Cuentan que una niña tenía dos manzanas en su mano. Su mamá se le acercó y le preguntó si podía darle una de ellas. La niña miró las manzanas y las mordió a ambas. La mamá, se sintió decepcionada y del dolor sintió un fuerte frío en su corazón. Pero, sorpresivamente, la niña le pasa una de las manzanas y le dice: «mamita toma esta que está dulce».
Moraleja: por muchos conocimientos y experiencias que tengamos, no hagamos juicios a priori. Ofrécele al «otro» la posibilidad de darte una explicación. Lo que percibes puede no ser la realidad. Las apariencias, muchas veces, esconden la esencia de las cosas.
Por eso sugerí en mi anterior articulo que el Presidente Nicolás Maduro, convocara y escuchara a quienes se habían abstenido o votado en contra de él o de los candidatos del Gran Polo Patriótico. Ver: http://www.aporrea.org/movil/actualidad/a219503.html
Much@s ahora critican al Gobierno, al proceso, al GPP y al PSUV, al Presidente, sus ministros, a los alcaldes y gobernadores...
Me pregunto: si en el «supuesto trasmutado y negado», por la realidad, hubiéramos ganado las elecciones estuviéramos, alguno de nosotros,m criticando las dádivas, regaladeras o «pago de deuda social» al pueblo para ganar su conciencia o voto?
Quiénes venimos advirtiendo, desde hace muchísimos años, la actitud del Estado paternalista y sobreprotector o del Estado Benefactor propio del capitalismo rentista, asumido por nuestro supuesto «Estado Socialista», vemos con beneplácito que esta «derrota» nos esté abriendo los ojos de la irracional y dispensiosa actitud botarata e ineficiente de un gobierno que se ha nutrido, con pesar, de gente mediocre e incapaz.
Lástima que quienes nos gobiernan tengan tan baja capacidad de GOBIERNO y que, tal vez, por adicción al poder y a sus privilegios, han sido capaces de renunciar a sus principios éticos y caer en el juego electoral permanente al que caímos, como tontos útiles del Imperio, sin darnos cuenta, asumiendo el papel de títeres y de paso armados de una teoría europizante, descontextualizada y desactualizada, propia de nuestra dependencia mental y cultural que, a la vez, es producto, quien sabe si de herencias genéticas o ancestrales o de pereza para pensar con originalidad como nos demandó Simón Rodríguez hace ya tanto que hasta se nos olvida.
No terminamos de reconocer que nos equivocamos . Ya metimos la pata y cometimos tantos errores que no nos queda otra: con humildad reconocer que erramos. Y todo el que yerra sabe que debe asumir sus consecuencias. Y aunque duela y nos resistamos a reconocer el error y el duelo de la pérdida, estamos obligados a pedir perdón, ofrecer disculpas al pueblo y conceder atención la los otros para poder cohabitar con dignidad. Así que en lugar de redoblar tambores y desenvainar armas, nos toca invocar la paz y la reconciliación social. Duélale a quien le duela. El pueblo mordió la manzana y nos dijo: esta está más dulce...la otra está ácida.
No lo hemos sabido hacer a pesar de nuestras primeras victorias. El guerrero entonces se debe retirar, en silencio y con dignidad u mientras se prepara para una mejor ocasión y para no volver a errar o, mejor aún, para aprender del error.