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La lucha de clases será conducida por la clase obrera de una manera consciente no para sacar a Maduro sino para cumplir objetivos de clase, recuperar definitivamente las EPS de la gerencia corrupta y burocrática con la autogestión obrera, enfrentar los planes de las trasnacionales, no sólo con fines reivindicativos, sino en defensa de la producción nacional, el ambiente y la soberanía. Así como contrarrestar la acción bachaquera de gerentes corruptos de la empresa privada y pública.
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Cada quien asumirá su responsabilidad, fortaleciendo la organización del pueblo y la clase obrera para seguir profundizando la revolución. Ya no se buscará como solución a los males del país eso de "quítate tú para ponerme yo", esos cambios de gobierno que tanto gustan al imperio por aquello de revolución pero no tanto. Sino que se buscará transformar desde adentro las instituciones y las empresas para que sean sus trabajadores quienes las dirijan y realicen los cambios que hayan que hacerse en ellas.
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Confinaremos a los opositores a la Asamblea Nacional para que en una especie de Plaza Altamira se cocinen en su propia salsa y sigan con su agenda de creerse Poder Ejecutivo sin serlo, de usurpar los demás poderes y de pretender robarle al pueblo sus logros, sin alcanzarlo.
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La Fuerza Armada continuará al lado del pueblo, depurándose, incorporándose a los planes de hacer a Venezuela un país productivo, socialista, soberano, conociendo su verdadera función que muy bien nuestro Chávez les mostró en el Plan de la Patria.
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Cada quien se tragará sus aspiraciones personales, las metabolizaría para entender que separados no somos nada. El pueblo asumirá cada vez más su protagonismo a pesar de quienes en el PSUV y en el gobierno aún no entienden que esta debe ser la prioridad de nuestra revolución.
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Ahora ya no será ni un Por Ahora, ni un Mientras Tanto sino un Para Siempre, en el sentido que Nicolás Maduro, con todos sus defectos y contradicciones, y teniendo que responder al pueblo sus demandas no sólo económicas y sociales, sino políticas y de participación protagónica, continuará hasta el 2019 dirigiendo las transformaciones planteadas. Nuestro Precursor Francisco de Miranda descansará en paz.
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Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El Salvador y demás pueblos en lucha seguirán el ejemplo que Caracas dio y continuarán con sus procesos de cambios sociales, políticos, económicos, culturales con una mayor participación protagónica del pueblo.
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Los caimanes tendrán que coger pal río pues nuestro pueblo se empoderará aún más para exigirle al poder ejecutivo, legislativo, judicial y moral que cumplan con el Plan de la Patria y la Constitución de 1999.
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A dónde llegará nuestra moneda nacional, las colas, el bachaqueo, no se sabe. Dependiendo de la correlación del fuerzas que logremos en esta lucha por recuperar el rumbo de la Revolución Bolivariana y nuestra mayoría en la Asamblea Nacional. Pero lo que sí es seguro que el pueblo, a través de sus organizaciones, tendrá más canales para proponer y actuar que de ganar la derecha con la salida de Maduro.
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La Fuerza Armada, el Sebin, el CICPC, el Sundde seguirá saneándose desde adentro y encontrando con eficacia no sólo las madrigueras del acaparamiento, controlando la especulación, sino dándole jaque mate a las cabezas de este saqueo nacional desatado, no importa dónde estén.
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La sabiduría que todos llevamos dentro iluminará la conciencia de nuestro gentilicio y los venezolanos definitivamente aprenderemos que los cambios se logran yendo de lo interno a lo externo. Entonces cada quien junto a un colectivo acometerá la tarea que le fue encomendada, asumiendo su responsabilidad y superando la tentación de siempre buscar el culpable en el otro y no vernos en ese espejo. Ejercer la autocrítica para cambiar nosotros y contribuir a transformar la realidad que nos rodea.
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Bolívar y Chávez no habrán arado en el mar. Tampoco Fidel, ni Martí, ni Marx, ni Engels, ni Lenin. Ninguno de nuestros mártires. Ya no habrán arquetipos para admirar, sino hombres y mujeres, jóvenes y niños, ancianos de carne y hueso que saben sembrar y recoger su cosecha. Venezuela entonces se prepara para cumplir su misión y se logrará el cambio verdadero. La gloria de antaño se reencontrará con nosotros.