El pueblo venezolano como parte del conglomerado latinoamericano-caribeño, y como muchos otros pueblos (dicen que en esto habría que exceptuar a los alemanes), desde sus orígenes ha presentado una tendencia conductual de inclinarse hacia la acción que implique el mayor logro con el menor esfuerzo.
Nuestra historia tiene innumerables ejemplos de situaciones críticas en las cuales no se ahorró ningún sacrificio individual o colectivo pues las exigencias del momento así lo ameritaban: Ricaurte en San Mateo, el 12 de febrero en La Victoria, la retirada a Oriente, el paso de los Andes y tantos otros episodios de la guerra federal o de la lucha contra las dictaduras o los falsos demócratas, pues, por lo general, nuestro pueblo emplea el esfuerzo necesario y suficiente para lograr los objetivos trazados, comprobando una y otra vez, ser del tamaño del compromiso adquirido.
Esto fue lo que ocurrió el 7 de agosto: el 31,6% de los electores inscritos fueron a las urnas (4.540.000), y con esta pequeña participación las fuerzas del cambio cuadruplicaron a la oposición arrasando con la mayoría de las concejalías y juntas parroquiales. Tomemos en cuenta que en la anterior elección de este tipo, es decir, en la del 2000, participaron 2.790.000 votantes lo que indica que en estas elecciones hubo 1.750.000 votantes más, o sea que hubo un incremento en cifras absolutas de un 62.72%. La vanguardia del chavismo, sus votos duros, bastaron para darle una paliza a un adversario desmoralizado, frustrado, desarticulado, y la gente, bastante más perspicaz que los analistas de los medios, lo percibió así, por lo que muchos prefirieron hacer otra cosa que ir a votar y, desde su punto de vista, ateniéndose solo a los resultados prácticos e inmediatos, en este evento tuvieron razón.
Pero como en la línea del imperio y sus acólitos se trata de descalificar para desestabilizar, cualquier argumento es bueno, así esta participación en unas elecciones para concejales y juntas parroquiales en la República Bolivariana de Venezuela se corresponda porcentualmente con las elecciones presidenciales de algunos países de la región.