Un pueblo no es independiente cuando ha sacudido las cadenas de sus amos, empieza a serlo cuando se ha arrancado de su ser los vicios de la vencida esclavitud, y para la patria y vivir nuevos, alza e informa conceptos de la vida radicalmente opuestos a la costumbre de servilismo pasado, a las memorias de debilidad y de lisonja que las dominaciones despóticas usan como elementos de dominio sobre los pueblos esclavos.
Culminan las montañas en pico y los pueblos en hombres.
¡Un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército!
Amor no es más que el modo de crecer.
La patria necesita sacrificios. Es ara y no pedestal. Se la sirve, pero no se la toma para servirse de ella.
Hombre recogerá quien siembre escuela.
No es que los hombres hacen los pueblos, sino que los pueblos, con su hora de génesis, suelen ponerse, vibrantes y triunfantes en un hombre.
Los hombres se dividen en dos bandos: los que aman y fundan, los que odian y deshacen.
Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.
La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla.
Grande es la palabra cuando cabalga la razón.
Las palabras deshonran cuando no llevan detrás un corazón limpio y entero.
Las palabras están de más, cuando no fundan, cuando no esclarecen, cuando no atraen, cuando no añaden.
Los hombres políticos de estos tiempos han de tener dos épocas: la una, de derrumbe valeroso de lo innecesario; la otra, de elaboración paciente de la sociedad futura con los residuos del derrumbe.
Solo sirve a la patria el que la obedece.
Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más cerca, y en que nos tocó nacer.
La América ha de promover todo lo que acerque a los pueblos, y de abominar todo lo que los aparte. En esto, como en todos los problemas humanos, el porvenir es de la paz.
Honrar, honra.
De una patria, como de una madre, nacen hombres.
El verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber.
José Martí.