¡Por una constituyente petrolera!!
Las últimas semanas hemos presenciado una inmensa publicidad del gobierno sobre los nuevos contratos petroleros, que mudan 32 convenios operativos que existían con las empresas privadas a empresas mixtas. Este cambio, en relación a los contratos que venían de la época de la apertura petrolera de Caldera, es presentado por el gobierno como un salto hacia la soberanía petrolera. Dicen que con esta medida hay mayor control del país del negocio del petróleo, y nos quieren mostrar que ahora los ingresos serán más del estado y con ellos mejoraran los planes sociales.
Evidentemente, hay un cambio entre los viejos convenios operativos y el nuevo plan de empresas mixtas. Por tomar uno de importancia, con la apertura petrolera cualquier problema debía resolverse en la justicia de Nueva York, una muestra de la entrega que significaban esos convenios. También es verdad que PDVSA ahora aumentará sus acciones en muchos de estos campos, donde hoy es accionista minoritaria. Superando el 50% de las acciones puede tener algo más de poder de decisión.
Sin embargo, desde la revista Venezuela Socialista creemos que la explotación y comercialización del recurso más rico que tiene nuestro país necesitaba otras medidas distintas, y sobre todo un debate nacional antes de tomar un rumbo. Creemos que el nuevo plan, en el fondo, no cambia la realidad que vivimos. No obstante aclaramos, difícilmente un nuevo contrato sea peor que los firmados en la apertura petrolera.
Las empresas que explotaban el petróleo se llevaban millonarias ganancias, sin ningún tipo de control y acudiendo, cuando no, al soborno de los funcionarios estatales y directores de PDVSA. Así actuaba la Cuarta República en todo. En la explotación petrolera permitía que la ganancia de millones de barriles diarios saliera del país. Sencillamente la soberanía no existía. Se nos decía que el petróleo era nuestro, sólo que lo explotaban y comercializaban otras manos, llevándose las ganancias sin pagar siquiera impuestos acordes al negocio que hacían. Por lo tanto, no tiene mucha seriedad ver al Ministro Rafael Ramírez compararse “en el grado de soberanía” con la IV República.
Es verdad que en los nuevos contratos de empresas mixtas el porcentaje de acciones que tiene el estado es mayor que el de las compañías privadas, Pero esto, de nuevo, en si mismo no garantiza la soberanía ni el control sobre el petróleo. El estado tendrá una parte de la ganancia, pero es bueno saber si tener “algo más de ganancia” debe ser su objetivo. El petróleo es la entrada de dinero más importante de la economía y sobre todo, un material natural no recuperable codiciado por las potencias. ¿Qué ganamos permitiendo qué se queden con casi la mitad de los derechos y ganancias? Y con la corrupción que recorre ministerios, oficinas, gerentes y directores ¿Quién garantiza que la mayoría estatal se aplique?
Podríamos resumir la realidad definiendo que para un empresario petrolero, la combinación entre Empresas Mixtas y corrupción es el mejor negocio por estos tiempos. Porque en última instancia, lo que estamos firmando es que PDVSA pasa a ser una gran empresa mixta, con capital estatal y privado transnacional y nacional, acompañado de ganancias compartidas. Antes firmábamos contratos operativos con las transnacionales, ahora las transformamos directamente en socias nuestras, en uno y otro caso ganan millones.
Sin ir mas lejos, es bueno recordar que la publicidad sea de venta de ropas o como en este caso de política petrolera, muestra lo que a ella le interesa y deja oculto lo que aleja al comprador, en esta ocasión, el pueblo de Venezuela. Sería bueno recordar con quien estamos transformándonos en socios con las empresas mixtas. Son las mismas transnacionales que apoyaron el golpe y todas las acciones de los escuálidos. Y que ven a Venezuela como algo estratégico, por ser según los últimos estudios la mayor reserva de petróleo del planeta, con un lago de crudo en Orinoco de 53.000 km. y 236 mil millones de barriles.
Esas empresas se vuelven a quedar con parte importante de la explotación de este recurso millonario. Y van a ser controladas por muchos de los exfuncionarios de PDVSA que apoyaron el sabotaje petrolero y luego volvieron a la industria de gerentes de las ayer concesionarias transnacionales y hoy empresas mixtas. Confirmando que la impunidad de tantos directores y gerentes no es un perdón casual sino que tiene, como todo, causas políticas muy profundas. Y una es la visión común que tienen sobre política petrolera, sino, no estarían ubicados hoy en sus puestos, festejando junto con Rafael Ramírez la nueva política petrolera.
