Todo indica que Marta Colomina era insaciable de riqueza material cuando jefaturó VTV, al parecer ella choreó hasta la madera de la cocina de su casa e inclusive el mobiliario, sillas y etc.
La periodista y actriz -porque hay que ser actriz para echársela de impoluta- Marta Colomina, es una chora convicta y “sinfesa” pero, al fin, que sea una chora convicta, basta para meterla entre rejas; mas, ella anda libre y con su cara bien lavá, metiendo embuste que juega garrote.
En su caso, con un poquito de vergüenza, habría colgado la lengua pero, no que no, dale que dale a la sin hueso en vez de guardársela entre el ñzkvsqlo o entre la ñaf#kltjqk.
Debe ser bien triste para cualquier periodista ponerse en los zapatos de una corrupta de siete suelas tal la susodicha desvergonzada mujer, embustera y mala calaña, además de chora.
Hasta el queso que había en la mesa / también se lo llevó / esa barbaraza / acabó con to.
Malvada como ninguna, no obstante, la Colomina es divertida por cómica, encarna una suerte de Sofía Ímber mezclada con Isa Dobles, y hasta llega a querer parecerse a Sara García, esa gloria inmortal del cine mexicano, pero en el fondo no es menos ni más que un disfraz de Monseñor Lückert, por lo viperino de su lengua, y una “malacopia”, inclusive, de lo peorcito que ha pasado por el periodismo televisivo venezolano.
¡Pero, es khómika, especialmente cuando nos insulta!
Y, a propósito, otro choro que también desvalijó a VTV se trata de Alberto Federico Ravel.
¡Marta Colomina y Alberto Ravel: Un casal, como para cogerles cría!