Crónica

Plazas de Maracaibo

La fundación de Maracaibo que se atribuye a Alfinger, no fue tal; nunca reportó haber fundado un pueblo ni cumplió las estipulaciones que indicaban las leyes del imperio español, aunque en el sitio hubiese un poblado aborigen que se supone se designaba con este nombre de Maracaibo o algo parecido. Además no era súbito español, sino alemán perteneciente a los célebres Welseres, o Belzares españolizado, a los que se arrendó estas tierras por un tiempo. La fundación de Alonso Pacheco si cumplió las normas de fundación i posiblemente se clavó el madero grueso indicando la posesión de la tierra i centro del poblado, en el lugar que ocupa hoi la Plaza Bolívar, lo que correspondía en pueblos, villas o ciudades, a la Plaza Mayor, ratificado el sitio, años después, por Juan de Maldonado, que del nombre Ciudad Rodrigo, cambió a Nueva Zamora de Maracaibo o Maracaibo. Este nombre, además, no tiene nada que ver con un indio Mara que no existió, sino una mal tejida leyenda.

       En la actualidad, Maracaibo posee muchas plazas i plazoletas, o simples isletas con algún busto o monumento, pero me referiré solamente a las más tradicionales e importantes que son Plaza Bolívar, Plaza Urdaneta,  Plaza Baralt i Plaza del Buen Maestro.

PLAZA BOLÍVAR

     Existe testimonio fotográfico del sitio que ocuparía esta plaza i reproducido por mí en tinta china, tomado del Álbum Pascual de Maracaibo, de los Hermanos Belloso Rossell, cuando en 1868 no había nada, sino hacia la esquina noreste, se levantaba allí una alta columna con plinto alto, rematada en una figura (o busto) que no se distingue, sobre un capitel semicorintio. Se dice que era un monumento funerario, ignoramos a quien; estaba frente a la catedral, que fue la segunda, luego de una mui primitiva que se construyó al principio. Años después apareció una plaza que no sabemos si llamaron Plaza Mayor, pero que luego, también con testimonios gráficos, tenía forma cuadrada de esquinas redondeadas, caminerías en cruz i en diagonales i naturalmente jardines. Se le llamó, Plaza de la Concordia. A su alrededor, la Catedral i algunas edificaciones de dos pisos, con balcones i techos inclinados de tejas rojo-obscuro. Finalmente, en tiempos de la república, se construyó la bella plaza que conocí en mi niñez i juventud, con planta casi igual, esquinas más redondas i nivelada, al punto que rodeada de escalinatas continuas, en unos sitios era de pocos niveles, pero en la esquina suroeste, eran escalinatas altas de varios o muchos niveles, frente al conocido Bar Princesa del Sr, Ernesto Aparicio, jugador de béisbol igual que su célebre hermano Luis.

      Esta plaza, inspirada en plazoletas de los Jardines de Versalles, fue diseñada por Carmelo Fernández, pintor venezolano creo que pariente del Libertador i del General Páez. Tenía bellas losas de fondo amarillo, con figuras geométricas en rojo, enlazadas i con una de hojas verdes palmeadas, abiertas como dedos, tal como queda una pequeña muestra que colocaron al frente del Teatro Baralt. La disposición tenía un centro amplio, donde se colocó la estatua ecuestre del Libertador i caminería que la cortaban en cruz i en diagonal, de manera que el acceso a ella i el desplazamiento era perfectamente normal. En la parte amplia central, tenía cuatro jardineras rectangulares que se sembraban de chipe o de otras plantas pequeñas con flores; en la caminería o pasillo que llegaba hasta el frente del Palacio de Gobierno, estaba una gran fuente blanca, como un gran jarrón sobre un profundo plato con agua permanente i del centro, como abierto un lirio, salía finos chorros de agua que cambiaban de forma i de color. Era un bellísimo espectáculo que desaparecieron con la antiestética plaza que tenemos hoi. Quedaban entre los brazos de caminerías, amplios jardines, en los cuales se colocaron cuatro estatuas de bronce, creo que significando las principales artes i al lado de la caminería que llevaba hacia el bello edificio del Concejo Municipal, de estilo renacimiento, con columnatas adosadas al frente, estaba un quiosco abierto, de columnas elegantes i techo en semicúpula, para la banda del estado que daba su inolvidable retreta todos los domingos, mientras una multitud de de personas, especialmente jóvenes, la recorría en grupos en medio de la alegría, los noviazgos i la música. Los bancos eran de listones de madera pulida, con los extremos de brazos i patas, de estilo barroco o rococó (fueron traídos de Francia) lo mismo que unos preciosos faroles, que aparecen en muchas fotos i en un dibujo a tinta china donde desde la plaza se observa el Teatro Baralt. Antes, no la conocí sino en fotos, la plaza toda tenía una hermosa baranda de hierro, con seis puertas monumentales. La baranda desapareció; una parte estuvo en la residencia del gobernador i de allí se dice que fue a parar a una playa. Jamás hemos sabido valorar las cosas de arte i la Plaza Bolívar actual, es un diseño alocado, lleno de niveles, infuncional para transitar por ella, con largas bancas de cemento que calienta el sol i un piso de piedrecillas rojas, martirio para los pies del transeúnte i sin la alegría de los colores. Un verdadero adefesio, de mal gusto, que suplantó a una plaza artísticamente bella.

