La homosexualidad no es una orientación exclusiva de este siglo y la unión entre personas de un mismo sexo tampoco lo es, son tan antiguos como la heterosexualidad. Existen muchas relaciones entre personas de mismo sexo, que han decidido vivir juntxs, ya que tienen objetivos y proyectos de vidas muy comunes. Este tema no es nada nuevo, simplemente ha sido invisibilizada gracias a la hegemonía heterosexista impuesta por el patriarcado que mucha veces la relacionamos solo con la dominación a la mujer, pero el patriarcado va mas allá, a él se le define como un sistema de dominación que transversaliza en todos los niveles de la vida, es un sistema base de dominación sobre el cual se levanta el resto de las dominaciones como las de clase o de raza.
La cultura patriarcal impone un modelo de vida donde la sexualidad está basada en la relación macho-hembra y está destinada a la crianza de hijxs bajo la dirección del macho. Esta estructura de familia patriarcal se ha venido manteniendo hasta nuestros días, demostrando sus grandes facultades para servir a la propiedad privada, así como al mantenimiento de la explotación, principalmente de la mujer, sirviendo a una ideología concreta y naturalizando la sexualidad como solamente reproductora de una sociedad.
La realidad ha demostrado que las relaciones sexuales no se dan exclusivamente por personas de distintos sexo, sino entre personas, por ello no pueden concebirse únicamente desde la heterosexualidad. Durante mucho tiempo se nos ha educado con esta ideología machista-patriarcal dando como fruto, una sociedad homo-lesbo-transfóbico, que nos discriminan en las escuelas, en el trabajo, en los centros de salud, en los espacios de recreación y en todos los aspectos de nuestras vidas.
Muchas son las soluciones que se han planteado en la diversidad sexual, pero ninguna rompe con la idea esencial y solo terminan reproduciendo estereotipos patriarcales en busca de una aceptación a la heteronormalidad, hay que tener en cuenta que es necesaria una profunda e integra transformación de la sociedad y la única vía existente para esto es el socialismo.
La Diversidad Sexual, así como, el Feminismo son indiscutiblemente banderas de lucha dentro de la revolución, el estado bajo el principio socialista de la interculturalidad tiene el deber de concretar políticas y programas de acción en las instituciones desde la diversidad para avanzar en una construcción común del socialismo bajo una metodología incluyente.
Nuestra carta magna obliga al estado venezolano a crear leyes que garanticen condiciones jurídicas y administrativas a favor de las personas o grupos que puedan ser discriminados o vulnerables; con la aprobación de la Ley de Matrimonio Civil Igualitario se abren mecanismos jurídicos que formalizan y dan protección a núcleos familiares no heteronormales y también avanza en materia de derechos humanos, cumpliendo así una deuda histórica que por mucho tiempo se nos ha negado.
*Colectivo género con clase
bolivar.alexis@gmail.com