Ha dejado el señor Javier Vivas Santana quieto de momento a su fijación oral y escritural Mario Silva, para emprenderla contra Elías Jagua Milano, en un ejercicio de la infamia de la más baja ralea, por más que cite a la Carta Magna Bolivariana, a Acosta Saignes y Giovani Vattimo. Y digo infamia, porque la actitud infame se caracteriza por atacar la fama y el honor de una persona; atacar con todo el agua sucia posible la dignidad de todo aquel, a quien se envidie o se odie:
En el ayer más reciente la emprendió contra Mario Silva al que señaló de lo que brilla en la podredumbre discursiva y el futuro de Javier, así tenga éxito en sus motivos ocultos, “terminar colgado de su propia mezquindad como el Judas de la revolución que se insinúa. Luego se la montó a Diosdado Cabello, resaltando con un tono pendejón, el color de los ojos del actual presidente de la Asamblea Nacional Bolivariana, al que acusó de lo mismo que Javier demuestra cada vez que escupe para arriba en un ascensor con techo bajito.
Ahora en este ejercicio de difamación contra Elias Jagua Milano, empleando los argumentos numéricos de Moisés Naim y su kombo en contra de la revolución, fiel a su estilo de declararse intachable y perfecto, acusa Javier Vivas Santana al Canciller actual, de todos los males del agro y los vicios cuarto republicanos que se colaron hasta la constitución de 1999, y lo hace tan exageradamente, que hasta se lanza el siguiente exabrupto:
Elías; si algo quedó “vivito y coleando” de esa vieja estructura parlamentaria, fueron los altos salarios, emolumentos y privilegios para sus integrantes. Jamás te salió una idea como “constituyente”[…] tu paso por el Instituto Nacional de Tierras (INTI) y creo que también como Ministro de Agricultura y Tierras, permitió la creación de los minifundios (poca tierra en muchas manos), porque las grandes reservas de esa tierra quedaron en manos del Estado, es decir: El Pacto de Azufre.
Hombre Javier, en toda constitución hasta en la original de USA, Colombia, Rusia o Nicaragua, el estado es el dueño de la tierra, y más en una constitución socialista, donde la tierra antes que una función privada, cumple una función de interés público, de propiedad social, colectiva; en otras palabras: es de todos. El otro desastre argumental, es tratar de imponer un criterio tan poco serio como que Jagua Milano escribió sólito la constitución actual, que los demás estuvieron pintados en la pared de la Asamblea Nacional de entonces. Sólo falta que le atribuyas a Elías Jagua virtudes de Mandrake o Kalimán, es decir, que hipnotizó y leyó la mente todo el tiempo, de los angelitos de la ultra derecha que participaron del proceso.
Por lo menos, tal vez el pacto del azufre de Javier con los medios de la oposición que ahora intentan suplir al Globovisión ultra calumniador de no hace mucho, queda al descubierto con esta falta de honestidad discursiva, tratando de engañar como los oradores de Primero Justicia, que buscan a toda costa, torcer el cuello del cisne, para decir que ellos son patriotas, demócratas y defensores de los derechos humanos, uando por el contrario se distinguen por agredirlos y violarlos cada vez que pierden elecciones, o no logran imponer sus caprichos y caprichitos.
No es serio que Javier Vivas Santana, se tire una calumnia más grande que su ponzoña y que las torres gemelas, cuando acusa a Elias Jagua Milano de haber impuesto la medida de mantener los altos sueldos parlamentarios y sus arandelas, que el llama emolumentos, como si la oposición no tuviera en esos momentos y casi que palo a palo, también sus constituyentes que intentaron desde adentro abortar el proceso constituyente desde sus bastiones mediáticos y acciones de calle, para que se ahogara en el vientre de la sociedad venezolana, la actual Carta Magna. Sí tanto se queja Javier Vivas Santana de los altos sueldos, yo le pregunto:
¿Por qué en el artículo sobre el estado del sector educativo, te quejas de que un profesional con posgrado gana lo mismo que un docente con posgrado como tú? ¿Acaso en tu “socialismo” criticar los privilegios en los demás es “aceptable”, pero reclamar los propios como gato boca arriba, con los mismos argumentos del capitalismo rampante, es una virtud teologal? ¿Es eso igualdad en el comunismo o en el socialismo clásico? ¿Qué pruebas distintas al rumor del chismoso profesional tienes Javier para demostrar que Elías Jagua se espaldeó todos los vicios que tiene la Constitución Bolivariana de Venezuela actual?
