Creo que todos sabemos que cuando se repite una mentira sin cesa, esta mentira se convierte en una verdad, pero en este caso, ya existe una verdad, y tenemos que repetirla sin cesa para que no se convierta en una mentira.
Recién leí un artículo de opinión en Aporrea donde el camarada dice, "Me indigna ver a Venezuela convertida en un torneo de insultos, contra insultos, y descalcificaciones." Bien, me imagino que el camarada de verdad cree que las palabras lanzadas por todos lados desde que Chávez tuvo su última intervención quirúrgica en diciembre, son realmente insultos. Yo, por lo contrario estoy muy feliz de escuchar estas palabras porque por fin Nicolás Maduro y los ministros y ministras están hablando claro y raspado, diciendo la verdad, es decir, no andan insultando a la oposición, sino que andan describiéndolos con exactitud, así como debe ser.
Llamar a alguien que es ladrón, ladrón, no es un insulto. Tampoco es un insulto, si fuese el caso, llamarlo(la) abusador, explotador, cobarde, parásito, criminal, estafador, irresponsable, engañador, sifrino, corrupto, rata, basura, oligarca, racista, mentiroso, vago, idiota, estúpido, imbécil, enfermo mental, asesino, zamuro, traidor, o vendepatria - sería una realidad. Dos personas que admiro mucho, Mario Silva y Alberto Nolia, lo dicen claro y raspado cada vez que abren sus bocas, y tienen completa razón, no son insultos, son realidades.
La basura opositora, porque eso es los que son, esos líderes criminales y sus pandillas de seguidores cobardes y estúpidos, son todos sin excepción, una cuerda de vendepatrias, abusadores, explotadores, capitalistas, racistas, ratas, corruptos y PARÁSITOS, como lo anda repitiendo Nicolás Maduro. No existe ninguna palabra positiva para esta horda de vagos que durante 40 años chuparon la sangre de nuestro Pueblo. No se trata de odio o de venganza, se trata de retribución y memoria, se trata de una realidad, se trata de la vedad, de nunca olvidar, de repetir, se trata de no cometer el mismo error del pasado, cuando quedábamos calladitos como pendejos subyugados a los explotadores y abusadores mientras que esa basura humana nos saca la vida.
Personalmente, quiero felicitar a Nicolás Maduro y a todos los ministros y ministras que siguen repitiendo estas realidades - y espero que nunca paren de repetirlas - estas realidades las cuales entre nosotros, los y las chavistas, nos repetimos cada día a voz alta en conversaciones y a voz baja en todo momento, porque tenemos muy buena memoria, y no somo estúpidos, ni gafos o bobos. Nunca más quedaremos callados, y nadie nos callará, nunca más.
Hitler fue un genio, pero también, fue un racista, un asesino, un criminal, y un torturador, y nadie se ofende cuando uno expresa esta realidad abiertamente. En el caso de Capriles Radonski, aparte de ser un explotador, racista, y vendepatria, es un estúpido. Claramente no tiene una capacidad intelectual muy elevada, en realidad, la tiene bastante baja en comparación a lo normal. ¿Entonces? ¿Por qué debería alguien ofuscarse o indignarse al escuchar ser descrito Capriles Radonski y sus seguidores con estas palabras, las cuales son precisas y justas?
Personalmente, nunca me olvidaré de la muchacha de 20 años que se murió en mis brazos en el barrio, en un rancho de zinc, sin luz ni agua, sin piso, sin dinero, sin medicina, oliendo a muerto. Nunca me olvidaré aquel niño en Barlovento que se murió a dos pasos de mi persona, ahogado por lombrices, nunca olvidaré - y como su pobre madre, jovencita, lloraba y gritaba, "¡Por qué! ¡Por qué! Por qué!"
Nunca olvidaré las tantas veces que la Guardia Nacional me atracaron y me robaron, y la policía, y como atracaban a los pobres, y no a la clase media, y menos a los ricos, quienes esos funcionarios protegían. Nunca olvidaré la bárbara recluta en mi barrio, en todos los barrios. Nunca olvidaré como la oligarquía y sus servios mataron a mi suegro, o como las médicos de las clínicas privadas mataron a mi suegra. Nunca olvidaré mis amigos, aquellos que se suicidaron por tanta desesperación. ¡Nunca!
Y somos millones que nunca olvidaremos, ¡ y no permitiremos que se olvide!
Creo que todos sabemos que cuando se repite una mentira sin cesa, esta mentira se convierte en una verdad, pero en este caso, ya existe una verdad, y tenemos que repetirla sin cesa para que no se convierta en una mentira. Hay que repetir, repetir y repetir ...
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