PLAZA URDANETA

      Si la Plaza Bolívar fue agredida, se desconocieron sus valores artísticos i se convirtió en una plaza común i fea, además de infuncional, la suerte de la plaza Urdaneta, dedicada al héroe zuliano, el segundo hombre de la Independencia i el más fiel soldado i amigo en la historia, fue peor que la plaza dedicada al Libertador. Su estructura era similar en casi todo, excepto en la amplitud de sus caminerías i centro, donde estaba una estatua pedestre del héroe. Sus mosaicos parecidos pero de menos colores i un quiosco o templete similar al descrito en la Plaza Bolívar para la banda musical en las retretas, menos concurridas. Sin embargo en toda la semana, la plaza situada entre las calles Padilla i Carabobo de este a oeste i entre Colón i Páez, de norte a sur, a una cuadra más o menos de la Cruz Roja, edificio que luego a sido el Centro Sur del Seguro Social, la plaza, repito, era más visitada por el público i por estudiantes, pues tenía una arboleda formidable i era de sombra acogedora. Eso lo recordaba mucho mi amigo Américo Negrette, ya desaparecido, porque vivía cerca i estudiaba frecuentemente en ella. Frente a ella estaba la Prefectura del Municipio Bolívar i un edifico pequeño de estilo, en el cual estaba la Telefónica, que luego sería la CANTV.  Después apareció en el lado este, el Teatro Urdaneta que en realidad era un cine semicubierto. Sin embargo, hace años, no recuerdo en cual gobierno, la plaza fue arrasada en su arboleda i se construyeron en ella unos edificios pesados, casi sin ventanas, aplastados i de techos raros inclinados, tal como colocar en ella unos topos gigantes. Fue, sin duda, la más absurda i terrible destrucción vegetal i estética. Realmente una plaza tradicional asesinada por la barbarie “civilizada”. La construcción del nuevo parque Urdaneta, no ha remediado este hecho i es como un pesgote de cemento armado, afeando la zona del parque en su lado este. Lo triste es que el pueblo nunca sabe, a quienes se les ocurren estas ideas ordinarias i antiartísticas. La tradicional plaza Urdaneta, la selva o pulmón vegetal en el centro, fue realmente fulminada.

