Muchas sociedades humanas han desaparecido de la faz de la Tierra como consecuencia de crisis sociales, políticas y económicas. De esas crisis casi nadie en el planeta está a salvo ni lo ha estado en el pasado. Las últimas generaciones de humanos somos parte de un proceso llamado GLOBALIZACIÓN. El “efecto mariposa” cobra relevancia en este proceso cuando el precio de todos los productos y bienes que consumimos no depende del que lo produce sino del que lo comercializa o trafica. O del que tiene la capacidad de poseerlo. Así, todo queda sometido a las leyes del mercado. Y el que controla el mercado controla la vida de miles de millones de seres humanos. Estos seres humanos de carne y hueso como tú o yo no necesitan ser “dioses” para determinar el curso de la historia, pero la determinan. Mientras más asimila conocimientos una mente psicópata más y mejores métodos de aniquilación desarrolla. Para estos psicópatas sociales sólo somos una estadística, un número, un BIT. Así, diseñan guerras, masacres, genocidios, holocaustos, hambrunas o saqueos como si jugaran al “inocente” juego del monopolio. De esta manera controlan el índice poblacional mundial, como lo soñaba Thomas Malthus. Menos bocas que alimentar, más recursos para consumir.
Los hutus y los tutsis se masacraron mutuamente en feroces carnicerías humanas por supuestas “diferencias raciales” que determinaban su condición social, mientras sus recursos naturales más importantes eran saqueados impunemente por las grandes corporaciones multinacionales, todo su oro amarillo y su oro azul (coltán) fue trasegado a los grandes centros de poder. Hoy conviven sobre la misma tierra tratando de reconciliarse después de tanta sangre derramada, arruinados. De igual manera, cristianos, judíos, sunitas, chiítas y kurdos, hoy protagonizan la misma historia en diferente escenario, el mismo guión maquiavélico, métodos más sofisticados de exterminio, el mismo saqueo. La paz de ellos es la guerra de nosotros. Aquí en Venezuela, tu país, mi país, nuestro país, late un conflicto social de impredecibles consecuencias, lo alerta Oscar Heck en su último artículo, y es que 5.6 millones de colombianos sobre la misma tierra que habitan 25 millones de venezolanos no es una cifra marginal. No se trata de pedirles que se marchen a su país, porque ellos eligieron que Venezuela es su país, son nuestros hermanos, nos une una misma historia y un mismo destino. Asumamos que la mitad de ellos son chavistas y la otra mitad opositores del gobierno actual. Entonces la lucha no será entre ellos y nosotros, será entre nosotros. Me explico. Desde hace varios años, dada la fortaleza que ha exhibido la revolución venezolana, hemos sido objeto de una seria atención por parte de los centros de poder, lo que ha implicado la aplicación de una ingeniería social específica para controlarnos socialmente, dado que los manuales tradicionales han fallado una y otra vez. Ningún país latinoamericano ha padecido lo que actualmente padece Venezuela: UNA GUERRA ECONÓMICA. Y para disfrazarla mientras la aplican se han inventado toda forma de subversión posible: golpes de estado, paros petroleros, guarimbas, sanciones económicas, paramilitarismo, asesinatos selectivos, injerencias extranjeras, desaplicación de las leyes, desconocimiento del estado de derecho, minado de las instituciones públicas, agitación estudiantil, etc. etc. etc. Los que patrocinan esta criminal guerra hoy se visten de “demócratas” y asisten a una nueva confrontación electoral con la convicción de la victoria de su lado. Un resultado adverso para ellos implicará que la Caja de Pandora se abrirá.
Chavistas y opositores serán objeto a partir del 7 de diciembre de 2015 de un nuevo intento de confrontación, tal vez no sea llamado nuevamente el bando de la oposición a drenar “sus arrecheras”, pero de lo que sí debemos estar seguros es que no se quedarán de brazos cruzados. No le paremos bola a las estupideces de tipos como el tal Toby Valderrama, el Cuartel de la Montaña es sagrado e intocable y nadie en su sano juicio se atrevería a subir hasta allá con la absurda intención de perturbar la paz del Comandante Eterno. Los operadores políticos de la oposición de frotan las manos y se babean famélicos sobre el hipotético pedacito de torta que les corresponderá en la nueva repartición. Creen que la situación social actual es la ideal, perfecta, para alcanzar sus objetivos. Aunque ganaran la mayoría parlamentaria eso no significaría necesariamente que derrotarían al chavismo descontento y dividido actualmente, al contrario, los chavistas aprenderían la lección de la unión por encima de las diferencias y los volverían a derrotar como siempre lo han hecho. Tal vez nazca el nuevo caudillo que espera el pueblo...
PARA RESPETARNOS DEBEMOS CONOCERNOS. INTENTÉMOSLO...
@macfidelio2010