Esta parece ser una noche que no concluye para mí, el sueño no quiere acudir en mi auxilio y es que una espinita no deja de acariciar mis sentidos y esa espinita me dice: “Mataron a Eliécer Otaiza de una manera artera, vil y cobarde, pero de igual modo la espinita me viene diciendo desde una ciudad llamada Barcelona: “Mataron al director del DIM” y finalmente la misma espinita acude a martirizarme y murmura en mis oídos desde Ciudad Bolívar: “También mataron al director del DIM aquí en ciudad Bolívar” y finalmente la espinita musita a todo mi ser: “Arturo están diezmando con absoluta habilidad, con absoluta precisión, con absoluta vileza y con absoluta cobardía, a los cuadros fuertes de tu comandante Chávez y sabes que ello se corresponde con una estrategia bien planificada, por uno o varios perros con disfraz de Caperucita Roja y que además están podridos de odio contra la Revolución en Venezuela, por esa Revolución Humanista por la cual tu Comandante, entregó la vida como una ofrenda sin pedir nada a cambio.”
Tornando a la realidad me olvido de la espinita y comienzo a atar cabos sueltos y concluyo en forma preliminar, que la espinita tiene toda la razón, estos tres asesinatos fueron muy bien planificados, no existe ninguna casualidad y no son casos aislados, todo obedece a una acción bien calculada, por perros inmundos con trajes de Caperucita Roja, que bien pueden estar dentro y fuera del proceso revolucionario venezolano.
Desde hace mucho, muchísimo tiempo lo vengo señalando al Presidente Maduro, luego de la sensible muerte inoculada de mí Comandante Chávez o mejoran la Inteligencia Social o los vuelven polvo y con ello decapitan definitivamente, la Revolución en Venezuela, para que muera a nivel latinoamericano, toda iniciativa humana y de equidad y se perpetúe por los siglos de los siglos, la maldad imperial.
El imperio contraataca no es una mentira es una absoluta realidad y ante los múltiples fracasos, para acabar con el proceso venezolano han acudido a las más diversas estrategias, entre ellas la guerra económica y sicológica contra el pueblo, para lograr el Reflejo Condicionado que produjese otro sacudón, para surgir como los salvadores del pueblo y llevarlo a su vil y asquerosa Democracia Representativa de nuevo, pero estas carroñas malolientes no volverán.
Siguiendo la trayectoria de vida de ese gran luchador que y será siempre Eliécer Otaiza Castillo llego a la conclusión que fue un revolucionario leal y sincero, que siempre se identificó con su pueblo, con su crecimiento, prueba de ello su actuación en Misión Robinson y ello si le duele a los miserables, que los pueblos se eduquen y destierren la ignorancia, porque entonces no los pueden manipular a su antojo, como si de bestias se tratara.
No pretendo adelantarme a los hechos repudiables del asesinato, pero considero que Eliécer fue víctima de una celada, fue víctima de una hábil trampa del enemigo que lo condujo a la muerte, no creo en falsos amigos y esos amiguitos me dan un mal tufito, quiera Dios esté equivocado, el crimen estaba montado, calculado, bien planificado, no se explica cómo estas ratas asquerosas le clavaron cuatro tiros y que además lo despojen de su documentación, me imagino que en Venezuela existen muy buenos policías, por cuanto evidencias criminalísticas debe haber por montones.
De nuevo surge la espinita y me dice: “Arturo la forma en qué matan a Eliécer es cobarde y sucia, pero además se corresponde plenamente con una acción militar, ni más ni menos y en consecuencia, el perro o los perros sucios, que planificaron el crimen pueden corresponder al ámbito militar, encárgate de buscar a esas basuras.”
¡ESTOS CRIMENES ATROCES NO PUEDEN QUEDAR IMPUNES!
¡GLORIA A LOS CAÍDOS EN ÁRAS DE UN FUTURO MEJOR!
¡LOS QUE MUEREN POR LA VIDA NO PUEDEN LLAMARSE MUERTOS!
¡PERROS SUCIOS NO VOLVERÁN!
¡ELIÉCER TU MUERTE NO QUEDARÁ IMPUNE!