LA PLAZA BARALT

      La Plaza Baralt ha tenido en suerte, sin ser realmente una plaza como las descritas, fue una explanada o un sitio amplio entre las primeras edificaciones comerciales de la ciudad, al lado del antiguo Mercado Principal que se incendió i posteriormente sustituido por otro con armazón de hierro, como las construcciones que hacía Eiffel el de la Torre en París i que actualmente, luego de diversas transformaciones i destinos, se tomó para ser el Centro cultural “Lía Bermúdez”.  En esa ancha calle, con la parte más estrecha hacia el norte donde está el templo El Convento, por ser la iglesia del antiguo Convento Franciscano cuyo frente daba para la Calle Ciencias o Calle derecha, donde estuvo luego de desaparecer la congregación de Capuchinos (Franciscanos) el Colegio Federal de Varones i luego la antigua Universidad del Zulia. La plaza, por la que pasaba el tranvía i circulaban los carros como una calle común, se le construyó frente al Convento, un monumento al escritor zuliano Rafael María Baralt, con una estatua pedestre, sobre una base escalonada, en un tiempo “decorada” con losas blancas i negras, colocándole además cuatro columna o pilones, con cadenas ondeadas rodeándola. En esa Plaza Baralt se construyó el primer “rascacielo” (como decían algunos) de estilo monumental, con cuatro grandes columnas al frente abarcando los cuatro pisos i sosteniendo el fuerte alero que sostenía las columnas, dos atlantes que llamaban la atención de todos. Ese edificio, fue la Botica Nueva i se hicieron otros, entre los cuales ha sido el segundo más conocido, el edificio Mc Grégor i otros en los cuales alternaron el Club Alemán, el Club del Comercio, el registro Público, el Colegio de Abogados, el Hotel Victoria i muchos otros centros comerciales. Por eso, la Plaza Baralt, se constituyó en el centro más popular, el auténtico corazón de la ciudad, actualmente también trasformada de la manera más absurda, llena de niveles i cajones, de buhoneros i vendedores ambulantes de comidas i bebidas, i lleno también de niveles i escalones que corrieron a un personaje mui querido i popular en Maracaibo, como fue el profesor i poeta Ábrego Montero, pues alegaba que no quería exponerse a una fractura transitando tan disparatado sitio. El tiempo ha demostrado que la Plaza Baralt perdió todo su encanto o atracción i casi todo el comercio allí ha quebrado o desaparecido. Otra vez lo improvisados “restauradores” olvidaron opiniones de los que defendimos el sitio i en vez de restaurar, modificaron todo i enterraron el pasado i la historia.

PLAZA DEL BUEN MAESTRO

      Esta fue la plaza más tradicional, artística i acogedora, después de la desaparecida Plaza Bolívar de Carmelo Fernández. Estaba, como se decía, en “el fin de Bella Vista” i ella misma tenía la más bella vista sobre el lago, entonces no contaminado, donde se podía bañar i también pescar. La plaza tenía la forma de una larga herradura por la que circulaban los automóviles, con una baranda de balaustres tallados en piedra, con pilares altos con faroles i un poco a la izquierda de la curva en herradura, un espacio sin baranda donde las olas del lado llegaban sobre una piedras i por donde podían lanzarse anzuelos criollos, de esos que no tienen caña sino un maderito para enrollar el cordel i sostener el anzuelo Allí íbamos a ver llegar el Clipper, un grande i hermoso hidroavión que acuatizaba frente a una pequeña pero linda construcción en madera, oficinas de la línea.

      Ahora, dentro de la herradura i la carretera para los autos, estaba verdaderamente la plaza, rodeada de una estupenda baranda de hierro, con dos grandes puertas como las de la Plaza Bolívar i una construcción de estilo, de perfiles bellos, que era como decimos ahora un bar o fuente de soda, con espacio a su alrededor para mesas i sillas, donde de bebía i de tomaban pasapalos o helados i se vendía cerveza i otros licores. Era un tranquilo i hermoso centro familiar. Se estacionaba alrededor i se bajaba a disfrutar, sobre todo en las noches, de la brisa del lado i las noches de luna, contemplando además, las luces lejanas de Los Puertos de Altagracia. Estaba dedicada a los maestros, pero se singularizaba el homenaje, con el nombre de Plaza del Buen Maestro. I obviamente tenía árboles i buena iluminación. Durante el gobierno de Hilarión Cardozo, inventaron el disparate de sacar de su frente, una especia de “tajamar” de piedras horroroso i al final un gran chorro de agua vertical, imitando el que existe en el lago de Ginebra. Fue un fracaso i deslució el sitio que, posteriormente fue abandonado dolorosamente, arruinado todo i convertido en un apéndice oscuro de la Plaza de la Marina, con su Mirador siempre descompuesto el ascensor i un parque de diversiones infantiles que acabó por eclipsar la plaza. Ahora creo que son pocos los marabinos que tienen noticia de esa otra plaza olvidada i transformada en sólo recuerdo para los que ya estamos de paso.

 

En próxima oportunidad, me referiré al Barrio EL SALADILLO,  arrasado por la misma barbarie civilizada i antiestética del Gobierno del Dr. Rafael Caldera, por ingenieros i arquitectos de Caracas, que desconocían las tradiciones más bellas i genuinas del Zulia. Este es una solicitud que hago a mis amigos de APORREA, única ventana de libertad de escribir, que actualmente poseo.

robertojjm@hotmail.com



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Roberto Jiménez Maggiolo


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