A pesar de tantas amenazas

¡Haciendo la revolución sin traiciones ni desalientos!

Ha llegado la hora de hacer la Revolución de verdad o perdernos en un piélago de miasmas sin sentido. Sin conciencia revolucionaria no habrá revolución pero sin praxis revolucionara el pueblo podría terminar con la aún muy débil conciencia demolida y arrastrada en un charco de frustraciones. A los problemas concretos del pueblo hay que darle soluciones concretas, pero esas soluciones naufragarán en el océano de la anticultura burguesa si no son asumidas desde la más eficaz praxis revolucionaria.

Esa conciencia revolucionaria que debe persuadirnos hasta el tuétano de que el poder reside intransferiblemente en el pueblo y lo ejerce a través de su protagonismo evitará que nos caigan a cuentos los burócratas de turno vestidos de rojo-rojito o del color que sea o los engañadores de siempre. Sin la convicción del poder que tenemos como colectivo, como poder popular, nada podremos hacer, pero para que esa conciencia tome cuerpo es necesario que nos pongamos de acuerdo en lo práctico, en el cómo, en el qué, en el con quienes y en el para qué de todo lo que hacemos. La conciencia de clase es también el ingrediente más poderoso con el que debemos contar para echar adelante. ¡La conciencia de clase debe animar todo el programa de acción o estaremos perdidos una vez más!

Veamos: si aceptamos que no habrá revolución sin conciencia y si sabemos que no habrá conciencia sin revolución y si no habrá revolución sin el protagonismo consciente del pueblo y si además sólo el pueblo salva al pueblo... entonces, hay que ir radicalmente al ámbito de lo concreto. Hay que construir en el pueblo con el pueblo y para el pueblo ese protagonismo concreto desde la práctica cotidiana, desde la organización popular ejercida sin protagonismos, sin mezquindades, sin alimentar recelos, egoísmos o resentimientos subalternos, con conciencia revolucionaria verdadera. Aprender haciendo y hacer aprendiendo. Conciencia desde la praxis y praxis con conciencia. Oír, leer, escuchar para hacer. Las ideas sin acciones son ideas muertas, las acciones sin ideas bochinche y río revuelto para pescadores oportunistas.

Esta es misión de cada revolucionari@ desde la trinchera que le ha correspondido en suerte: el maestro en el aula, el obrero en la fábrica, el campesino en su conuco, el ama de casa en el hogar y en el barrio, el soldado en el cuartel, el cura en su parroquia...todo el que se llame y se diga revolucionario tiene que hacer la revolución. Con coherencia absoluta entre el pensamiento, la palabra y la conducta, entre el decir y el hacer, conscientes de que tomará tiempo...enlazándonos, haciéndonos colectivo, participando, ampliando el radio de acción de la revolución hasta hacerla omnipresente, con ideas, con respuestas concretas a los problemas de quien los tenga, activando las fuerzas invencibles de un pueblo en marcha.

Entonces habrá llegado el momento en el cual no podrán campañas de miedo... no podrán las manipulaciones... no podrán paracos ni guerra económica, nada podrá contra la voluntad férrea de un pueblo que ha ido construyendo con conciencia su propio "reino de Dios en este mundo". Nadie podrá hacer retroceder a un pueblo que decidió salir del infierno. Por eso, en términos concretos, el gobierno revolucionario tiene que mostrar el camino a ese reino, facilitarlo, hacerlo presente, con respuestas concretas a las urgencias más caras de ese pueblo. Hay que cortarle las uñas al diablo de la burocracia, hay que trocear las garras de la corrupción, de los malos ejemplos...con las tijeras del poder popular practicado y ejercido de manos de la conciencia y el amor. Valorar lo conseguido, con buena memoria y objetividad, pero obligar a cumplir lo postergado, lo olvidado, lo preterido. Construir los perfiles prácticos del socialismo de las cosas más sencillas, sin desalientos, sin voluntarismos estériles, con la firmeza de la bondad endurecida.

"No podemos optar entre vencer o morir" de modo que a vencer compatriotas. A vencer venciendo cada día y en cada espacio. Tener presente siempre que leales a nuestros principios y Amando Venceremos!!!

¡PATRIA SOCIALISTA O MUERTE!

¡VENCEREMOS!



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Martín Guédez


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