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El imperialismo como concepto (la UE, los EE.UU., Consenso de W., las trasnacionales, las Ong´s, el aparato bélico militar, los organismos supra nacionales como, el FMI, el BM), trabaja en ambos frentes -Ucrania y Venezuela-, a los fines de imponer la geopolítica de un gobierno corporativo planetario.
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Se pretende reproducir el formato de la denominada “Revolución de Colores”, también implementada en Libia, Siria y países otrora integrantes de la ex URSS y experimentada también sin el mismo éxito en América Latina.
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Mientras en Venezuela el Consenso de Washington patrocina y apoya, hasta ahora, a Henrique Capriles Radonski (no están totalmente claro si le traspasarán el testigo a otro actor), en el marco de la MUD, en Ucrania ha sido firmemente despaldado el opositor, Viktor Yushchenko. Ambos como candidatos presidenciales.
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En ambos casos han estado dando apoyo irrestricto: la comunidad financiera internacional (incluido el FMI y el BM); la National Endowment for Democracy (NED); el Freedom House; el Open Society Institute. Este último jugó un papel detrás de la escena, tiempo atrás, para ayudar a derrocar al presidente de Georgia, Eduard Shevardnadze, poniendo el músculo financiero y organizacional de metal detrás de sus oponentes; los institutos afiliados de la NED: el Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (NDI), el Centro para la Empresa Privada Internacional (CIPE) y el Centro Americano para la Solidaridad Laboral Internacional (ACILS). Estas organizaciones se dice que son "el único calificado para brindar asistencia técnica a los aspirantes demócratas en todo el mundo."
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En Ucrania, la NED y sus organizaciones constituyentes financian el partido de Yushchenko Nasha Ukraina (Nuestra Ucrania); igualmente financia el Club de Prensa de Kiev. Por su parte, Freedom House, junto con el Instituto Republicano Independiente (IRI), están involucrados en la evaluación de la "limpieza de las elecciones y sus resultados". IRI tiene personal presente en al menos 09 provincias (distritos). En nuestro país, hacen lo propio con la MUD, Ong´s, medios de comunicación, empresarios y personas naturales y jurídicas.
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Las mismas fuerzas que instigaron las manifestaciones del 2011 en Siria (en términos de formato), son las mismas que ahora provocan manifestaciones en Ucrania. Antes lo habían hecho en Libia. En américa Latina lo intentaron en Venezuela, Bolivia y Ecuador.
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Es importante destacar que en Ucrania hay un intento constante y deliberado, por parte de las potencias extranjeras, para encabezar la desestabilización de su estructura estatal (como ya ocurrió). En ese sentido, hay una larga historia de las revoluciones de colores en Ucrania que se remontan a la década de 1990.
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El movimiento de protesta en Kiev tiene un marcado parecido con la "Revolución Naranja" de 2004 que fue apoyada secretamente por Washington. En el 2004 la "Revolución Naranja" llevó a la destitución del primer ministro (pro-ruso), Viktor Yanukovich, encabezando al poder el gobierno de proxy occidental del presidente Viktor Yushchenko y la primera ministra Julia Timoshenko.
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Una vez más Viktor Yanukovitch es el blanco de una cuidadosa puesta en escena "movimiento de protesta a favor de la UE". Esta última, se puso en marcha tras la decisión del presidente Yanukovitch para cancelar el "acuerdo de asociación" con la UE.
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En esta ocasión, los mecanismos de obstrucción son en algunos aspectos diferentes a los de 2004. Las protestas son apoyados directamente por Bruselas y Berlín (con funcionarios de la UE que participan activamente), y no directamente por Washington.
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En Ucrania replican a Yugoslavia como están planificando a los fines de copiar en Venezuela. Tanto Ucrania como nuestro país son geográficamente hablando, estratégicos para imponer una nueva geopolítica neo imperial en cada una de las regiones.
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Hay un realineamiento militar a los fines de apoyar e impulsar el Libre Mercado. Guerra y globalización van de la mano.
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Es una lucha de poderes por el control del petróleo y los corredores de los oleoductos en todo el mundo.
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En Ucrania pareciera ser que detrás de las elecciones presidenciales, hay una lucha de poder entre los pro-norteamericanos y la OTAN VS., los grupos pro-rusos por el control del sistema político militar; mientras en Venezuela no están previstas elecciones y actuarán por otro medio.
