Venezuela se debate entre dos caminos: los espejitos o el oro

No en balde hay casi un consenso mundial que en el año 12 se cierra un gran ciclo de la humanidad, que finaliza una época y se abre otra, de características tan y más novedosas que la que termina pero infinitamente más humana, creativa y de mayor consciencia. En Venezuela, país que desplegó el camino de la independencia para Nuestra América, simbolicamente y literalmente, hoy se señalan dos caminos claramente y diametralmente opuestos. El que se marcó en el 92 con la rebelión militar dirigida por Hugo Chávez Frías y el de la traición que se definió en el Pacto de Punto Fijo a finales de la década del 50.

No solamente nuestros indígenas se equivocaron al aceptar aquellos objetos que brillaban falsamente en lugar del mineral que ellos honraban no sólo por su destellos sino por su valía y que abundaba a las orillas de los ríos y en las entrañas de sus montañas. Los trabajadores del campo y de la ciudad de toda la tierra, como fuerza esclava y asalariada, tardaron centurias en darse cuenta que ellos eran la fuente de la riqueza que producían. Por miles de años, los siervos de la gleva debían darle a los opulentos señores feudales gran parte de lo que producían como peaje para mantener su siembra. En general al ser humano le ha costado reconocer su valía, de allí que siempre tenga que estar discerniendo entre lo que es falso y lo que es verdadero.

En Venezuela tenemos que agradecer a Henrique Capriles por estarnos mostrarnos de forma tan fidedigna este proceso del pensamiento dual y cómo mientras nos definimos en reconocer lo verdadero, oscilamos entre copiar o crear. En él podemos ver de manera pública y notoria cómo cuando se oculta algo, salen a relucir muchos espejitos y ese deseo de autoengaño que más temprano que tarde pasa su factura aunque mientras eso ocurre se multiplican como la mala yerba la frivolidad, los caíste por inocentes y los malagradecidos.

Haiman El Troudi reseña en su artículo de opinión “Yo no fui”, publicado en el día de hoy en Ciudadccs, una lista de espejitos y autoengaños a los cuales el candidato de la oposición ha tenido que recurrir dada su decisión de esconder lo que para él es lo más valioso: la defensa de la propiedad y del individuo sobre el interés colectivo. Y es que para la derecha aún a pesar del valor que le da a estas premisas, las esconde porque sabe que para poderlas concretar, la sociedad en su conjunto tiene que pagar un precio muy alto, menos la pequeña élite que se beneficia. Precio que hay que encubrir no vaya ser que sus potenciales víctimas reculen.

Es decir, que lo que el Presidente de la República HCF se ha propuesto hacer desde el arranque se su campaña, como ha sido desenmascarar a su contendor, lo está logrando en parte por las inmensas torpezas que HCR ha realizado en una búsqueda desesperada de los votos chavistas, al punto de ellos mismos creerse que puede ser posible la formula de chavistas con la MUD. Han apelando al anacronismo de pretender cambiar espejitos por el oro que representan los logros de la Revolución. Y se han quedado sin discurso cuando pretenden ser abanderados de la seguridad y del cambio. Seguridad que será insostenible con la eliminación del carácter social de PDVSA y cambio que jamás representaran lo que se tienen que disfrazar para avanzar. ¿Abuelita por qué tiene los dientes tan grandes…?.

sathya954@yahoo.com


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Carmen Cecilia Lara

Profesora de comunicación social de la UBV

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