Mete la mano derecha en su cartera Prada y saca una de esas tabletas tecnológicas que permiten verlo todo. Cinthya Machado Zuloaga trajo las fuentes dignas de todo crédito porque "quiero mostrarte las pruebas, Roberto". Enciende la tableta y comienza a buscar las cosas que quiere mostrarme. "Volvimos a hacer el ridículo el 23 de enero.
Unos chamos se presentaron alabando el gobierno de Pérez Jiménez y ahí se armó la de Dios es Cristo. Míralos -me muestra las fotos que están en la pantalla de su tableta-, da mucha pena que a estas alturas aparezcan jóvenes hablando de la Edad de Oro de Pérez Jiménez. Así dice la pancarta que llevaron, mira -me sigue mostrando la pantalla-, es de una ridiculez típica de aquella cosa que llamaban tercer mundo".
El mesonero llega con la botellita de agua Evian y le mete el ojo a la pantalla de la tableta que tiene Cinthya en la mesa y coloca el café negro en frente de mí y dice: "Señorita, siempre con su belleza summa cum laude". Ella sonríe y el mesonero sale de espaldas para seguir adorándola. Y ella dice: "Lo peor es que todos hablaban de Nicolás Maduro, ya nos estamos olvidando de tu presidente, ahora Enriquito cada vez que abre la boca es para decir algo del Maduro. Y nosotros, después que habíamos llamado a una marcha, dimos marcha atrás y lanzamos el ridículo por delante".
Cinthya toma agua y toca uno de los botones de su maravillosa tableta y sigue diciendo: "También demostramos lo pacíficos que somos, a la gente del canal ocho le caímos a golpes como una demostración más de que somos la alta sociedad moral y cívica. Mientras tanto, Caracas estaba tomada por los chavistas. En un lugar que llaman El Rincón del Taxista, imagínate tú, Roberto, hasta allá se fueron los chavistas con Maduro y con Cabello y con José Vicente Rangel y con un gentío a decirnos que habíamos reculado, y con toda razón. Mientras tanto Ramos Allup diciendo que esa marcha chavista era para bautizar a Maduro y de la marcha de nosotros no dijo nada".
Levanta nuevamente la botellita de agua y se toma un sorbo, y su cara es un homenaje a todas las mujeres bellas del mundo. Coloca la botella sobre la mesa y termina diciendo: "Hemos tenido un nuevo fracaso, y si seguimos dando marcha atrás, mejor botamos tierrita y no jugamos más”.
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