Fronteras ideológicas

El retorno masivo de compatriotas colombianos a sus tierras originarias está demostrando la verdadera cara del modelo neoliberal. El gobierno colombiano no tiene cortapisas a la hora de criticar el sistema de garantías y protección económica que se le da a la población venezolana, sin la menor prudencia diplomática exponen lo "que debería hacer" el gobierno revolucionario e inducen la idea de que es el modelo venezolano el culpable de las profundas diferencias económicas y de condiciones sociales en la frontera.

Desde tiempos de Bolívar la frontera con Colombia se ha convertido en una delimitación ideológica. Del lado neogranadino se quedaron las clases dirigentes que asociaron su vida a la dependencia con los Estados Unidos y del lado venezolano se quedaron los patriotas que apostaron por la consecución de las ideas libertadoras. Con nuestros altos y bajos en la conducción ideológica de la nación, hemos podido mantener una posición bastante autónoma, sobre todo ahora que la idea bolivariana es constitucional gracias al comandante eterno Hugo Chávez.

La gobernabilidad elitista colombiana

La conducta injerencista de los neoliberales obliga a detenernos un poco en este tema. El comportamiento del gobierno de Colombia con sus nacionales es degradante, la prioridad de la ley y la actitud de las instituciones colombianas se inclina a favorecer a pequeñas minorías oligárquicas. Desde su fundación, la economía y la política de ese país está profundamente ligada a elites, por naturaleza excluyentes, que dependen fuertemente de los lineamientos que les dicta la casa blanca y el departamento de estado. Así las cosas, los colombianos pobres han sido excluidos de la política, la economía y la vida "social" de Colombia y progresivamente han tenido que hacer futuro en tierras lejanas, no recibiendo los mejores tratos. Nada más a nuestro país ha emigrado el 10% de la población total de Colombia. Solo Venezuela ha brindado a sus vecinos un refugio digno, solidario, de reconocimiento y respeto pleno a sus derechos humanos.

A pesar del interminable conflicto interno colombiano, nacido del asesinato a Gaitán y la posición irreflexiva del estado neogranadino respecto a las demandas sociales acumuladas en los tiempos posteriores a la guerra de independencia, los centros de legitimación de la gobernabilidad democrática y para el desarrollo humano dan a Colombia mas crédito que a otros países de mayor estabilidad y paz social. ¿A qué se debe este despropósito? La teoría de gobernabilidad democrática, defendida desde la Fredoom Hause y otros centros de legitimación, se fundamenta en la garantía de participación de los estamentos de poder. Las mayorías nacionales nada tienen que ver en el modelo democrático defendido por Colombia. En cambio, los grupos poderosos podrán obtener en la repartición de las decisiones nacionales una participación determinante sin ni siquiera haber pasado por la intención de la militancia política o partidista. Esto obliga a que los modelos de democracias directas y participativas, como la boliviana, la ecuatoriana o la venezolana, luzcan fallidos ante el modelo plutocrático colombiano.

Gobernabilidad democrática bolivariana

Orientado por los principios del Libertador que obligan a constituir un gobierno "eminentemente popular, eminentemente justo, eminentemente moral, que encadene la opresión, la anarquía y la culpa. Un gobierno que haga reinar la inocencia, la humanidad y la paz. Un gobierno que haga triunfar, bajo el imperio de leyes inexorables, la igualdad y la libertad (Discurso ante el Congreso de Angostura)" la Revolución Bolivariana no puede encajar en los términos concedidos por las instancias de legitimación para la medición de la gobernabilidad democrática plutocrática. Muy por contrario, el llamado moral del Libertador Simón Bolívar obliga a la organización no plutocrática que conservó Colombia desde los principios antinacionales impuestos por el traidor Francisco de Paula Santander.

La filosofía del estado revolucionario bolivariano, no permite ejecutar una política de carácter excluyente, plutocrático y bajo el desacuerdo con las grandes mayorías de la nación. Tampoco permiten el desorden y mucho menos la tiranía. Estas últimas se han desatado de una manera impresionante en el estado policial colombiano, que para "ayudarse" en el combate de la guerrillas revolucionarias han constituido un amplio espectro de paramilitares financiados con el dinero de la cocaína, la extorsión, el secuestro y la internacionalización del conflicto interno de Colombia hacia países de paz como Venezuela.

La espiral bolivariana

El discurso del presidente Santos, inspirado en Santander y su holocausta traición a Bolívar, confluye en la dicotomía histórica entre el modelo dependiente que eligió la oligarquía colombiana para su país y el modelo soberano, participativo y bolivariano que construyó el comandante Chávez con su pueblo en Venezuela. Del lado de Colombia los programas de exclusión social parece que se mantendrán intactos a pesar de la difícil situación que se ha evidenciado bajo el cierre de fronteras.


La derrota estrategica que está construyendo el estado Colombiano a su sistema plutocratico ha entrado en una espiral que es bueno observar y acompañar. La oportunidad del pueblo colombiano para hacer gobiernos bolivarianos se abre a la luz de la incompetencia de su sistema para satisfacer las necesidades basicas de la población. En la Nueva Granada los bolivarianos tenemos mucho que hacer.



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César Trompiz

Miembro de la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela (JPSUV).

 cesartrompiz@gmail.com      @CesarTrompiz

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