Hay casualidades en la vida que resultan graciosas, pero que no dejan de revelar la crudeza de la realidad. En estos días que se libra una batalla verbal entre Vicente Fox, ex-gerente de la Coca-Cola, y nuestro presidente Hugo Chávez, una corte mexicana decidió una demanda a favor de la Sra. Raquel Chávez en contra de la Coca-Cola. Por lo visto, a Fox, los Chávez le quitan el sueño dentro y fuera de su tierra natal. ¿Será esta última situación una premonición de lo que sucederá con la primera? Eso está por verse. Por ahora les relataré lo que sucedió con la Sra. Chávez.
La Coca-Cola domina el 70% del mercado de refrescos de México. El dominio de esa fracción tan alta del mercado le permite imponerle condiciones a los vendedores particulares. También revela el poder de la penetración cultural en nuestros países. Claro está, la Coca-Cola no actúa directamente contra los vendedores, del trabajo sucio se encargan las embotelladoras locales. Esa es una de las estrategias que usan las grandes empresas para protegerse de acusaciones de violación de cualquier tipo de legislación. Famoso es el caso de Nike y el uso de mano de obra infantil y femenina esclavizada.
El asunto es que la Sra. Raquel Chávez tiene un pequeño negocio en una calle de Ciudad de México donde introdujo la Big Cola, proveniente de Perú. El distribuidor de Coca-Cola le dijo que si no retiraba la Big Cola de su negocio no le despacharía más Coca. Eso, como vimos antes, le traería problemas con sus clientes. La Sra. Chávez se vio en la necesidad de comprar Coca en distribuidoras porque las embotelladoras se negaron a despacharle directamente a su negocio. El caso de esta señora no el único.
La Sra. Chávez y otros pequeños vendedores iniciaron acciones contra las embotelladoras de Coca-Cola en México por sus prácticas monopólicas. El proceso duró varios años. Finalmente, la agencia federal encargada de luchar contra las prácticas monopólicas decidió en contra de la Coca-Cola y le impuso sendas multas de 15 millones y 53 millones de dólares respectivamente. Estas multas no afectan para nada a la casa matriz de la Coca-Cola en Atlanta y en un pequeño porcentaje a la subsidiaria mexicana, Coca-Cola Export Corp. Si la decisión sobrevive las apelaciones, la mayor parte de la multa tendrán que pagarla las embotelladoras y los distribuidores.
Chávez le gana la batalla a la Coca-Cola en México, sin embargo esta empresa pagará muy poco y toda la responsabilidad recaerá sobre las embotelladoras y distribuidoras locales. La realidad detrás de este suceso es que las grandes corporaciones son las que realmente tiene el poder.
Nota: Todos los datos presentados en este relato fueron tomados de http://english.aljazeera.net/NR/exeres/97894842-A87A-4DF6-B883-7173171F5F9B.htm