En junio 2009, los venezolanos y venezolanas que estamos de este lado de la política, observamos con satisfacción el desarrollo de un encuentro de intelectuales, cuyo tema fue: “Democracia y Socialismo: Callejones sin Salidas y Caminos de Apertura”. El encuentro estuvo coordinado por el Centro Internacional Miranda (CIM) y contó con la activa participación de un gran número de intelectuales, quienes nos ofrecieron sus observaciones y puntos de vistas sobre el desarrollo del proceso bolivariano hasta ese momento. Formularon sus críticas y ofrecieron propuestas para superar las situaciones que visualizaron.
El gobierno en esa oportunidad dejó sentir una reacción no muy favorable al encuentro. Visto desde este momento, es notorio que a partir de este encuentro se apagaron algunas luces y entre ellas, es evidente que al CIM le asignaron otras tareas. No tengo ahora interés en evaluar si este cambio de perfil del CIM es real o no. Siento que el CIM bajó su perfil y su ausencia en el debate político se siente. Ahora promueve otro tipo de actividades.
Mi interés en esta oportunidad conduce, más bien a motivar a los que estamos ganados para preservar la salud del proyecto bolivariano a que hagamos una nueva lectura de las ponencias o exposiciones que ahí se ofrecieron. La situación actual, creo que obliga a releer estas intervenciones con la finalidad de observar las situaciones que se resaltaron. Es fundamental observar, cómo los temas críticos de ese encuentro se desenvuelven actualmente.
Interesa destacar los temas que adquirieron relevancia en ese encuentro y cómo un movimiento tan necesario y vital para el proceso se haya dispersado como colectivo.
El encuentro (junio 2009) nos permitió conocer de algunas advertencias con señales y proyecciones muy claras. Por supuesto, no fue un acto de adivinar el futuro del proceso, sino de valorar el recorrido andado y sus resultados, considerando las variables que permitían realizar una fotografía del momento.
En esa oportunidad, si volvemos sobre los asuntos medulares tratados, recordaremos que se debatió intensamente el perfil de partido que teníamos. El encuentro manifestó su preocupación porque el PSUV ya andaba en malos pasos. Hoy los malos pasos dieron lugar a un torcimiento de la ruta, que no es de ahora precisamente, porque en el encuentro se abordó el desvió. Los intelectuales se manifestaron por una organización política con “una organización colectiva”. Esto ha estado muy lejos de la realidad y hoy, el PSUV luce como una cosa extremadamente cerrada impenetrable y dominante.
Varias de las intervenciones apostaron por un partido con una dirección colectiva y una articulación con los movimientos sociales, sin que ello implicara una intervención o especie de ocupación de esos movimientos sociales. Hoy estamos en un momento, cuya realidad apunta a la existencia de una ocupación de esos movimientos sociales y un partido que no tiene nada que envidiarla a los partidos tradicionales de izquierda que mataron las experiencias socialistas del siglo XX.
Se reconoció en muchas de las intervenciones sobre un reforzamiento de la dinámica capitalista. Hoy, transcurridos casi cuatro años de ese encuentro; la dinámica capitalista parece haberse intensificado y el CIM no manifiesta ningún interés por promover otro encuentro. Las pocas voces críticas que van quedando no llegan fáciles o tienen limitaciones de cobertura.
Un nuevo encuentro no parece viable y aunque desde el gobierno se muestra, como un buen dato, la gran cantidad de libros y revistas que se publican, es evidente que la capitalización del proceso se encuentra ausente de la política editorial. Se publican cientos de miles de ejemplares sobre documentos que nos precisan sobre el deber ser de la revolución, pero muy poco sobre el “es” de esta esperanza.
Aporrea es un gran muro en donde se debate asuntos de alto interés, pero creo que el PSUV, oye la palabra Aporrea y en seguidamente mete la cabeza en la tierra.