Definitivamente que la dicha y la alegría no tienen hora, ni fecha y en cualquier momento nos pueden tomar por asalto convirtiéndonos la existencia en una maravilla o en un pozo de delicias. Confieso que hoy es un día histórico.
Aun no lo creo, ni podía creer que fuera posible, y aunque sentía el peso de los 1800 gramos colgando de mi brazo derecho, era increíble que tanta felicidad fuera real, no entendía, ni creía que eso me pudiera estar ocurriendo a mi, un simple mortal, sin abolengo y sin titulo nobiliarios, tan así, que para salir de tal hipnosis divina tuve que puyarme la lengua varias veces con un alfiler que me presto una señora que estaba delante de mi, creí necesario en el momento que algo contundente me jamaqueara para aceptar, asimilar y comprender que era cierto lo que me estaba ocurriendo, que aquello tan maravilloso, que aquel momento mágico y lleno de alegría era cierto y me estaba ocurriendo precisamente a mi en la vida real.
Luego de un sin numero de patadas, empujones, mordisco, malos ojos, pellizcos y unas cuantas puñaladas, al fin llegue al sitio deseado, que era como decir, al fin alcance la entrada al paraíso, pase al sitio donde se me chequeo con la diligencia e importancia del caso, una señorita frente a un monitor me pidió la cedula de identidad para luego entregarme un recibo blanco, recibo blanco que para mi venía a ser el pase hacia la gloria, luego me dirigí hacia donde estaba una señora un poco seria, quizás por la hora, la cual me entregó una bolsa blanca de plástico con dos potes de leche, les juro, les juro de verdad verdaita que de vaina no me desmaye y poquito faltó para que se me colapsara el pecho producto de un terremoto de felicidad. No podía creerlo, tenia en mi poder dos potes de leche NESTTLE CAMPROLAC 1+ PARA UN AÑO EN ADELANTE. PROTECCIÓN. FAVORECE UNA SANA DIGESTIÓN PREBIO. Confieso que mientras la señora me entregaba la bolsa blanca de plástico con los dos potes de leche sentí miles de orgasmos relampagueantemente divinos y mientras caminaba hacia el estacionamiento muerto de la risa, iba dejando tras mis pasos regueros de alegría y una aureola de felicidad cubría toda mi existencia.
Confieso que en el trayecto hacia el estacionamiento, el miedo me atacó, el temor de ser agredido por una madre o por un padre desesperado, que arrechos quisieran arrebatarme mi tesoro porque no habían llegado a tiempo para adquirir tan preciada riqueza, porque sinceramente les digo, que sentía en mis manos los 1800 gramos de leche transmutados en oro en polvo o en diamantes molidos. Confieso también que salí del estacionamiento del centro comercial asustado, temeroso que en cualquier momento me atacaran para arrebatarme los dos potes de color amarillos degradados pasando por naranja para rematar en rojo de leche PREBIO 1+, miedo que se acrecentaba aún mas en los semáforos o donde tenía que recortar la carrera, porque temía que de la nada, de cualquier parte, surgiera alguien con todas las malas intenciones del mundo de querer arrebatarme mi tesoro, mis 1800 gramos de dicha alcanzados esa mañana del domingo gracias a la tres divinas personas y a José Gregorio Hernández.
Aquí estoy frente a mis dos potes de leche, ya en mi casa y sin salir aún del asombro, adorándolos, rezándoles y alumbrándolos como si fueran unos nuevos santos surgidos en el altar de mi pecho. Aquí estoy dándole gracias al Creador y a todos los santos del cielo y de la tierra por la dicha que me embarga y mas tarde voy a la catedral, a misa de seis, a darle gracias al Señor en su casa por el favor concedido. Se que tal favor no tiene precio, pero como agradecimiento le he prometido a la Virgen de Coromoto que la próxima Semana Santa iré de rodilla desde Maturín a Guanare, específicamente a La Aparición de la Virgen a postrarme ante sus pies vestido de Nazareno.
Fue duro, pero valió la pena, porque la dicha y la felicidad que me embargó cuando llegué a mi casa con los dos potes de leche fue maravillosa, valió la pena porque cuando mi hija Simoneth Valentina me vio llegar con los dos potes de leche salió corriendo a recibirme y echando flores por la boca y con luciérnagas de colores en los ojos me dijo: ¡GRACIAS PAPI, TE AMO!...
Y AHORA MÁS QUE NUNCA CHÁVEZ SOMOS TODOS.
¡¡Y EN EL NOMBRE DE BOLIVAR, DE CRISTO Y DE CHAVEZ, LA LUCHA SIGUE!!