Por ser un soberbio y trapacero, el señor Javier Vivas Santana a diferencia del revolucionario serio, esparce rumores y evita buscar las pruebas de corrupción, recopilarlas y hacer las denuncias responsables. En una revolución, cada persona se hace cargo activamente de algo, no se limita al deporte fácil e irresponsables de acusar sin pruebas válidas. Un revolucionario, se organiza, investiga y denuncia con pruebas ante los organismos del estado, y más alguien que asegura haber sido profesor en la Misión Sucre, como lo puso cual gallina cacareadora en su currículo, en uno de sus más recientes alegatos, tratando de asustar como cualquier vulgar burgués de poca, monta a los demás con sus cartones.
Aclaro: no soy enemigo de la gente que se prepara, porque yo también estudié y me moriré estudiando hasta el último hálito de vida que Dios y la naturaleza me den con lucidez y fuerza, pero otra cosa diferente es venir a atropellar a los demás con unos logros que nadie le ha pedido a uno en una discusión. El intento de atropello con propalcote, cartón paja o papel pergamino, con los cuales diseñan los diplomas de toda laya, es propio de aquellos que a falta de argumentos convincentes, son desbaratados en un debate por aquellos a quien su ego perverso, los lleva a mirar por encima del hombro, en un comportamiento más propio de Leopoldo López o Antonio Ledezma, que de Hugo Chávez o William Lara.
Por todo ese rabo de paja empapado en combustible para aviones que arrastra, es usual en las ponzoñas escriturales de Javier Vivas Santana, encontrar no sólo exabruptos que un maestro que se regodea en sus títulos académicos se cuidaría, no extraña en sus diatribas la falta de autocrítica responsable y de propuestas serias y viables Para ejemplificar lo que afirmo, vale comparar por ejemplo, los textos de Nicmer Evans (Golpe de Timón) o Antonio Aponte (Un grano de maíz), sobre todo en la respuesta de éste último al presidente Nicolás Maduro, que es una pieza maestra de responsabilidad, sindéresis, autocrítica y disciplina revolucionaria: un revolucionario debate con un camarada, jamás busca destruirlo, busca por el contrario hacer pedagogía militante, la saña se le guarda a los enemigos de la revolución, sean endógenos o exógenos.
Para un maestro que afirma ser parte de la Misión Sucre, decir que la educación por lo liberadora, está exenta de política, que la educación no es de izquierda ni es de derecha, no sólo ello constituye un disparate totalmente alejado de la realidad, sino una hipocresía renacentista ampliamente superada, que tal vez tuvo validez en un momento, en los textos idealistas de Miguel de Montaigne o Juan Luís Vives, más no en la educación de una revolución: baste revisar los conceptos de estructura y súper estructura en los escritos de Lenín, Gramsci y Fidel, incluso en Paulo Freire, a quien muy seguramente, no leyó con atención el señor Vivas Santana.
Dentro de las afirmaciones más concretas contra la educación bancaria – lo cual de por sí es político de cabo a rabo- Paulo Freire afirmaba que, “no busco que los pobres se vuelvan ricos ni los ricos se vuelvan pobres, sino que sí usted tiene un metro de terreno lo que trato de decir es que se prepare para ocuparlo, o de no el que tiene hectáreas llega y se lo quita”. Si algo resuma una posición política es la Pedagogía del Oprimido, que fue la trilogía desde lo popular educativo, como articulación con la Teología de la liberación en lo religioso y el Teatro de los Oprimidos de Fernando Boal, desde el arte dramático.
Y vuelvo a reiterar: ¿Sí fue cierto que Elías Jagua hizo todos los desaguisados en el Ministerio de Agricultura, por qué el señor Javier Vivas Santana no buscó las pruebas que esgrime, y se dedica a tirarse estos pedos discursivos que huelen a azufre revuelto con los coliformes del chisme, y la chismosería? ¿Por qué no lo hizo cuando Chávez estaba vivo, sí tuvo todo el todo el tiempo del mundo? ¿Por qué no nos regala el señor Javier Vivas Santana una autocrítica de sus desaguisados en la Misión Sucre? ¿Acaso estamos en cuanto a Javier Vivas Santana, ante un caso de santidad revolucionaria para quien Lenín y Hugo Chávez ni siquiera pueden considerarse dignos de anudarle los cordones de los zapatos? Yo no creo: Javier Vives Santana, tus escritos huelen a azufre, revuelto con vómito y otras estulticias, parafraseando las buenas maneras de un amigo articulista de El Joropo.
Inforeferencias:
http://www.aporrea.org/
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Maduro.
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