La saga del Sicad

El país comenzó a vivir hace algunos años un cambio de tal magnitud en la obtención de divisas que se hace necesario y en forma urgente el tránsito necesario de una economía rentista y parasitaria basada en los ingresos petroleros a una productiva, creadora de riquezas. Es que ya el petróleo no puede sostener nuestras necesidades y cada día que pase lo será menos.
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Esa vía por el senderos de la producción fue el anhelo personajes como Alberto Adriani, Arturo Uslar Pietri, José Rafael Pocaterra, Hugo Chávez, etc., en fin de todos los venezolanos que han amado a este país.
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Lo irónico es que no haya sido por la acción consciente sino por la mera necesidad, que por fin se plantee una posibilidad real de que comencemos a caminar por el sendero del desarrollo y de la prosperidad.
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AHORA ES VENTAJOSO TENER DIFERENTES NIVELES DE SICAD
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Es por ello que, ante la actual coyuntura, veo muy oportuno la decisión del ejecutivo de establecer tres niveles de tasas cambiarias del bolívar con relación al dólar, porque, a mi entender, por primera desde que se inició la debacle de nuestra moneda en 1983, cuando el famoso Viernes Negro, veo que se puede diseñar una estrategia correcta en el tema de las divisas.
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Sin duda es beneficioso tener:
A) Un Sicad para los productos básicos de la dieta del venezolano, para que los mismos seas accesibles;
B) Un Sicad I para importar materias primas y productos semielaborados o elaborados, tanto para la industria nacional y garantizar su funcionamiento como para cubrir aquella demanda de la población de productos necesarios;
C) Y por último, tener un Sicad II para todo aquello que tenga que ver con importación de productos no esenciales, remesas a familiares y estudiantes del exterior, repatriación de ganancias de las empresas extranjeras, etc. y que constituye, de hecho, algo parecido a aquella política de sustitución de importaciones que se implantó a mediados del siglo pasado.
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En efecto, mantener un dólar caro para importaciones de productos no esenciales y no producidos en el país, serviría de poderoso estímulo para que se establezcan nuevas industrias o se repotencien aquellas que, como las del calzado, la de juguetes, la textil, etc., fueron prácticamente pulverizadas cuando Carlos Andrés Pérez trató de imponer el plan colonizador conocido como neoliberal.
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Todo ello permitiría un uso racional de las divisas, por lo menos mientras se estabiliza nuestra economía y se comienza a transitar firmemente el camino del desarrollo endógeno. Está claro que mantener ese sistema en el tiempo distorsionaría nuestra economía.
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MEJORAR EL CUIDADO DE DIVISAS
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Sin embargo hay aspectos que se hace necesario afinar es esa política cambiaria.
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En primer lugar, eliminar esa disposición que permite que se ofrezcan libremente en el Sicad II los dólares que tienen los venezolanos en el exterior. Ello permitiría un blanqueo de esos centenares de miles de millones de dólares que se han llevado muchos delincuentes, producto de la corrupción, la especulación y el narcotráfico.
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De todas formas, estimo que es vital fijar impuestos sobre esas escandalosas fortunas que en su mayoría son mal habidas
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Otro aspecto que hay que corregir es ese mecanismo de otorgar dólares preferenciales a los venezolanos que estudian pregrados o idiomas en el exterior, práctica que ha permitido que se haya estafado a la nación en proporciones alarmantes mediante el truco de retirar materias ya inscritas antes que se venza el plazo fijado por los institutos, y así recibir el respectivo reembolso, dólares que después van al mercado paralelo.
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Sólo basta fijarse en lo abultado de las matrículas en las universidades pagas del exterior para darse cuenta del tamaño de esa monumental estafa.
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Además, no se justifica para nada otorgar dólares preferenciales para estudios de pregrado ni de idiomas.
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EL CASO DE LAS LINEAS AEREAS
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En la rebatiña de los dólares de los venezolanos no sólo participan los locales sino también las grandes transnacionales. Con estupor leemos como líneas aéreas pretenden cobrarle más de 4.000 millones de euros a Venezuela, por una supuesta deuda.
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Al principio pensé que era por dólares de boletos, pero las cuentas no me cuadraban, porque si un pasaje a Europa cuesta unos 1.500 dólares en clase turista y un pasaje a Estados Unidos unos mil dólares, tendríamos que tal deuda corresponderían a unos dos millones de pasajes (incluyendo las clases de primera y de oficina), lo cual es imposible.
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Pero no, el cobro es por reexportación de ganancias. Es decir, esas líneas tuvieron más de 4.000 millones de dólares en ganancia neta, una vez pagado el impuesto, lo que quiere decir que la ganancia bruta debe haber estado entre 6.000 y 7.000 millones de dólares. Para tal volumen de ganancia debieron haber vendido entre 20 y 30 millones de pasajes, lo cual es absolutamente imposible.
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La explicación es que hayan vendido esos pasajes con un sobreprecio brutal, es decir, con usura, lo cual es ilegal. O peor aún, que esas supuestas ganancias provengas de la manipulación especulativa del valor de nuestra moneda, lo cual es completamente ilegal, porque en los objetos establecidos en los estatutos de esas empresas no se contemplan actividades en el aérea financiera.
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Para que el lector tenga una idea del fraude que pretenden cometer en contra de la nación, bástese conocer que, según sus informes financieros, la línea aérea Lufthansa tuvo ganancias de unos 400 millones de dólares en todo el mundo transportando a 104 millones de pasajeros en más de un millón de vuelos; en tanto que Alitalia ganó unos 200 millones de dólares en los primeros nueve meses del año 2013; y Air France perdió más de 2.300 millones de dólares en el año 2013.
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Lo que pretenden cobrarle a Venezuela las líneas aéreas cuadriplica, por lo menos, la suma de todas las ganancias de todas esas empresas a nivel mundial.
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Lo que queda claro con esto son tres cosas:
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1 – Las transnacionales (porque ese saqueo no se limita a las líneas aéreas) ven a nuestros países como meros cotos de caza.
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2 – Es necesario que el Estado le explique al país esta situación desnudando esas pretensiones neo-imperiales y
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3 – Es urgente que las instancias regionales que están en proceso de formación o reformulación, como Unasur, Mercosur, Alba, etc. creen mecanismos e instancias para impedir esos intentos de saqueo en contra de nuestros países. Deberían aprovecharse las conversaciones actuales entre Mercosur y la unión Europea para dejar bien clarito las reglas del juego.


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Carlos Enrique Dallmeier


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