Varios planes subversivos están en pleno desarrollo como el “Plan Colapso Total” o el “Plan Estratégico Venezolano” aprobado en Cúcuta, Colombia, por varias organizaciones fascistas como el ‘Centro de Pensamiento Primero Colombia’, ‘FTI Consulting’ y ‘Fundación Internacionalismo Democrático’, que dirige el capo paracoterrorista Uribe Vélez.
En el “Plan Colapso Total”, referido a la guerra económica contra nuestro pueblo, “los cálculos de los técnicos de la CIA, informados oportunamente a los voceros opositores, es que para finales de septiembre deben estallar las primeras revueltas populares, y posteriormente debe venir la sustitución del actual presidente, y nombrar una junta de gobierno militar neutral que se comprometa a desmantelar el movimiento bolivariano en los cuarteles”, según señaló el compatriota Luis Figuera en su artículo “El Plan Colapso total contra Venezuela”.
El “Plan Estratégico Venezolano” es un programa subversivo a desarrollar en 180 días a partir de junio y culminando durante las elecciones del 8 de diciembre, lo que nos dice que tiene 4 meses o 120 días implementándose. En el mismo se contemplan sabotajes terroristas eléctricos como el ocurrido en medio país semanas atrás, sabotajes en la industria petrolera como ocurrió hace un año en el complejo petrolífero de Paraguaná. La huelga de los profesores de las universidades autónomas atentando contra el derecho al estudio de los estudiantes que perdieron el semestre o el año escolar por esa bárbara y subversiva huelga, amparada en la lucha por reivindicaciones económicas que aún siendo cumplidas todas y más por el gobierno revolucionario para todo el sector universitario, la malhadada huelga siguió, violando derechos universales del estudiantado de la UCV, UC, Universidad de los Andes, LUZ. Pero el colmo fue que muchos estudiantes en vez de defender su derecho al estudio y defender el año que iban a perder –y perdieron–, apoyaron a los irresponsables y fascistas profesores en su huelga subversiva y se pusieron la soga al cuello.
La guerra económica no es mentira, la estamos viviendo desde hace meses. Desde ese cubil de capitalistas conspiradores reincidentes que es Fedecamaras; desde monopolios como la Polar, que dirigen la guerra económica y tienen un doble discurso, se reúnen con el presidente y bajo cuerda retardan las distribución, no distribuyen, etc. Desde la banca privada se conspira tenaz e incansablemente, todos recordamos que se apropió de 16 mil millones de dólares del Sitme y los dólares los metió en el mercado negro para presionar la devaluación del bolívar y forman parte de la guerra económica. Los comerciantes e importadores reciben los dólares a 6,30 y venden los productos a precio del dólar negro subversivo, a Bs. 40 impulsando una acelerada inflación para propiciar el estallido popular que plantea la CIA en su ‘Plan Colapso Total’.
Pero hay nuevos elementos en el cuadro político a partir de las nuevas estrategias golpistas impulsadas desde el gobierno norteamericano y por el entramado de organizaciones terroristas en Miami y otros estados de la unión yanqui como New York, en Colombia, Honduras, El Salvador, España, Francia.
Debemos hacerle un minucioso análisis también a todo el entramado genocida que se tejió a raíz de la inicial negativa del gobierno norteamericano para que no sobrevolara por cielo puertorriqueño –usurpado por la fuerza por los EUA quién se robó a Puerto Rico–el avión presidencial que iba rumbo a la República Popular China. Lograda superar esta gravísima traba impuesta por el gobierno yanqui en parte por las denuncias internacionales donde destacamos la firme actitud del gobierno boliviano y del presidente Evo Morales, y la acción enérgica del gobierno revolucionario y el presidente Maduro que se le paró firme a la diplomacia norteamericana, se autorizó el sobrevuelo con excusas banales.
¿A qué se debió esa piratería por parte del gobierno norteamericano?
En primer lugar intentar sabotear el viaje propiamente dicho a China por los enormes alcances políticos, económicos, sociales y el impacto en toda América Latina. Venezuela es el primer socio en este continente de la RPCh, espacio e influencia que perdió el capital y el gobierno norteamericano, significando esa alianza una puñalada directa al corazón del imperio, estremecido por una aguda crisis financiera y un rechazo mundial.
Pero le cobraban a Nicolás varias dignas actitudes de defensa de nuestra soberanía, por ejemplo el discurso que dio desde el barco de guerra ruso que visitó recientemente a Venezuela. La lectura yanqui de ese hecho con toda seguridad movió a gran preocupación al Pentágono que tiene anclada su Cuarta Flota en Curazao. Otra razón fue pasarle factura a Venezuela por su oferta de asilo a Snowden, quien le asestó un golpe mortal al espionaje gringo. Otro pretexto era que el avión es de propiedad de la nación cubana.
