Máximo Canales

El 6 de abril se cumplió un año del fallecimiento del luchador revolucionario Paúl del Río, más conocido por el seudónimo de Máximo Canales. Perteneció a la generación que en 1958 insurge a la vida política nacional, y participa en forma activa en la lucha armada que se libra contra la dictadura adeco/católica/copeyana, la cual, disfrazada de "democracia", realizó la represión más horrenda en la historia de las dictaduras que han azotado nuestro país, con los tenebrosos Teatros de Operaciones: TO1 en Cabure (Falcón); TO2 en Cachipo ( Monagas); TO3 en El Tocuyo (Lara); TO4 en Cocollar (Sucre); TO5 en Yumare (Yaracuy) administrados por los militares entrenados por la CIA en la Escuela de las Américas (Panamá).

La represión contra el movimiento popular se inaugura desde el mismo momento que Betancourt asume la presidencia y decreta la suspensión de las garantías individuales, que mantiene durante los cinco años de su gobierno. Las restituye por dos horas, para el acto de firmar y proclamar la Constitución de 1961. Finalizado dicho acto, entra de nuevo en vigencia el decreto de suspensión de garantías.

Con la huelga de transporte de enero de 1962 que comienza en el Táchira y se extiende hacia el Centro del país, al llegar a Caracas, coincide con el cuarto aniversario del 23 de enero de 1958. El estallido popular alcanza tal magnitud que, algunos ministros del gabinete, consideran inevitable la caída del gobierno y buscan asilo en las embajadas. Para enfrentar la rebelión popular, Betancourt desata la más terrible represión. Da la orden, "disparen primero y averigüen después", complementada con la consigna, "yo no cargo preso amarrado".

La defensa de las masas populares conduce al surgimiento de guerrillas en dos modalidades: rural y urbana. Como guerrillero urbano, Máximo Canales realiza acciones publicitarias de gran impacto internacional: abordaje del navío Anzoátegui y retención del futbolista Alfredo Di Estefano, que se encontraba en Caracas para participar en un torneo futbolístico entre cuatro equipos.

Los pueblos no crean las guerras. Le son impuestas por la violencia del Estado. Los pueblos se rebelan para defenderse de la violencia del Estado que se ejerce de múltiples maneras: por la represión, persecución, detención, tortura y asesinato de quienes lo adversan; o por acciones de otra índole contra las mayorías nacionales víctimas de carencias elementales en el suministro o abastecimiento de alimentos, medicinas, agua, electricidad y lo indispensable para el desarrollo de la actividad económica (repuestos, materias primas). Todo ello constituye violencia, impuesta por el Gobierno contra las mayorías. La devaluación de la moneda es el acto más perverso de violencia económica, por cuanto desquicia la economía y las relaciones de todo tipo. La devaluación de la moneda es fábrica de pobres. Hoy somos más pobres que nunca.

Este relato y referencias traen a la memoria el ambiente político en que Máximo Canales y cientos de luchadores sociales realizamos actividad política y de masas en la organización popular, partidista o la lucha armada.[i]

La generación de 1958, a la que perteneció Máximo Canales, es la de mayor formación ideológica en nuestra historia republicana. Por ese delito, fue perseguida, encarcelada, torturada, asesinada, desaparecida, diezmada, de manera que, en el transcurso de cuarenta años sus organizaciones gremiales y partidistas, quedaron liquidadas o disminuidas. El último estertor agónico se produjo el 27 de febrero de 1989. Los militares con su anticomunismo, fueron los ejecutores durante el siglo pasado, de las políticas oficiales para el exterminio de la izquierda.

Aquella izquierda auténtica, sin claudicaciones ideológicas, Chávez pretendió sustituirla por el esperpento político de corte militarista conocido como MBR-200, puchista, populista, personalista, mesiánico, que se apropia de las banderas de la izquierda y las arrastra por el lodo de la ignominia. Los resultados económicos, sociales y políticos que padecemos tienen factura chavista/militarista. Están a la vista: desastre y ruina nacional.

En un país con renta fija, por la explotación petrolera ¿Cómo hizo Chávez y su combo para llevarlo a la ruina y crear el desastre económico, político y social en que nos encontramos sumergidos, sin esperanza de salir en el mediano o corto plazo? Constituye una genialidad digna de estudio el haber destruido la economía de un país petrolero que, durante cien años, ha figurado como productor y gran exportador (OPEP).

Se habla de la necesidad de salir de este gobierno, pero no se dice nada del proyecto que lo va a sustituir. La propuesta es aberrante: "salir de guatemala para caer en guatepeor". "That is de question". He ahí el gran dilema actual. Parece ser ésta la razón que frena el estallido popular. Las mayorías nacionales están cansadas de lo ocurrido durante 200 años, quitar un gobierno que no sirve para poner otro que resulta peor. A las mayorías nacionales no se les ha presentado la propuesta de cambio social y económico que arrase con el presente de oprobio (chavismo), e impida el regreso al pasado de violencia neoliberal y entreguista (MUD) ¿Hasta cuándo las mayorías nacionales van a permanecer calmas, en espera de la propuesta de auténtico cambio revolucionario? La izquierda auténtica, y la clase obrera con su tradición de lucha, probada en mil combates durante el siglo pasado, deben insurgir con renovado brío para enfrentar las circunstancias del presente.

Valga la mención del aniversario del fallecimiento de Máximo Canales para recordar de dónde venimos, en dónde nos encontramos y hacia dónde vamos. El desastre creado por el proyecto militarista, puchista, personalista de Chávez, que no es revolucionario ni bolivariano ni mucho menos socialista, debe ser derrotado y sustituido por el gobierno auténtico del proletariado y las mayorías nacionales.

 


 

[i] León Moraria, El Triángulo Negro, Autores Editores. Bogotá 2015.

http://www.autoreseditores.com/libro/5366/leon-moraria/el-triangulo-negro.html. http://www.amazon.com/dp/B01D7E5HE4?ref_=pe_2427780_160035660



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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