Para nadie es un secreto la existencia de una cruenta guerra sucia emprendida todas aquellas empresas y corporaciones que se han sumado al paro criminal. Sus ataques van ensañados en contra de todo aquello que busque la alternativa a sus monopolios y –ante la ausencia de medios de comunicación que amparen su mensaje ya que aquellos están dedicados exclusivamente a otro asunto: la propaganda contra el Gobierno- irrigan a través de sus empleados (hoy cesantes, pero en contacto) una ola de rumores que van desde lo meramente técnico hasta la política del terror, pregonando incluso la posibilidad de estallidos sociales.
Las cifras de pérdida correspondientes a empresas Polar ya alcanzan niveles mil millonarios. Su principal rubro de ganancia, la cerveza Polar y sus diferentes UEN, ya muchos desaparecieron del mercado. La existencia se limita a poblados remotos donde el nivel consumo es insignificante. Las plantas de producción están totalmente varadas y –al igual que un sistema de bombeo industrial, cual el petrolero- necesitan cerca de una semana para reactivarse a su capacidad media.
Por esta razón, hoy por hoy, las empresas Polar se han debilitado y, carentes de un respaldo mediático que les permita mantener fidelidad de producto, están alcanzando niveles inéditos de impopularidad y por ende de fracaso comercial y corporativo. La situación es tan grave para la mencionada empresa propiedad de la familia Mendoza, que se vieron obligados a negociar con el Gobierno y Cavidea para reingresar en el mercado de los comestibles ante la posibilidad de que este último importara varios productos del exterior, de mejor calidad y de menor precio, para abastecer y conquistar un mercado que ellos irresponsablemente abandonaron.
La situación ya se venía tornando gris para Empresas Polar desde los primeros días del paro criminal. Ya desde entonces la directiva hablaba de un plan de contingencia para el mes de enero en el que olas de despidos y un desmejoramiento de la calidad del producto en aras de arropar de nuevo un mercado perdido con grandes cantidades de producto, serían las estrategias (de nuevo irresponsables) para afrontar los efectos del paro. Sin embargo, las medidas tendrán que ser mucho más drásticas.
Obviamente, grandes capitales de los Mendoza están comprometidos en este proyecto desestabilizador dirigido por la Conspiradora Demoníaca. Y sin duda la apuesta de corporaciones como la Polar y el Grupo Cisneros por todo ésto, reside en las utilidades no muy lejanas que dejarán proyectos como la venta de pozos petroleros, la progresiva venta de PDVSA y la consecuente liberalización radical de todo el mercado como apoteósica bienvenida al Acuerdo de Libre Comercio de Las Américas o ALCA, “Cuando los pobres serán infinitamente más pobres y los ricos muchos menos y descaradamente más ricos”.
El rumor de quiebra aún no llega a la directiva de las empresas del Oso, porque –tal cual se dice en la jerga empresarial- como “el crédito siempre sube y la culpabilidad siempre desciende”, ya tenemos por cierto el hecho de que serán los empleados de las nóminas media y rasas quienes pagarán las consecuencias inmediatas de este paro en el caso de que las apuestas de estos conglomerados no se consumen, (sobre entendiendo, claro, que los consumidores ya pagaremos el respectivo precio alto)
En el primer semestre del 2003, cuando se percaten de que nuestro Presidente se ha fortalecido, ya los veremos recurriendo a la venida a menos banca comercial asumiendo compromisos estratosféricos. Seremos testigos de la progresiva retirada de los nombres Polar, Regional y Golden (porque la Coca Cola depende de capitales foráneos) de las camisetas de las distintas divisas del béisbol rentado nacional. A muchos se nos será devuelto el sueño vinotinto, secuestrado por el capital: ya no veremos esas ridículas campañas de rCTV y Polar atribuyéndose el desarrollo del fútbol local.
Esas empresas tienen miedo y hoy en día ya se las jugaron todas. Ya tienen dispuestos sus capitales para huir o recuperar criminalmente el mercado. Sus monopolios se hicieron más vulnerables y el pueblo se ha dado cuenta de eso. En el estado Táchira por lo menos nos hemos percatado de que cervezas como La Águila, proveniente de Colombia es superior a la Polarcita y la regional convencionales. Nos dimos cuenta de la existencia de oligopolios.
Ellos apuestan al ALCA y a un nuevo Gobierno que les garantice su mercado imperfecto. Pero vaya ironía con la que sueñan, ya que el dinero fluye adonde hay más capital y no es precisamente a sus compañías cuando en el contexto de las Américas hablamos.
Sin embargo, no debemos quedarnos de brazos ante todo esto. Nosotros podemos contribuir al hecho de que estas empresas se den cuenta de tan craso error. Empresas Polar, por lo menos ya está viviendo la crisis de los vacíos, e incapaces de prever una repentina reactivación de la industria ante un momentáneo acuerdo (prueba de que siempre quisieron esta radicalización) entre las partes en conflicto; hoy –en efecto- no tendrían los vacíos de producto para volver a los mercados, ya que muchos están en manos de los consumidores. Por esta razón, los invito a destruir el vacío de Polar y Regional que tengan en su casa y hagan el sacrificio: Si desean beber cerveza, compren de lata, donde el margen de ganancia para estas empresas es mínimo. Ellos tendrán que rehacer una mil millonaria inversión para recuperar sus mercados ya que tendrán que mandar a hacer de nuevo sus vacíos.
PD: No se puede asumir este llamado como incitación al delito. Aunque el vacío es propiedad de la empresa, nosotros cancelamos por el mismo. No puede existir un doble criterio con respecto a lo que se compra; por lo tanto, “Si yo pago por él es mío”. Y si en verdad constituye tal, antes que tomar medidas en contra de quien escribe ésto, deberían proceder en contra de ortega y su séquito de ratas que todas las noches conminan no sólo al delito, sino al terror.