Según dicen, Ernesto “Che” Guevara leía con avidez. Su idea fundamental es que el golpe de Estado es un problema técnico y no político.
Malaparte afirma que es posible, en cualquier país democrático, dar un golpe de Estado, aún sin una situación crítica y sin el apoyo de masas. Basta un grupo que frene la maquinaria estatal y tome el poder sin confrontar la fuerza adversaria. La estrategia es la de siempre: concentrar las fuerzas en el punto más sensible, que en un Estado moderno son los servicios públicos y los medios de comunicación. En el Estado moderno, las telecomunicaciones son el principal instrumento para orientar esa opinión pública informe y llevarla hacía los objetivos que se desean, al punto de que se convirtieron en importante arma de guerra. Arma para la guerra cultural y psicológica, la de desinformación y propaganda; cuyo último frente operativo son Internet y las redes sociales.
Antes de la Primera Guerra Mundial, la política imperialista de Gran Bretaña y Francia solía cambiar los gobiernos mediante intervención militar. Los Estados Unidos cultivaron siempre, sobre todo en América Latina, el golpe de Estado militar. A partir de la Segunda Guerra Mundial la técnica cambió y se comenzó a derrocar gobiernos elegidos por sufragio, organizando turbas que le dan al golpe un aspecto de rebelión popular. También se comienza a llamar al Golpe de Estado con el más aséptico término de Cambio de Régimen, porque se usa decir régimen a un gobierno.
El primer golpe prensa se dio en Moscú, en 1993. Una campaña internacional de prensa convirtió al alcohólico de Boris Yeltsin, en un héroe que seguido de una turba y una compañía de tanques, bombardeó el parlamento ruso, recién elegido con la ayuda de la nueva tecnología a la creación rápida de textos e imágenes y su comunicación inmediata. Si es un gobierno sólido, se crean pretextos ante la opinión pública mundial para una intervención militar, local o extranjera. Otro elemento complementario son las ONG y otros agentes, como Nacional Endowment for Democracy, Freedom House, Open Society Institute o USAID, que preparan ideológica y técnicamente cuadros que llevan a cabo el golpe y luego gobiernan para sus mandantes.
En 2002 se dio, en Venezuela, un efímero golpe de Estado cívico-militar, contra el Presidente Hugo Chávez. La oposición, demolida en las últimas elecciones, convocó a protestar, infiltrada por agentes provocadores para incitar una represión violenta. Ante la falta de represión, unos francotiradores mataron varios manifestantes. Fue el pretexto para que un grupo de militares arrestase al Presidente. Se formó un gobierno provisional, que cayó en dos días porque un pueblo enardecida recorría el centro de Caracas, reclamando el regreso del Presidente Chávez.
En 2003, se dio la primera revolución de color, en Georgia, para sacar a Eduard Shevardnaze, último Canciller Soviético y Presidente de Georgia. Hubo elecciones el 2 de noviembre. El 22 los partidos derrotados convocaron a protestar frente al edificio donde el 23 debía reunirse el nuevo parlamento. Antes, el día 20, una emisora transmitió varias veces un documental sobre las protestas en Belgrado, en 2000, organizadas por Otpor, un grupo estudiantil, que sacaron a Slobodan Milosevic del poder. Días antes, gentes de Otpor dieron clases durante tres días sobre como tumbar un gobierno a más de mil estudiantes en Tibilisi. Los gastos fueron por cuenta del Open Society Institute.
En noviembre del 2004 Viktor Yanukovysh ganó las elecciones en Ucrania. Su rival, Víctor Yushchenko, tenía el apoyo de los medios ucranianos. Después de su derrota, se repitió la operación de Georgia. Se acusó de fraude y una turba desfiló por las calles de Kiev, con banderas anaranjadas, regalando rosas: la revolución naranja. Los medios amplificaron el desorden y bajo presión internacional, la Corte Suprema anuló la elección anterior.
