas tienen historias
de guerreros, ladrones i homicidas –lean la historia del papado o de la iglesia
para convencerse de este aserto demostrable− i todos los que siguen en esa
cadena de excelentísimos i reverendísimos, con mui contadas excepciones, son
igualmente pillos, bebedores, con trastornos sexuales que los convierte en
pedófilos muchísimas veces, por lo absurdo i antinatural, del celibato eclesiástico;
igualmente violadores de seres humanos i de preceptos bíblicos, i lo más
resaltante en lo político, terreno en el cual se convierten en ladrones,
borrachos i sobre todo embusteros en la política. Del cura Lückert –prefiero llamarlo
así i nunca más tocayo− sabía de su afán por el dinero mal habido en sus
templos, lo mismo que su inclinación a los vinos i el güisqui, i algunas cosas
que dicen los que le adversan; pero al
menos lo consideraba inteligente o un talento sin probidad, por sus constantes
desvaríos políticos que, primero estuvo con Arias Cárdenas i el chavismo, pero
se recogió el fundón que llaman sotana (disfraz que debería desaparecer, con
todos los adornitos morados i dorados que les agregan, i un cucurucho en la
cabeza) tomó un discreto impulso i cayó del lado allá de la talanquera, como
buen cura dogmático, cargado de odios i rencores, menos de amor a sus
feligreses o pueblo en general. Ahora es oligárquico, hombre de derecha
radical, i ya no debe admirar ni a Camilo Torres ni a Ernesto Cardenal, como me
decía en ocasiones que eran la verdadera iglesia. Debe en el presente tomar
mejor güisqui (del bueno como me decía en San José de la Matilla, obsequio de
Di Loretto) pero la mentira que acaba de decir respecto a la tragedia de Amuay
(que fue saboteo) es un muestra de brutalidad. Para exagerar los daños, el
curita gordo de fundón negro, dice que todavía no sabemos el número de muertos
(que el corazón le pide que sean muchos, para por lo menos empatar con la
Tragedia de Tejería) porque el fuego fue tal que “
pulverizó casas, autos, artefactos
pesados, i naturalmente gente”. Pulverizó es decir que los volvió polvo,
cenizas menudas que se fueron en el humo (el humo es materia i cae) i habrá de
esperar que esto suceda, para barrerlo i ver cómo hacemos para identificar lo
pulverizado
materia i lo pulverizado
humano. Mire, cura demencial, cura pisando
las puertas de la esquizofrenia, ni las bombas que cayeron en Hiroshima i
Nagasaki, pulverizaron todo aunque es obvio que lo humanos si, casi
desapareció; pero hubo, escombros i sobrevivientes en la periferia; un muchas
ruinas calcinadas, pero no desaparecidas. Hai miles o millones de fotos i
películas, de esa barbarie “civilizada”,
pero no algo desaparecido. Lo
desaparecido es su razonamiento. Aunque
el explosivo que puso la oposición en zonas que no ameritan la rutina vigilante
de la refinería, no era atómica, usted con toda la mala intención de una
persona en el límite de lo normal i anormal, dice que no sabemos todavía el
número de víctimas pues un barrio entero desapareció. ¡Cómo es de bruta e
infame la mentira!...i ¿Cómo debemos considerar a quien la dice i pregona?
Averígüenlo pronto. Esta mujer, Trejo, perteneciente
a otro apellido Rosales, meritorio en la política zuliana; la mujer que en un
tiempo tuvo el cognomento de Primera Dama del Estado, i con brillante talento
jamás antes conocido, sin asistir a clases ni estudiar, se graduó de abogada
con la distinción Summa Cum Laude i se hizo Alcaldesa “Curta”. Dulcemente
emocionada, declaró como una buena noticia que, se había incendiado un tercer
tanque del área de almacenamiento en Amuay; pero agregaba, después, otra mala
información, cuando tal vez había descorchado varias botellas de Champagne de
la Viuda, para festejar, i supo que ya lo habían apagado unos heroicos bomberos
chavistas. Sin embargo, le interesa que el cura pese las cenizas, por el ADN
calcinado, sepa cuáles eran humanas i a cuantas personas pertenecían, para con
una cifra exacta, hacer una torta de tres pisos, como las usadas en los
matrimonios, i encender una velita por
cada muerto en la tragedia; festejo con invitados mui especiales (podría estar
presente hasta el Majunche i su pandilla), en la solución habitacional que le quedó en El Milagro, por tanto
esfuerzo de ahorro que hizo su marido, prófugo.
robertojjm@hotmail.com