Evidentemente, hay muchas cosas que Rubén Blades no entiende sobre lo que hace. Rubén puede calificarse como una artista, pero es una persona también de la farándula y no toda persona de farándula es un artista, aunque haya aprendido sobre la técnica del canto. No podemos juzgar y valorar estas dos formas de ganarse la vida, fuera del contexto que lo hace “notable” o una figura de renombre mundial. Hay gente de la farándula que se califica y la calificamos de artista y no lo es. Esto es toda una elaboración comercial que nos ha llevado a confundir términos. Una persona de farándula es natural y esencialmente una persona plástica. No hay nada más plástico, que una persona de farándula.
Rubén Blades, siendo casi un artista y casi poeta, es un hombre de farándula y tiene una zona de penumbra que no le facilita entenderse ni entender ciertas cosas. Creo que no entiende lo que canta y no entiende muchas de sus creaciones. No entiende tiburón por ejemplo, ni entiende maestra vida. Tuvo una inspiración, pero creo, por lo ligero que ha sido últimamente, que no entiende estas cosas que canta. No milita con sus canciones. No es un militante de sus canciones. Tiene habilidad sí. Muy pocas personas hacen de la poesía una mercancía o un producto comercial.
Una persona esencialmente plástica es extremadamente ligera. Ruben Blades no entiende ni sabe mucho de América Latina, aunque curiosamente sus principales temas musicales parecen venir de las miserables realidades que ha venido confrontando América Latina, producto de los actos depredadores del tiburón.
Una persona que haya creado muchas canciones de corte social y de protesta, incluyendo tiburón, sabe o debe saber que los pronunciamientos de la farándula sobre la situación que hoy vive Venezuela son precisamente producto de lo que ordena el tiburón. Una persona que haya escrito la letras que canta Ruben Blades, sabe o debe saber, que todo estos ataques que han montando poderosos medios de comunicación desde hace más de trece años sobre Venezuela, es el tiburón en persona y haciendo de la suya.
Creo hoy, después de haber leído el pronunciamiento de Ruben Blades, que su canción “Chica Plástica” de alguna manera es una especie de autobiografía y la camufló con ese título femenino.
No conoció a Venezuela ni la conoce. “El no juegue con chicos de color extraño” y la posición que recientemente asumió sobre Venezuela, apuesta por no darle una oportunidad a los niños de color extraño. Los de “color extraño” no pasaron por la mente de Ruben Blades al presentar su posición. Prefirió darles un espaldarazo a los chicos y chicas plásticas. Prefirió a los que aspiran el “dólar en vez de sol”. Ruben Blades no sabe que en la Venezuela del siglo XX y antes de llegar a Chávez; el 60% de la población vivía en la pobreza y casi un 30% de ese 60, estaba en la miseria. Los “chicos de color extraño eran invisibles”. Hoy ese 30% se redujo a 5%. Esto ha sido producto de los polos que le hemos podido dar al tiburón que se arma con los poderosos medios de comunicación haciendo hoy usos de chicas y chicos plásticos para imponer su ley.