En la Universidad Bolivariana de Venezuela se ha gestado una interesante iniciativa entre estudiantes y trabajadores de este recinto. Desde hace al menos un año, todos los días a horas de mediodía se levanta un toldo para cobijar a los hacedores de una “emisora radial” móvil cuyo nombre lo ejemplifica: Radio Toldo. Sus ondas sólo llegan a los oídos y corazones de las cientos de personas que hacemos cola para nutrirnos a la hora de nuestro almuerzo. Trabajadores académicos, administrativos, obreros y estudiantes se entretienen mientras tanto con música venezolana, canciones revolucionarias, con informaciones de las actividades universitarias y comentarios sobre el acontecer nacional e internacional. Es normal que hayan preguntas para que el “público” las responda y de vez en cuando algún improvisado también.
Hoy, martes, una de los temas obligatorios para interrogar fue por supuesto qué iba a conmemorarse el día de mañana miércoles 4 de febrero. A lo que una de las estudiantes respondió: “El intento de derrocar al Presidente Carlos Andrés Pérez”. Pasaron unos minutos sin que nadie comentara tal respuesta. Y los jóvenes productores decidieron seguir poniendo música. Esta profesora que estaba también en la fila esperando su turno para entrar al comedor, no pudo dejar pasar la oportunidad para decirles a toda esa muchachada que el 4F no fue un golpe que pretendía derrocar a un presidente en particular sino derribar todo un sistema comprometido con un pacto traicionero, de no sólo 40 años, sino un proyecto de país que iba de espaldas al pueblo y al servicio de los centros imperiales.
Cuando Hugo Chávez Frías salió por televisión aceptando dignamente la derrota y alertándonos con un “Por Ahora”, yo me sumaba a todos aquellos venezolanos que no pudieron creer que eso era de verdad, verdad. Y dudé, quizás como muchos, de que quién veía en la pantalla fuera la expresión genuina de un sentimiento nacional, histórico, que vendría a remover los cimientos de la conciencia nuestramericana y a demostrarnos que Venezuela si puede cambiar desde lo más profundo.
El 4F no fue un golpe de estado, de esos que acostumbra a gestar y propiciar EEUU con sus millones de dólares, no. El 4F fue una rebelión cívico-militar para iniciar un nuevo proyecto de país donde las amplias mayorías de nuestra población tengan acceso a sus derechos básicos como seres humanos, donde las decisiones fundamentales se tomen en consulta con esas mayorías, donde el conocimiento no sea un privilegio sino algo que se reconozca en cada momento. Palabras más, palabras menos, fue lo que expresé hoy en Radio Toldo, cumpliendo con el deber de orientar que como comunicadora y docente tengo.