En 2011, las noticias sobre rebeliones en los países árabes tenían algo de hollywoodiano. La narrativa de la prensa era la misma. Gente joven se comunica por Internet, protestan en las plazas, combaten la policía, el tirano huye, la tiranía colapsa y se llama a elecciones. Era la “revolución de jazmines”; versión árabe de las revoluciones coloreadas. los de Libia y Siria. Se inventaron hechos para narrar sobre manifestaciones pacíficas, que, agredidas, se convertían en rebelión armada que merecía apoyo humanitario, con bombas y misiles. La “obligación de proteger”
Ucrania: Viktor Yanukovysh, el despojado en 2004, ganó las elecciones de 2010, sobre Yushchenko, que sacó 10% de los votos. La condena de. La narrativa de la prensa internacional sobre esas protestas dice que son por el rechazo del gobierno ucraniano a una oferta de asociación de la Unión Europea. Pero el texto del acuerdo no es público y además sería difícil leer y entender sus densas páginas legales. Por el nombre, Acuerdo de Asociación Económica, es el mismo acuerdo tipo que la UE firmó con América Central y ofrece a los países suramericanos y africanos.
En este momento las protestas ya son insurrección armada, contra una policía desarmada, por lo que ya van 105 policías heridos de bala y 35 muertos. El gobierno ucraniano calcula que en el centro de Kiev hay unos 5 mil activistas extranjeros entrenados en desatar violencia. Muchos vienen desde Moldavia, según la prensa del Transdniester, y la injerencia de países de la OTAN en los asuntos ucranianos.
Venezuela: El pasado 8 de diciembre tuvieron lugar en Venezuela elecciones para consejos municipales, de las que la oposición quiso hacer un referéndum sobre la contestada legitimidad del presidente Nicolás Maduro. La oposición (MUD) sacó un decepcionante 42,2% de los votos. Es inesperado que después de una elección desfavorable tan reciente, la oposición salga a las calles a pedir la renuncia del presidente.
Es cierto que en Venezuela hay muy graves problemas. Pero es cierto también que el gobierno tuvo una reciente confirmación de su respaldo electoral. Las protestas y movilizaciones de la oposición tienen un objetivo confesado por sus propios dirigentes: cambio de régimen. La constitución venezolana ofrece la posibilidad de hacer un referéndum revocatorio a mitad del ejercicio presidencial y se puede cambiar de régimen con impecable legalidad democrática. Se trata de un impaciente berrinche de los opositores -o de sus mandantes- que no quieren esperar la ocasión de hacerlo por la vía legal. Es siempre ilegal derrocar al gobierno elegido y el riesgo es ser acusado de causar muertes con disturbios fuera de lugar, y pérdidas de tiempo y dinero.
La técnica utilizada es la de otros golpes recientes: una campaña de prensa con exageraciones, alimentada con mensajes sin verificar; siembra de mentiras en redes sociales; entrevistas selectivas en la prensa internacional; condena a la supuesta violencia por ciertos gobiernos; fotografías retocadas de protestas masivas, para efectos de propaganda. Todo dirigido a crear ante la opinión internacional un clima propicio para una intervención “humanitaria”. Por fortuna hasta ahora sólo hay nueve muertos,.Con esa cifra, lamentable, En las alcaldías socialistas hay normalidad y calma; en las de oposición liberal, reinan la agitación y el odio a la guardia Nacional, policía, y Chavista.
La informática y los medios de comunicación son armas de guerra que esta utilizando los fascistas.
Para evitar golpes de Estado por esta minorías. Camarada en primer lugar vamos a recordar el mensaje del Comandante Supremo del dia 8 de Diciembre de 2012 , dice así ellos no descansar y no descansaran de querer retornar con el sistema Neoliberal , con el viejo modero antes esta situación los revolucionarios yo pido unidad, unidad de los Patriotas.
En segundo lugar:La fuerza Revolucionaria y el gobierno es mantener y administrar respaldo de masas organizadas, mantener seguridad en los servicios públicos (electricidad, transporte, TV, radio, teléfonos, agua, etc.); tener medios para difundir la versión verdadera de la noticia; vigilar las actividades en el país de asociaciones extranjeras; vigilar el ingreso de fondos del exterior para grupos nacionales.