Enterado el gobierno de Maduro que el avión presidencial, que estuvo en refacciones y reparaciones en los angares de la Eir France 5 meses, fue regresado a Venezuela con una graves falla en una de las alas del avión, detectada por los técnicos venezolanos, –¿casualidad o negligencia, falta seguimiento técnico por parte de los ingenieros franceses de la empresa aérea, infiltración para un sabotaje de agentes de la CIA, la Sureté, el Mossad?– y el alto mando de la Revolución decidió utilizar el avión presidencial cubano.
Como siempre, en el instante mismo de la decisión del gobierno de viajar a China en el avión que le facilitara nuestro aliado cubano, salieron los bocones de la ultra derecha fascista a criticar esa decisión, a presionar para que se utilizara el eir bus gubernamental así como aplaudir la decisión del gobierno norteamericano de prohibir el paso del avión donde iba Maduro por cielo portorriqueño. ¿Estaba enterada la oposición de la falla del eir bus y con una matriz de opinión pretendían que patrióticamente se utilizara para el largo viaje?
Todo esto que parece una novela policial o una película de espionaje tipo James Bond, le faltaba un capítulo final, el toque de gracia que podría consumar el magnicidio de nuestro presidente. Venía lo más grave –si es que todo lo analizada no tiene esa categoría– lo que la CIA en su comando negro integrado por Negroponte, Noriega, Reich y Posada Carriles –los más conocidos– tenía preparado al presidente una vez en suelo norteamericano, de regreso del viaje a China y tocar suelo de ese país para ir a la Asamblea General de la ONU. Primero, confiscar el avión cubano con cualquier excusa estúpida como la que suelen dar los funcionarios norteamericanos. Segundo, montarle una provocación al presidente, un escándalo en el condado newyorquino del Bronx, por ejemplo, cuando fuera a reunirse con los miles de admiradores que allí tiene la Revolución Bolivariana, muchos de los que siendo muy pobres reciben gas gratis en sus hogares en invierno de la empresa petrolera venezolana Cidgo, por decisión del comandante supremo Hugo Chávez. O un francotirador como el que dijo públicamente en un recordado programa de tv yanqui el traidor a la patria Orlando Urdaneta. Es decir, entre los muchos terroristas de origen venezolano, miembros y agentes de la CIA, protegidos por el gobierno yanqui, saldrían los voluntarios para un atentado a Maduro. Hay que ver el grado de locura de esa partida de sicópatas.
Pero ‘del plato a la boca se cae la sopa’, dice el proverbio popular, y eso fue lo que le ocurrió al plan criminal de la CIA. Ellos ignoran que la Revolución Bolivariana tiene millones de amigos en el mundo, por supuesto también en los Estados Unidos del Norte y, como denunció Maduro, de allí, de las entrañas del monstruo, vino el alerta, el dato de lo que se tramaba, y Maduro, que de pendejo no tiene un pelo, cambió las señas y se vino directamente de Vancouver, ciudad portuaria ubicada en la costa continental de la llamada Columbia Británica, Canadá. Voló por encima del Polo Norte. De Canadá se vino directamente a Venezuela, lo demás es conocido, lo dijo el propio presidente y reforzado por el canciller Elías Jaua quién denunció la inmoral pretensión de la embajada gringa de hacerle un cuestionario policial/militar a los ministros que iban en la Comitiva presidencial para otorgarles la visa.
¿Qué deben hacer los revolucionarios, los bolivarianos y socialista, el pueblo chavista? Digámoslo con el camarada Luis Figuera en su artículo “El Plan Colapso total contra Venezuela”.
“Detener la conspiración económica y las variaciones del Plan Colapso Total, depende de la capacidad de movilización del pueblo, y la disposición de los dirigentes de la revolución, para preocuparse por los problemas más complejos de la política, y preparar acciones para derrotar un sabotaje que se vuelve inaguantable para el pueblo, porque se acostumbra a manejarlo.
El partido debe fomentar brigadas revolucionarias que combatan el bachaqueo en los supermercados, gente humilde que entra y sale varias veces al día, comprando los mismos productos, la red de comercialización de artículos de primera necesidad debe ser supervisada. Evitar las profecías del terrorista Roger Noriega, dependen de la unidad y conciencia de nuestro pueblo”.
Yo le agregaría que es hora que el gobierno le ponga los hierros a los conspiradores, no es suficiente denunciar el plan golpista, develarlo, hay que castigar a los que lo implementan y el gobierno sabe quiénes son.