Por otra parte, con los ingresos por el petróleo se logran mejorar planes sociales. No hay duda de eso, y las misiones son un claro ejemplo de lo que se puede hacer. Lo único que nos preguntamos es por qué, con la cantidad de demandas sociales insatisfechas, vamos a permitir qué cerca de la mitad del negocio se lo lleven estas empresas.
Nada aportan al país estos capitalistas, que en muchos casos ni siquiera tienen tecnología propia, porque la subcontratan, como tranquilamente podría hacerlo el estado hasta tanto desarrollar tecnología propia apelando a técnicos, científicos y trabajadores especializados. Pero evidentemente hay una doble necesidad del gobierno. Por un lado la necesidad política de mostrar buena disposición a los acuerdos con las grandes empresas, grave error que debilita el proceso revolucionario. Y por el otro, la necesidad de mostrar en base a una gran campaña publicitaria que esta es otra medida revolucionaria que va a beneficiar al pueblo.
En última instancia, la actitud de estas empresas es lo que mejor explica el carácter de los acuerdos. Casi el 100% aceptó mudarse a empresas mixtas, cuando todos sabemos que ningún capitalista se permite firmar acuerdos a largo plazo que no le convengan. O, acaso hemos visto a muchas de estas empresas protestar, retirarse o amenazar con irse del país. Más allá de las rencillas lógicas de cualquier negociación, con excepción de Exxón-Móbil, ENI y Total, el resto firmó los nuevos contratos. E incluso a Exxón-Mobil se le permitió que traspase a Repsol su negocio, mientras mantiene otros acuerdos y campos de explotación en otras zonas del país.
Esa es la lógica que hace tiempo nos explica Ramírez, diciendo que estos son acuerdos sobre la base de ganar-ganar (en referencia al estado y a los empresarios). Hay un ocultamiento de la verdad de los acuerdos. Si las transnacionales se llevan cerca de la mitad de la ganancia, el pueblo pierde exactamente esa misma cantidad. Por la sencilla razón de que el 100% de este recurso natural es nuestro. Una vez mas quien gana de verdad, es quien sin ser dueño tiene derechos legales, ahora como socio, a explotar el petróleo. ¿Sabe quien? Sí, adivino, las transnacionales.
No podemos entonces menos que rechazar el discurso del Ministro que lamentablemente avala el presidente Chávez. Mas acciones estatales o un dudoso ingreso mayor de dinero a cambio de legalizar como socias a estas empresas no son un verdadero salto en la soberanía, ni mucho menos un ejemplo de un país que dice marchar al socialismo.
Repugna ver a las transnacionales, nuevamente legalizadas para explotar nuestro recurso natural más importante y codiciado. Con un agravante, ¿Quién decidió la política petrolera? Nuevamente sus trabajadores no fueron consultados ni tuvieron poder de decisión, como correspondería. Todo se decidió en mesas de negociaciones entre el gobierno, las transnacionales y los directores de PDVSA.
Esta nueva entrega ahora disfrazada de soberana, reafirma la necesidad de que se realice una Constituyente petrolera, para que los trabajadores y la comunidad puedan expresar sus opiniones y decidir qué hacer con ese recurso, para que de una buena vez, toda esa riqueza este al servicio de las necesidades de las mayorías populares y controlada por sus organizaciones. Y, es tarea de esa Constituyente, definir que hacer con las organizaciones sindicales petroleras. ¿Qué dicen las federaciones y sindicatos petroleros sobre la constitución de las empresas mixtas? Nada. No, no, si dicen; lo que diga el ministro.
Para ese desafío proponemos la mas amplia unidad entre todos los sectores obreros, campesinos, populares y sus organizaciones sociales, gremiales y políticas, para en común mostrar una salida distinta a la que hoy nos venden, una salida para profundizar la revolución y el control popular de los recursos naturales. (Editorial de VS)
Comité de Redacción de Venezuela Socialista. Stalin Pérez Borges, José Boda, Sergio Acosta
venezuelasocialista@yahoo.com
tali89@hotmail.com
Nota: La próxima edición de nuestra revista “Venezuela Socialista”, estará dedicada a la posición del gobierno venezolano sobre la política petrolera y de la posición que deben tener los trabajadores sobre la industria petrolera y sus organizaciones sindicales. Puedes enviarnos a nuestro e-mail artículos sobre estos temas que consideramos determinantes en el futuro del país. En la medida de nuestras posibilidades de espacio publicaremos estos textos. Stalin Pérez Borges. Editor de VS.
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