Homenaje a Doña Aura Prada de Pineda
Fue Giovanni Bocaccio uno de los primeros tratadistas en reconocer los aportes de la mujer a la posteridad, sacándola del anonimato en la historia.
El curso del porvenir era, a la sazón, obra del hombre; pero no el hombre en el sentido filosófico -como ser humano-, sino como antípoda de la mujer.
La ocultación de la mujer como protagonista de la historia es una constante, hasta que humanistas como Bocaccio se encargaran de hacerla visible, como constructora de epopeyas y arquetipo del amor.
En su libro Mujeres preclaras, Bocaccio reivindica la autonomía femenina, como uno de los rasgos de la modernidad. Según Violeta Díaz-Corralejo, editora y traductora de esta obra, el gran poeta latino cuestiona a los escritores que sólo han mostrado interés por las vidas y hechos de ilustres varones, dejando a las mujeres en las brumas de la oscuridad.
Se ocupa el erudito de la baja edad media de acopiar e historiar el papel de mujeres relevantes, desde Eva, la primera Madre; Semíramis, reina de Asiria; Minerva, bajada del cielo; Artemisa, de santísimo amor; hasta Juana, reina de Jerusalén y de Sicilia.
Pero el papel de la mujer sencilla; de aquella que pasa casi inadvertida porque se mueve, más que todo, en el ámbito doméstico y es apenas conocida por sus vecinos, nadie se encargaría de historiarlo.
Estimo que también valdría la pena reivindicar el papel de las almas sencillas, de esos dignos seres que pueblan con bondad a su estirpe, y que no esperan figurar en los catálogos de la historia, sino apenas permanecer en las profundas querencias de sus seres amados.
Un alma sencilla ha sido Doña Aura Prada de Pineda, habitante del planeta tierra, cuya irradiación luminosa impregnó las veredas de la valerana urbanización Bella Vista –para mí- Diosa de las Siete Colinas.
Comulgó el mismo ideario, los mismos sueños, el mismo don de la bonhomía que atesorara su entrañable esposo, "El Camarada" Don Carlos Pineda. Y ha dejado una amorosa siembra de hombres y mujeres que siguen sus huellas.
Una santa mujer. Así la veo.
Vayan mis condolencias a Nelson Pineda Prada, hermano de siempre. Compañero de luchas y utopías. Condolencias extendidas a todos sus familiares y amigos.
En mis recuerdos, desde niño, el arrullo candoroso de su alma buena y pura.
Doña Aura: En tu honor permíteme recurrir a la voz sonora de Góngora: Saludaré tu luz con voz doliente.
Ginebra, Suiza, 12 de junio de 2015
*Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas y demás Organismos Internacionales con sede en Ginebra, Suiza.