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Lo que está en juego no es sólo el mantenimiento de la agenda macroeconómica del FMI, también están en juego los intereses estratégicos militares de los Estados Unidos y de la OTAN.
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Desde los tiempos de la administración Bush la intensión fue (es), la instalación de un gobierno de Ucrania que está firmemente alineada con Washington, con el objetivo último de desplazar a los militares rusos del Mar Negro.
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En este sentido, Ucrania ya ha firmado varios acuerdos militares con la OTAN y Washington bajo el gobierno de Leonid Kuchma.
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Ucrania es un miembro de GUUAM, una alianza militar entre cinco ex repúblicas soviéticas (Georgia, Ucrania, Uzbekistán, Azerbaiyán y Moldova). Esta alianza militar fue inicialmente diseñado en 1997 por los Servicios de Seguridad Nacional de Ucrania (NSBU), en estrecha relación con Washington. Su objetivo era minar la alianza entre Rusia y Bielorrusia, firmado entre Moscú y Minsk en 1996.
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Ucrania también firmó acuerdos con Polonia y los Estados Bálticos, perteneciente al control de los corredores de transporte y rutas de oleoductos.
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GUUAM está estratégicamente situado en el centro de la riqueza del petróleo y el gas del Mar Caspio; a lo cual, Moldavia y Ucrania que ofrece (oleoducto), rutas de exportación a Occidente. El objetivo del GUUAM era (es), excluir a Rusia del Mar Negro, proteger el oleoducto-Anglo American rutas de Asia Central y el mar Caspio y esencialmente cortaron Rusia fuera no sólo de la cuenca petrolífera del Mar Caspio, sino también desde el Mar Negro.
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Ucrania y Venezuela no solo presentan una situación similar en cuanto al tema petrolero sino que también ambas naciones son estratégicas a los fines geopolíticos del control de las subregiones que ellos encabezan. Ucrania en cuanto a los fines de romper el hegemón ruso, Venezuela respecto de retomar el control en lo que ellos denominan su “Patio Trasero”.
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El libro de Sharp sigue siendo la biblia (con sus respectivas consideraciones), para ambos países. Prácticamente todo régimen que ha sido objeto de un golpe de Estado blando respaldado por Estados Unidos en los últimos veinte años, ha participado Gene Sharp y por lo general, su socio, el coronel (R) Robert Helvey, un especialista en inteligencia del Ejército de EE.UU. Cabe destacar que Sharp fue en Beijing dos semanas antes de las manifestaciones de estudiantes en la Plaza Tiananmen en 1989.
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Es importante destacar, que el Pentágono y la inteligencia de EE.UU. han venido perfeccionado el arte de esos golpes suaves a un nivel muy fino.
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Planificadores de la Corporación RAND, denominan 'enjambre', a los jóvenes, por lo general vinculados por SMS y web blogs, quienes pueden ser movilizados a los fines de desestabilizar regímenes contrarios a los intereses del imperialismo trasnacional.
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Con relación a Ucrania, Venezuela es importante para USA en lo que refiere a las alianzas de nuestro país con China y su creciente demanda petrolera que se ubica por el orden del 30% interanual.
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El intento de redefinición, por parte de los Estados Unidos, la OTAN y la UE, del mapa geopolítico en Euro-Asia, podría afectar no solo la agenda internacional de la República Bolivariana de Venezuela, sino su relacionamiento con sus aliados estratégicos en esa región del mundo y sus pares Latinoamericanos.
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Finalmente, el modelo de violencia que hoy aplica en Venezuela (y que está presente también en Ucrania como lo estuvo en Libia y lo está en Siria), Colombia, El Salvador, por sólo citar algunos casos en nuestro continente, fue diseñado por los norteamericanos en la Universidad de Wisconsin para Afganistán, en la época cuando los soviéticos estaban en esa nación. La tesis en crear crisis de gobernabilidad y consolidar condiciones objetivas y subjetivas para posteriormente declararles Estados Fallidos e intervenir en el marco de la guerra de baja intensidad; es decir, sin intervención directa, sino a través de sus sigüines o adláteres con apoyo de agentes encubiertos que operan en el territorio.