Cuando este artículo salga publicado, es posible que estemos haciendo cola para ejercer nuestro derecho al voto o el 4D sea cosa del pasado. En cualquier caso, nos sentimos obligados a reflexionar sobre la interrogante que titula este espacio de opinión. En el pasado reciente, hasta finales de la década de los 90,
nos parecía que no tenía sentido votar ¿Votar para qué?- nos preguntábamos. Y siempre concluíamos que no tenía sentido votar en el contexto de un sistema y
unos personajes, que saboteaban y robaban la voluntad popular. Además, ¿Para qué votar? ¿Para validar y legitimar, con nuestro voto, un sistema llamado
democrático que no compartíamos? Así nos hicimos abstencionistas. Animados y orientados por líderes como Julio Escalona o Juan Luna, nos preguntábamos
¿Votar para qué? Ya en la década de los setenta, cuando intentamos votar por primera vez, fuimos testigos presenciales en una mesa de votación, de cómo
los votos de partidos que adversaban a AD o COPEI, especialmente los minoritarios, o aquellos que no le convenían al sistema, eran transferidos a estos
partidos. Era parte de los secretos del Pacto de Punto Fijo. Incluso, algunos votos estaban dispuestos a asignárselos a otros partidos minoritarios como el
MAS, OPINA, LS, MEP…con tal de no contabilizárselos a URD, al PCV o a la Cruzada Cívica Nacionalista, tiempo después, esto le ocurrió a Causa R y a Convergencia.
Muchas eran las irregularidades que se cometían. Jóvito Villaba, Andrés Velásquez y unos cuantos más, habrían sido Presidentes, si se hubiera respetado la voluntad popular.
No ha sido fácil en Venezuela lograr el voto universal y secreto. El voto, hasta hace poco, era una obligación, ahora, es un derecho. El voto ha sido la
panacea y la bandera que enarbolan los demócratas del mundo. Hay quienes quieren resolver todo a fuerza de votos, como aquellos que todo lo resuelven por las armas. No entienden que la lucha electoral o la lucha armada, así como los partidos políticos o la guerrilla, son sólo distintas formas de lucha y organización, que deben combinarse o asumirse según las circunstancias y la intencionalidad de lo que queremos. Por eso, no nos debe sorprender que Convergencia primero, luego algunos "independientes" y ahora AD y Copei, decidan no participar en las elecciones del 4D. Después de 64 años defendiendo el derecho al voto y fomentando la cultura electoral, AD descubre, que otra forma de lucha es no votar y que es posible abstenerse. Ellos sabrán por qué lo hacen. No creo que sea un complot imperialista, o que estén asesorados por la CIA, el Departamento de Estado o sea una bravuconada más de Bush, que los trata como títeres. Me niego a creer esto. Supongo, que en su valoración estadística, los números no les daban como partido o como individualidad para obtener una curul y prefirieron no dar la pelea en el terreno electoral ¿Cobardes o estrategas? No lo sé. Creo que no han medido las consecuencias de sus actos, sobre todo al hacerlo de manera inconsulta con la base adeca y copeyana. Han decretado su muerte política. Por ello, es probable que muchos adecos y copeyanos que sí tienen posibilidades de ganar, con dolor, entierren a AD y COPEI y continúen hasta el final y formen un nuevo movimiento, serio, capaz de ser una verdadera oposición. Yo que estaba dudoso de ir a votar, cansado
de tantas contiendas electorales que agotan y fastidian, me he estimulado a votar para demostrarles a quienes pretenden una vez más sabotear este proceso,
que los derrotaremos en cualquier terreno.
Nosotros votaremos para profundizar el proceso. Ustedes deberán
responderse ¿Abstención para qué?
Profesor jubilado de LUZ
hugomoyer@hotmail.com
