El Presidente Nicolás Maduro llamó hoy sábado 8 de junio a los intelectuales y dirigentes del Gran Polo Patriótico en su gran asamblea en el Poliedro de Caracas a explicar a sus militantes y al pueblo en general sobre qué es el fascismo, sus métodos de manipulación y engaño. Me atrevo humildemente a avanzar algunas reflexiones no tanto de mis lecturas y estudios, sino a partir de mi práctica política por más de cuatro décadas en las cuales fuimos testigos de su surgimiento en los países del cono sur a través de dictaduras militares sangrientas en la década del 70 y en su expresiones armadas a través de los escuadrones de la muerte en Centro América en los 80.
Y lo primero que tengo que decir es que ya no podemos hablar del fascismo como un movimiento histórico reducido a un momento dado y circunscrito a algunos países. Es decir, a una expresión de la crisis del capital de una época, a una respuesta contrarrevolucionaria ante el surgimiento de un nuevo sistema económico como lo fue el socialismo en la Unión Soviética o un método feroz de imposición del neoliberalismo (una forma aguda de expresión del capital) como ocurrió en América Latina.
El fascismo se ha convertido luego de la llegada de la globalización y de la disolución de la URSS, en parte misma del sistema capitalista, en su forma de ser, en su mirada, en su devenir. Y esto es así, se hace posible, por la naturaleza fundamentalmente financiera de la economía capitalista de hoy día, la cual por el acelerado desarrollo de la tecnología, es indetenible, y acelerada, haciéndose cada vez más inhumano este sistema explotador, al cual ya no le interesa ni siquiera la reproducción de la clase obrera como antaño, la prole, palabra de la cual naciera el término proletariado.
Es decir, que lo que estaría planteado para comprender realmente lo qué es el fascismo es entonces conocer la naturaleza misma del capital, el cual no puede subsistir sino es a través de su reproducción y acumulación, que ahora logra en plazos cada vez menores, en cuestión de segundos, gracias al geniecito que crearon, la electrónica, el sistema binario de comunicación.
Ahora bien, cuál es el problema. Que el capital, cuya composición hasta ahora había sido resultado de la acumulación de plusvalía nacida de la explotación del trabajo humano, de la transformación de la materia prima, ahora en una suerte de ilusión globalizada, el capital crece y se multiplica, alejándose cada vez más de su base material, del trabajo. Este proceso comenzó ya hace varias décadas sólo que ahora estamos viviendo los resultados desastrosos de lo que esto significa.
El problema de los transgénicos de la Monsanto, la mercantilización del agua, de los espacios físicos, del espectro radioeléctrico en su máxima expresión a través de los satélites, de la tierra y del mar, (comunicación por cable), el descongelamiento de los polos, el asesinado masivo de las abejas, el cerco de Palestina, el intento de genocidio de las lenguas romances, la hipnosis colectiva de las redes sociales, la destrucción del estado de bienestar en Europa, el hundimiento de Grecia, símbolo de la cuna de la civilización occidental, la proliferación de música y videos con mensajes de violencia, sexo y muerte, la explotación del cuerpo del hombre y de la mujer a su máxima expresión (ya no sólo en la fábrica), la banalización de la vida en todas sus expresiones, el endiosamiento del dinero como nunca, hace que veamos aparecer como un espectro el Mundo Feliz de Aldoux Huxley.
Y es que como dijera un psicoanalista no como crítica, sino alucinado por el poder de EEUU, que el fascismo se metió en todos los rincones de la vida y como esquirlas fue lanzado a todos los rincones de la tierra por ese país que le ha correspondido concentrar ese mal del cual el capitalismo no tiene cura: el fascismo pero la humanidad sí, el socialismo. De allí lo que siempre diría nuestro Comandante Eterno Hugo Chávez Frías: Socialismo o Barbarie.