El dolor de un pueblo por la muerte de Hugo Chávez es más que una historia cuyo Apocalipsis de su vida física se convierte a su vez en el Génesis por mantener viva la llamada Revolución Bolivariana. Ahora será cuándo sabremos si los llamados o (auto)designados líderes del proceso político que estuvieron bajo la sombra del Presidente son capaces de hacer fluir las venas de conexión personal, social, religiosa y sentimental, el mensaje que durante poco más de 20 años, y con énfasis en los últimos 14 de su mandato, pueden seguir generando efectos de entusiasmo y esperanza sobre la mayoría de los venezolanos.
Al respecto, no tengo dudas, que Maduro será electo Presidente, no sólo por la inmediata vinculación de espacios de amor y dolor entre nuestro líder fallecido, lo cual genera una especie de angustia y desolación, sólo superada por su último mensaje de aquel 8 de Diciembre, en cuyas palabras se encuentra su “última orden” por preservar el sendero de su ideario político. Ante ello, ¿Qué es lo que viene?
Si nos atenemos a la interrogante que precede, hasta la muerte del Presidente, asociada con términos de tiempos en este 2013, tendremos unas fechas de eucaristías, consagradas en una Semana Santa que servirá para potenciar el alma y espíritu chavistas en el irreverente pueblo que lo siguió y seguirá desde el altar político del Olimpo. Si los sectores que siempre han adversado a Chávez, no terminan por reflexionar que tal vez, mientras ellos se encuentren de vacaciones dentro o fuera del país; el sector revolucionario impregnará de orquídeas, rosas, girasoles, flores y candelabros, oraciones por doquier en cada templo o esquina, y de cuyo mensaje religioso: “Aferrarse a Cristo es Aferrarse a Chávez”, no solamente, desde ya genera el peor de los escenarios para una oposición fragmentada, sino ignorante precisamente desde su dirigencia en este momento de la historia, al no ser capaz de establecer o diferenciar lo que significa un mensaje ontológico de una mensaje pragmático, al cual de seguro recurrirán, al hablarnos de inflación, escasez, delincuencia, corrupción, entre otras dificultades.
Pero si Marzo resultará un espacio de días y horas para la invocación de ese Cristo con Chávez, el mes siguiente se impondrá un mensaje arrollador basado en una finalización de campaña electoral para el 11 de Abril, fecha de aniversario de aquel infausto Golpe de Estado en 2002; donde las cosas de ese pragmatismo que tanto invoca la oposición en su discurso quedará al desnudo en contra de ellos, quienes en esa fecha, fueron los responsables de secuestrar al Presidente Hugo Chávez, con el propósito de asesinarlo, y teniendo como factores claves de la desestabilización a quien ahora, será otra vez el candidato de la contrarrevolución, Henrique Capriles; quien al parecer su tesis de que enfrentará a un tercer “Vice-Presidente”, es parte de su obnubilación y desconocimiento por los libros de Nietzsche, Heidegger, Gadamer o Sartre. ¡No Capriles! ¡Volverás a enfrentar a Chávez! Pero esta vez será el Chávez metafísico, el Chávez inmortal, el Chávez convertido en el Libertador de los pobres de los pueblos de Venezuela y América Latina.
No obstante, ante una victoria que será por demás arrasadora por las fuerzas revolucionarias, Maduro, Cabello y los sectores autoritarios del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), deben tener claro que su tiempo por omisión, protagonismo o complicidad de megalomanías, trampas, corruptelas, sumisión y persecución contra quienes critican las debilidades de la Revolución Bolivariana también ha llegado a su fin. El amor de Chávez cristalizado en su mensaje nos impone la construcción de la verdadera Revolución. ¡Hasta la Victoria Siempre! “Aferrarse a Cristo es Aferrarse a Chávez”.
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