Comuna: gobernar, construir, destruir

1. Dejémonos de tonterías, no perdamos más tiempo intentando esculpir en bronce la obra de nuestros iconoclastas: cuando Marx, el viejo camarada convertido primero en santo y luego en santurrón por la izquierda de librito, escribió sobre la Comuna de París, no lo hizo prefigurando la sociedad que habrá de llegar alguna vez, “inevitablemente”, cuando el monstruoso capitalismo sea por fin derrotado. Marx tuvo siempre en mente el asunto urgente y siempre actual del gobierno, del acto de gobernar.

2. Porque es gobernando como se construye la nueva sociedad.

3. Marx estuvo bastante lejos de ser un espectador pasivo que luego hace balance. Lo que hoy conocemos como “La guerra civil en Francia” fue redactado originalmente como un “Manifiesto del Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores”. Marx era el Secretario por Alemania y Holanda de este Consejo. Inició la redacción del documento el 18 de abril de 1871, exactamente a un mes de proclamada la Comuna. En la dirección de la Comuna tuvieron participación activa varios integrantes de la Asociación. Incluso, hoy se sabe que Marx envío a un emisario a París.

4. Gobernar es atreverse: “Cuando la Comuna de París tomó en sus propias manos la dirección de la revolución” fue la “primera vez en la historia” que “simples obreros se atrevieron a violar el privilegio gubernamental de sus ‘superiores naturales’”.

5. El secreto revelado, el descubrimiento: “He aquí su verdadero secreto: la Comuna era en esencia el gobierno de la clase obrera, fruto de la lucha de la clase productora contra la clase apropiadora, la forma política, descubierta, al fin, bajo la cual podía llevarse a cabo la emancipación económica del trabajo”.

6. La más importante medida de todas: “La gran medida social de la Comuna fue su propia existencia, su labor. Sus medidas concretas no podían menos de expresar la línea de conducta de un gobierno del pueblo por el pueblo”. En ello radica su infinita novedad.

7. Gobernar no es tomar posesión: “Pero la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines. El Estado, “esa máquina nacional de guerra del capital contra el trabajo”, se materializa en “el ejército permanente, la policía, la burocracia, el clero y la magistratura”.

8. Gobernar es ejercer el poder contra los viejos poderes: “… el primer decreto de la Comuna fue para suprimir el ejército permanente y sustituirlo por el pueblo armado. La Comuna estaba formada por los consejeros municipales elegidos por sufragio universal en los diversos distritos de la ciudad. Eran responsables y revocables en todo momento. La mayoría de sus miembros eran, naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera. La Comuna no había de ser un organismo parlamentario, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo. En vez de continuar siendo un instrumento del Gobierno central, la policía fue despojada inmediatamente de sus atributos políticos, y convertida en instrumento de la Comuna, responsable ante ella y revocable en todo momento. Lo mismo se hizo con los funcionarios de las demás ramas de la administración. Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los servidores públicos debían devengar salarios de obreros. Los intereses creados y los gastos de representación de los altos dignatarios del Estado desaparecieron con los altos dignatarios mismos. Los cargos públicos dejaron de ser propiedad privada de los testaferros del Gobierno central. En manos de la Comuna se pusieron no solamente la administración municipal, sino toda la iniciativa ejercida hasta entonces por el Estado. Una vez suprimidos el ejército permanente y la policía, que eran los elementos de la fuerza física del antiguo Gobierno, la Comuna tomó medidas inmediatamente para destruir la fuerza espiritual de represión, el ‘poder de los curas’, decretando la separación de la Iglesia y el Estado y la expropiación de todas las iglesias como corporaciones poseedoras… Todas las instituciones de enseñanza fueron abiertas gratuitamente al pueblo y al mismo tiempo emancipadas de toda intromisión de la Iglesia y del Estado. Así, no sólo se ponía la enseñanza al alcance de todos, sino que la propia ciencia se redimía de las trabas a que la tenían sujeta los prejuicios de clase y el poder del Gobierno. Los funcionarios judiciales debían perder aquella fingida independencia que sólo había servido para disfrazar su abyecta sumisión a los sucesivos gobiernos, ante los cuales iban prestando y violando, sucesivamente, el juramento de fidelidad. Igual que los demás funcionarios públicos, los magistrados y los jueces habían de ser funcionarios electivos, responsables y revocables”.

