El 17 de diciembre de 1819, el Congreso de Angostura decreta la creación de Colombia, la obra magna de El Libertador, Simón Bolívar.
Mediante un decreto, "las Repúblicas de Venezuela y Nueva Granada, quedan desde este día reunidas en una sola, bajo el título de República de Colombia".
La nueva República se dividió en tres Departamentos: Cundinamarca, Venezuela y Quito, cuyas capitales eran Bogotá, Caracas y Quito, respectivamente.
Mapa de la República de Colombia, fundada el 17 de Diciembre de 1819
Realizando un breve ejercicio de rescate de memoria histórica, podemos recordar rápidamente que COLOMBIA, la Colombia original, Colombia la grande, Colombia la verdadera, la Colombia bolivariana, esa Colombia que sus hijos bastardos, después que se pelearon, se dividieron y destruyeron la herencia que los padres fundadores le habían dejado con tanto sacrificio y derramamiento de sangre, ellos comenzaron distorsionadamente a llamar "GRAN COLOMBIA", nació ese glorioso día del 17 de Diciembre de 1819, al final de las deliberaciones del augusto Congreso de Angostura, en la ciudad de Angostura (hoy Ciudad Bolívar) a orillas del majestuoso rio Orinoco.
El Congreso de Angostura, depositario del gobierno independiente y cuyas sesiones se habían iniciado el día 15 de Febrero de 1819, dictó el 17 de diciembre de 1819 la Ley Fundamental, por la cual se creó la República de Colombia, conformada por la Nueva Granada y Venezuela y con la idea de incluir al Ecuador una vez su territorio fuera liberado. Simón Bolívar fue nombrado presidente y Francisco Antonio Zea vicepresidente de la nueva República. El Congreso dispuso que se construyera una nueva ciudad como capital y que ésta llevara el nombre de Bolívar. Asimismo, en Angostura se decidió la convocatoria de un Congreso general para que dictara la Constitución de Colombia; dicho Congreso debería llevarse a cabo en Villa del Rosario de Cúcuta en 1821. Mientras tanto, cada uno de los dos departamentos quedó bajo el mando de un vicepresidente: para Cundinamarca, que incluía todo el actual territorio colombiano, fue nombrado Francisco de Paula Santander y para Venezuela Juan Germán Roscio.
Bandera y escudo de la República de Colombia, fundada el 17 de Diciembre de 1819
Villa del Rosario de Cúcuta fue sede del Congreso que se reunió del 6 de mayo al 13 de octubre de 1821. Este Congreso ratificó la Ley Fundamental decretada en Angostura y aprobó una Constitución de carácter centralista (30 de agosto). El texto, compuesto de diez títulos, estipulaba que el poder legislativo quedaba conformado por dos cámaras, que el ejecutivo tendría a la cabeza un presidente nombrado por cuatro años con posibilidad de ser reelegido por una sola vez; que el poder judicial sería presidido por una Alta Corte de Justicia. En disposiciones posteriores, el Congreso organizó el territorio en siete departamentos (Cundinamarca, Boyacá, Cauca, Magdalena, Venezuela, Orinoco y Zulia), quedando la ciudad de Bogotá como capital provisional y sede del gobierno central. Bolívar fue ratificado en la presidencia y Francisco de Paula Santander quedó nombrado como vicepresidente de la República.
Constitucion de la República de Colombia, fundada el 17 de Diciembre de 1819
A partir de 1830 con la separación del Padre Fundador, El Libertador, Simón Bolívar, del Gobierno de Colombia, se aceleró el proceso disolución de esa Patria grande, ruptura que ya había sido propiciada por los enfrentamientos entre Santander y Páez, y sus respectivas parroquiales apetencias personales. La disolución de Colombia se refiere a la desintegración de las estructuras políticas y del gobierno central de dicho país, y que culminó en la creación de tres estados independientes: la República de Venezuela, la República del Ecuador y la Republica de La Nueva Granada (territorio este último que abarcaba los actuales países de Colombia, Panamá y la Costa de Mosquitos, hoy en Nicaragua), la cual se convirtió en Confederación Granadina al aprobarse la Constitución de 1858, con lo cual se inició su etapa federalista. Es a partir del año 1863 cuando esta Confederación adoptó el nombre de Estados Unidos de Colombia.
