Todo parece indicar que eso de morirse en Europa como que no va bien a la sagrada estirpe de los soneros. Así lo entendió Compay Segundo. Así acaba de hacerlo también Ibrahim Ferrer quien no cedió a la tentación de su nuevo disco, el de sus sueños de bolerista, y regresó a La Habana justo para dejar su último suspiro en su tierra natal.
Su viuda, Caridad Díaz declaró que Ibrahim había terminado la gira europea con éxito y valor, y que no la suspendió aún cuando a su arribo a La Habana manifestaba síntomas de gastroenteritis. Venía de la española Barcelona y de la apertura de un evento en el sur de Francia, en el que participó al lado del ministro y músico brasileño Gilberto Gil.
Fue hospitalizado apenas comenzó a manifestar molestias, y falleció el pasado sábado 6 en horas de la tarde. Alcanzó los 78 años.
De lo que no se sabe
Mucho se sabe de Ibrahim Ferrer a partir del proyecto “Buena Vista Social Club”, que le dio fama mundial. Pero si Ibrahim Ferrer no hubiera tenido una trayectoria previa eso nunca habría pasado. Por eso vale la pena conocer lo que fue su primera etapa musical.
En el libro “Son de la loma” de los periodistas Reinaldo Cedeño Pineda y Michel D. Suárez (Mercie ediciones, Cuba 2001), se lee:
“El 20 de febrero de 1927 sería, en su momento la casualidad de un parto cotidiano… En esa fecha Santiago de Cuba tuvo la dicha de ver nacer a Ibrahim Ferrer Planas. Las caricias de su madre no serían por demasiado tiempo; todavía niño tiene esa enorme pérdida. Su primo José Cobas Mancebo lo llevó por primera vez a un grupo “Los jóvenes del Son” cuando tenía 13 años. “Después le dije que nos fuéramos para el conjunto de Hilario Wilson… A Ibrahim le deciamos ‘semillita’ y usaba una varita como resguardo. El conjunto acompañaba a Celia Cruz cuando venía a Santiago en bailes en la cervecería Hatuey”.
Según las investigaciones de Cedeño y Suárez, Ibrahim Ferrer estuvo en el conjunto “Sorpresa” y en las “Maravillas de Beltrán” antes de llegar a las orquestas de Chepín-Chovén, Mariano Mercerón y Pacho Alonso. También según esas pesquisas su primera grabación fue “El platanal de Bartolo” con Chepín-Chovén. Y acotan: “Más tarde nos contó el locutor Eduardo Rosillo que una vez que Ibrahim grabó ‘El platanal’ escribió en el baño de la CMKR: “Hoy hice mi primera grabación: me dieron $3.50”…
Camino por vereda
En torno al tema de su autoría incluido en el álbum Buena Vista Social Club, Ferrer dice en “Son de la Loma”: “De camino a la vereda” es un número mío que se lo compuse casualmente a ese buen amigo mío Modestito que era saltarín, aunque tenía su mujer…. Y un día me dio por inspirarme y decirle ‘Oígame compay/ no deje camino/ por coger la vereda. Usted tan enamorado/ tan viejo y con poco brillo/ el pollo que tiene al lado/ lo has hecho perder el brillo”. Vale acotar que la frase ‘No cambies camino por vereda’ es un ancestral consejo Yoruba.
Habiéndose trasladado a La Habana a finales de la década de los cincuenta, Ibrahim estuvo en el grupo “Los Bocucos”. Al respecto dijo “Siempre me he sentido con fuerzas, pero no conseguía con Los Bocucos lo que yo quería: cantar boleros. Sólo tuve oportunidad de grabar un solo bolero, y mi nombre nunca salía, con tantas grabaciones que yo tengo…”
La larga travesía musical pareció culminar en 1996 cuando Ferrer se acogió a la jubilación. Fue entonces cuando Juan de Marcos González tocó a su puerta y lo montó en el carro de la fama mundial, al punto de ser para el mundo una “Revelación” (según el Grammy Latino) a sus 73 años. Vaya.
Y al final… boleros
Puede estar tranquilo el mundo musical. Ibrahim Ferrer cumplió su gran sueño: Grabar boleros. No sólo eso, pues se trata de que grabó un disco entero de boleros, ("Mi sueño: a bolero songbook”) en el cual dejó asentado su exquisito gusto si observamos el repertorio en el que se encuentran entre otros temas "Si te contara", "Dos gardenias", "Quiéreme mucho" y "Perfidia". En México confesaría que uno de los boleros que más le gustaban era “Perfume de gardenias”, del boricua Rafael Hernández…
La costumbre de la varita (casi como amuleto) asumida desde los 13 años no lo abandonó nunca. “La varita es mi Provincia Santiago de Cuba, mi mamá, mi pueblo, mi todo”.
Una medalla de San Lázaro y otra del Che Guevara custodiaban su pecho. Dos resguardos, dos símbolos…
Ibrahim Ferrer fue fiel a sus postulados hasta el final, pues a pesar de su gloria, no cambió “caminos por veredas”.
Estuvo en Caracas, hace un año, al comienzo de agosto de 2004. Su actuación en Los Próceres fue multitudinaria… e inolvidable.
El mundo entero lamenta su muerte. Venezuela también.
Periodista.
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