"Los poderes creadores que en el pueblo durmieron, mientras otros destruían a ese propio pueblo, destruían las raíces, destruían los valores, destruyeron buena parte del ambiente, de la cultura autóctona, verdadera; ahora llegó la hora de la reconstrucción"
Hugo Chávez citando a Aquiles Nazoa.
Parece insólito que políticos supuestamente de izquierda y otros que dicen ser "progresistas", sindicaleros izquierdosos coinciden con políticos y sindicalistas de derecha y la burguesía apátrida en la "defensa" de la estabilidad de la empresa privada, justificando la especulación en la acción de gobierno y criticando los aumentos de sueldo de la clase trabajadora que decretó el presidente Maduro que más que provocar la inflación es un mecanismo de defensa del pueblo ante la inflación desmedida. Definitivamente ellos ven el mundo al revés, al considerar inocente al verdugo que sube los precios y culpable al que trata de detenerlos y de subsanar el daño causado al pueblo trabajador.
No caeré en la tentación de apelar al economicismo para tratar de defender una medida de aumento de sueldos, que resulta más una respuesta impostergable al decaimiento del poder adquisitivo de la clase trabajadora, pues en nuestro caso las causas de la devastadora inflación obedecen a principios eminentemente políticos generados por los grupos de poder imperial y de la burguesía local. El bloqueo económico basado en las calificadoras de riesgo que nos colocan incluso en peores condiciones de pago que Haití aunque nunca hemos deshonrado nuestros compromisos, el ataque a nuestra moneda desde afuera a través del fulano Dólar today que es capaz de incrementar el precio del dólar en fines de semana cuando no se hace ninguna transacción importante de la moneda, la desaparición de artículos importantes del uso diario del venezolano aunque sus precios hayan sido ajustados a precios de dólar flotante e incluso liberados con precios internos mayores a los de otros países, entre muchas otras pruebas nos permiten asegurar que nuestra inflación y el desabastecimiento obedecen a oscuros intereses políticos que descaradamente arremeten contra el pueblo pobre bajo la sombra de acusar al presidente Maduro de mala Gestión.
Y no es que el gobierno revolucionario sea un mar de perfección y no tenga ninguna responsabilidad en las dificultades que estamos viviendo, sería contraproducente esa creencia porque resultaría un mal punto de partida para la revisión, rectificación y reimpulso. Por las razones que fueran, muchas de ellas plenamente justificadas para cerrar la enorme brecha de exclusión y desigualdad, dejamos de hacer muchas cosas para incentivar la productividad agrícola e industrial cuando contábamos con recursos y hoy sin ellos decidimos dar pasos firmes hacia el arranque de una economía productiva que deje de depender de la economía de puertos que promovía el rentismo petrolero que nos hacía "gastar" los ingresos excesivos en importaciones "necesarias" en lugar de esforzarnos por "sembrar el petróleo".
Pero el gobierno revolucionario no fue el único responsable de ese descuido porque ese pueblo que decía ser Chávez de alguna manera se aprovechó de esa bonanza petrolera y no fue capaz de generar un movimiento eficiente para generar una rectificación a tiempo, algunos cobardes y otros "intelectuales" de café y bar simplemente pegaron la carrera antes de usar su visión "crítica" para construir junto al pueblo porque prefieren "liderar" sobre él. Si solo lográramos ser Chávez un millón de camaradas por 10 minutos al día (por supuesto sin ser antichavez el resto del día) seríamos capaces de hacer realidad las frases del comandante "los poderes creadores del pueblo" y "solo el pueblo salva al pueblo", con ello bastaría para formar un bloque capaz de ahogar la presión de los "chavistas que estorban, dejan de hacer y deshacen" para que se tomen las medidas que verdaderamente requiere el pueblo.
Ya basta de quejadera y de esperar que el gobierno resuelva todos nuestros problemas y pasemos a formar parte de la solución aprovechándonos de un gobierno que con todos los defectos que se le puedan señalar es un aliado indispensable para impulsar el poder popular organizado, sin que este último sea un cliché que ayude a darle maquillaje de izquierda a la revolución sino pensamiento en acción transformando las viejas relaciones de explotación. Debemos unirnos por iniciativa propia con o sin el apoyo de los partidos revolucionarios y de sus líderes para enseñarles que verdaderamente podemos ejercer el poder popular.
No es simple retórica, dejaría de serlo con el solo hecho de ponernos de acuerdo para boicotear uno a uno los rubros importantes en los que más se esté especulando como se está proponiendo esta semana un Boicot contra el platano y los cambures, la siguiente al tomate al pimentón y a la cebolla y el papelón a la del 30 al 6 de septiembre , les garantizo que ese millón de Chávez sería capaz de impactar la inflación, ni hablar si el 30% de chavistas militantes que aun en estas duras circunstancias apoyan contundentemente a Maduro se pusiera de acuerdo. Solo imagínense que en cada empresa e institución de más de 300 personas se pusieran de acuerdo para crear verdaderas organizaciones de trabajadores que podríamos llamar "CLAP obrero" se consolidarán para negociar directamente con los productores de carnes, pollos, cerdos, embutidos, verduras y tubérculos, granos, artículos de aseo personal y muchos otros, liberándose del yugo de los intermediarios y distribuidores especuladores que se aprovechan de productores y consumidores.
Las condiciones objetivas están dadas y la conciencia de ser Chávez nos da las condiciones subjetivas para asaltar el poder desde las mismas relaciones de producción y consumo. Ya trabajadores de grandes empresas como CANTV están despejando las variables y escribiendo su propio camino sin que partido o movimiento alguno esté alumbrándose con la luz que de ellas emana, organizándose de manera democrática, protagónica y libre de sectarismos, para acceder a los productos directamente desde los productores quienes aun con intereses eminentemente capitalistas ven un inmenso mercado de más de 15 mil trabajadores, lo que les da un gran poder de negociación que se ha materializado en precios muy por debajo de los del mercado especulativo y operativos de distribución puesto a puesto de trabajo, eficientes y sin colas.
Tenemos las herramientas legales de poder, tenemos al gobierno de nuestro lado, tenemos la conciencia sembrada por el gigante y tenemos la sangre de vencedores para escribir nuestra propia historia por encima de las dificultades, asumiendo nuestros retos con dignidad y responsabilidad revolucionaria sin esperar más instrucciones y tutelajes que las que emanen de la discusión franca en colectivo.