Siendo así entonces, como aquellos hijos bastardos de Colombia la original, atendiendo a sus mezquinas apetencias personales y convirtiéndose en peones de un tablero de ajedrez jugado por los antinacionales y antibolivarianos intereses de culturas y potencias extranjeras, lanzaron al precipicio un proyecto inédito, original y propio, como ese que había dado a la luz una Gran Patria igualitaria y soberana de justicia y libertad, como se perfilaba la recién creada Colombia y el extraordinario Proyecto de la Unión o Confederación de la América Meridional o antiguas colonias españolas.
Tan lamentable como la triste fragmentación de Colombia resulto ser también el destino posterior de sus habitantes, una vez que los nuevos Estados producidos por la nefasta división, degeneraron en cuasi súbditos de las emergentes y nuevas potencias europeas y de los sobresalientes Estados Unidos de Norteamérica. Hasta hoy día, la colonización mental que la antropocéntrica, materialista, individualista, racista, depredadora e invasora cultura occidental ha consolidado sobre nosotros, nos ha impedido y continua obstaculizando la posibilidad que los habitantes de estos nuevos Estados puedan conocer su real identidad integralmente mestiza, los alcances y profundidad del desarrollo de su proceso socio-histórico y las peculiares características de su medio circundante; conduciéndonos en consecuencia esta colonización mental, a sentir vergüenza por nuestra identidad y a negarla, a una desconfianza individual y colectiva entre nosotros, y a buscar permanentemente las soluciones a nuestros problemas en el exterior, donde las culturas y las realidades son diferentes a las nuestras, convirtiéndonos también, en naciones sin iniciativa que solo se dedican a tratar de copiar imperfectamente todo lo que se hace, dice o propone en el exterior.
Nuevamente hoy, esta sombría y lamentable realidad conduce a las originalmente hermanas Nueva Granada y Venezuela a un nuevo enfrentamiento, donde tristemente, no se está dirimiendo la suerte de las ingentes necesidades de las grandes mayorías poblacionales de estos dos territorios nacidos juntos, pero desacertada y nefastamente separados, sino que sus actuales Gobiernos azumen actitudes contradictorias y de irreductible enfrentamiento, defendiendo cada uno, banderas de luchas que no son nuestras, banderas de origen extranjero, y ninguna de las cuales dará respuesta satisfactoria y total a esas grandes necesidades insatisfechas, situación esta, que empuja a la masa poblacional hambrienta y desesperada de nuestros pueblos, a incursionar en conductas delictuales y reprochables como las que actualmente tienen invadidos nuestros territorios y muy particularmente nuestra común frontera.
Las clases dominantes que se han apropiado del Gobierno en cada uno de los dos países, no entienden la crítica y peligrosa situación existentes, y la dominación mental eurocéntrica de sus dirigentes, no les permite proponer ni aplicar formas de acción originales y propias, por estar imbuido cada grupo en su respectivo proyecto de país, importado desde unas realidades filosóficas, culturales, sociales, políticas y geográficas diferentes a las nuestras. Las consecuencias: el explosivo panorama que padecemos en la actualidad los pueblos de ambos países, que es el mismo pueblo, como víctimas y rehenes de una gran confusión que está conduciéndonos a la generación de un odio intestino entre hermanos, el cual radicalizado, podría llevarnos hasta el extremo de la violencia horizontal a lo interno del glorioso PUEBLO BOLIVARIANO.
El entrampamiento persiste, por un lado, el actual proyecto de país impulsado por el poder gobernante en la Nueva Granada (actual Colombia) responde a la exógena y eurocéntrica bandera del capitalismo-liberal y por el otro, el poder gobernante en Venezuela intenta desarrollar un proyecto también exógeno y eurocéntrico, tal como lo es la propuesta del socialismo-marxista; propuestas ambas, filosófico- socio-político-cultural exógenas, que no responden a nuestra identidad, a nuestra base filosófica, social y cultural, ni a las características de nuestro medio circundante.
Estas tristes, peligrosas, explosivas y lamentables realidades que actualmente estamos padeciendo, nos exigen una profunda reflexión sobre la petición de debatir la imperiosa y vital necesidad, de retomar nuestro original, inédito y propio PROYECTO BOLIVARIANO, el Proyecto de la COLOMBIA ORIGINAL nacida el 17 de Diciembre de 1819, para terminar, de una vez por todas, con el luto de este DUELO BOLIVARIANO que hemos estado sufriendo por casi dos siglos.