9. Volver sobre el punto anterior. Léase, créase, disfrútese. Fue y sigue siendo posible. Sólo habrá que hacer los necesarios ajustes que imponen el tiempo y en general las circunstancias. En esto último está la clave.

10. Porque es gobernando como se destruye la vieja sociedad, el viejo Estado.

11. Digresión que no lo es tanto: “La incapacidad no está en el país naciente, que pide formas que se le acomoden y grandeza útil, sino en los que quieren regir pueblos originales, de composición singular y violenta, con leyes heredadas de cuatro siglos de práctica libre en los Estados Unidos, de diecinueve siglos de monarquía en Francia. Con un decreto de Hamilton no se le para la pechada al potro del llanero. Con una frase de Sieyes no se desestanca la sangre cuajada de la raza india. A lo que es, allí donde se gobierna, hay que atender para gobernar bien; y el buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país…”. José Martí en “Nuestra América”.

12. Sobre ajustes, tiempo y circunstancias: no aportan nada quienes desean construir la Comuna de París en Caracas en 2013 cual si fuera 1871, y condenan todo lo presente en nombre del pasado. Pero tampoco suman quienes pretenden no sacar ninguna enseñanza de ella. Si es risible renunciar a librar la pelea dentro del Estado (siempre habrá quien pretenda que sean otros los que libren la pelea), creer que la revolución se hará desde el Estado es motivo de carcajada.

13. Desconfiar de todo aquel que va diciendo que basta con “tomar posesión de la máquina del Estado”, y construir una, dos, cien Comunas, cincuenta mil consejos comunales.

14. La destrucción del viejo Estado se juega en el acto de crear las condiciones para que el autogobierno popular sea posible. En eso consiste el acto de gobernar. Tal debe ser el horizonte estratégico de la revolución bolivariana.

15. Decía Martí que “hay que atender para gobernar bien”. Por ejemplo, saber leer el diagnóstico que ofrece el documento conclusivo del cuarto encuentro de la Red Nacional de Comuneros y Comuneras, a finales de 2011:

- La “tensión” entre las instituciones del Estado y las Comunas obedece “a la incompatibilidad de las dinámicas y racionalidades; para las instituciones cumplir con su trabajo significa gastar su presupuesto… y cumplir con sus metas del POA (Plan Operativo Anual). Para las Comunas, por el contrario, lo más importante es el proceso y la construcción real…”. Gestionalización de la política.

- Hay revolucionarios y revolucionarias “dirigiendo instituciones”, pero “el funcionariato es fundamentalmente contrarrevolucionario”.

- “Es inconsistente establecer como objetivo impulsar el poder popular creando instancias como las Salas de Batalla, que no obedecen a la dinámica genuina de las comunidades y que intentan controlar el proceso de emancipación”.

- “Ningún Estado se autodestruirá, es por definición conservador, preserva el status quo, por lo tanto este Estado burgués no puede parir el nuevo, ni facilitará el proceso, fue creado para oprimir a una clase y reproducir la lógica del capital”.

- “Las revoluciones las hacen los pueblos, así que la pelota está de nuestro lado, construyamos más fuerza y dediquemos más tiempo en el qué hacer que en las lamentaciones, sin que desechemos las criticas pertinentes, responsables y con mucho respeto. Tenemos todos los elementos para vencer, el objetivo estratégico definido, el socialismo; uno de los mejores líderes del mundo, el cámara presidente Chávez; y nosotros como pueblo, que quiere ser independiente y socialista”.

16. Dejémonos de tonterías, no perdamos más tiempo intentando esculpir en bronce la obra de nuestro principal iconoclasta: el pueblo organizado.


reinaldo.iturriza@gmail.com



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Reinaldo Iturriza López

Ministro del Poder Popular para las Comunas

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