La Constitución Bolivariana tiene 14 años de ser aprobada en referendo popular directo y secreto, y si la asumimos como el documento constitutivo entonces no habría error en decir que Venezuela esta de cumpleaños.
Temeraria afirmación, sin duda. Tesis imposible de sustentar ya que sencillamente seria desconocer toda la historia de Venezuela, pero en cualquier caso revisable a lo largo de los años por venir.
Ante la fecha 15 de diciembre de 1999 cabe la pregunta ¿Qué tan importante es?. Tal vez no tengamos una respuesta inmediata hoy, y si por algunas conjeturas tratamos de construirla podríamos llegar a la insuficiente conclusión de que es una fecha histórica…Tal simplicidad obliga a recordar otras fechas históricas y transcendentes para la nación y podríamos caer en la comparación con fechas históricas de todo tipo.
Lo cierto es que el 15 de diciembre de 1999 es una fecha moral, política y jurídicamente transcendente. La aprobación de la constitución de 1999, la Constitución Bolivariana, marca el nacimiento una nueva Venezuela.
De seguro muchos de los que me leen no comparten esto último, y razones tendrán, total los errores y las omisiones abundan. Sin embargo, los cambios están allí, a la vista, y quiero modestamente destacar dos, primero: el marco legal venezolano cambió y continúa cambiando sobre la base y dentro de los límites de una constitución públicamente conocida, basta con rememorar debates de que si esto o aquello es o no constitucional, “dentro de la constitución todo fuera de ella nada”, se ha dicho de parte y parte. Segundo: la participación ciudadana es cosa común.
Cabe recordar la pregunta Nº 1 del referendo consultivo del 25 de abril de 1999 y que nos puso a decidir a los venezolanos si queríamos cambiar o no. La pregunta decía así: ¿Convoca usted una Asamblea Nacional Constituyente con el propósito de transformar el Estado y crear un nuevo ordenamiento jurídico que permita el funcionamiento de una Democracia Social y Participativa?. Y el 32% de los votantes dijo que si, el resto cayó y otorgó.
La transformación del estado, si se hace bajo mecanismos de amplia participación y libertades es un proceso largo y adaptativo. Por el contrario si se aplica un cambio tipo flash, de seguro se causan shocks, traumatismos y pérdidas inconmensurables. Por eso es que todavía, a catorce años del si, se dice que el proceso constituyente venezolano continúa y avanza, a una velocidad que podría parecer lenta para muchos de nosotros, pero por no haber hitos claramente determinados en el etéreo camino no sabemos si medirla en logros por segundo o justicias por hora.
Las dos veces que se ha tratado de modificar la velocidad del proceso constituyente, el año 2002 con un golpe de estado para detenerla y la reforma del 2007 para acelerarla fracasaron.
También hay quien pueda afirmar, con o sin razón de que los problemas de antes y de ahora son los mismos. Yo no lo creo así, parecen los mismos, pero son diferentes. Seguimos importando lo que comemos, no porque ahora no producimos como antes, sino porque no queremos producir como antes, y la delincuencia sigue elevadísima, no porque hay necesidad sino porque hay mas desvergüenza e ignominia. Valores humanos.
En estos días de celebración constitucional y reflexividad navideña habría que revisar el libro azul, siempre a la mano, o en el bolsillo, y de los 350 artículos bastaría con leer uno para darnos cuenta de lo que aun está por hacer. A mi siempre me ha llamado la atención el articulo 3: “el estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes consagrados en esta constitución. La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines”.
Primero habría que aclarar que “el estado” tiene por jefatura al Presidente de la Republica, pero no basta con esto para cumplir con los fines plasmados. Se requiere la acción oportuna y de calidad de las instituciones y la participación honesta y desinteresada de los ciudadanos para alcanzar tales fines.
Los procesos educación y trabajo son solo eso, procesos, y como tales tienen como insumo la voluntad y como resultado la prosperidad y demás fines señalados. Factores como dinero, honestidad, iniciativa, ponderación y eficiencia son necesarios pero están dentro del proceso, es decir dentro de la gente, de los ciudadanos, del pueblo.
Hoy, a catorce años del si constitucional no esta físicamente el presidente Chávez, sin embargo sigue empujando, obligando mucho. Chávez derrumba el concepto de caudillo para definir al líder, revoca el método de las montoneras para lograr objetivos, destruye el pacto entre cúpulas como método de control de las bases y establece como metodología de acción lo consagrado en el articulo Nº2 : Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.
Quizás hoy, a tan solo catorce años la fecha 15 de diciembre de1999 no sea magnificada en su entereza, pero, y es mi deseo, dentro de no muchos años a futuro tal vez sea una fecha que merezca el canto espontáneo y cariñoso del cumpleaños feliz.