Recuerdos de un barrio caraqueño

Se trata de “La Gran Parada”, barrio de los años 60, en Macarao, donde pasé los años más felices de mi infancia.Para aprender a leer y escribir nos reuníamos a diario unos 20 chamos (5-6 años) en casa de las hermanas Hilda,Alejandrina y Esther Morales (las maestras) quienes habían acondicionado un pequeño cuarto de la vieja casa de bahareque construida,años antes, por su padre y fundador del barrio, Don Bibian Morales.

Dependiendo de la época jugábamos metras, papagayos, gurrufíos, perinolas, pelota de goma, chapitas y aún nos quedaba tiempo para “monear”las matas de mangos y mamones de los vecinos con o sin el permiso de ellos.

La bodega de “Manuel el portugués”, era sitio obligatorio de encuentro para nosotros los muchachos de hacer los mandados. Un buen día, me pidieron ir a comprar una locha de hojas de maíz para hacer las hallaquitas de la cena. Pero no sé por qué me distraje tanto camino a la bodega del “portu”, intercambiando barajitas y jugando metras, que al rato me asaltó la duda y en lugar de hojas de maíz regresé a casa con ajos. Ni les cuento las consecuencias por haber hecho pasar hambre a los adultos.

Hubo un tiempo en el barrio en que los domingos eran muy alegres para los chamos. Una vecina muy querida, alta, de ojos claros y siempre con la cabeza cubierta con un colorido pañuelo nos organizaba competencias de carreras de saco, de huevos con cucharilla, palo ensebado, películas, etc.Pero todo lo bueno tiene corta vida y un día la señora Francia Álvarez, con sus 4 hijos, hubo de mudarse con urgencia por los constantes allanamientos a su vivienda de parte de la Digepol y el DIM. Para el gobierno adeco era considerada una actividad subversiva la que realizaba la señora Francia cada domingo con los chamos del barrio.

La represión como política de estado en la IVR era brutal en contra de todo lo que oliera a comunismo e izquierdismo y la camarada Francia era miembro del PCV. Por cierto fue en su casa la primera vez que escuché la palabra camarada,hoy día tan de moda.Cada vez que la escucho de inmediato mi mente vuela a los recuerdos de mi infancia en el barrio. Las cosas buenas nunca se olvidan ni las malas tampoco. Las malas como AD,Copei y derivados,mas nunca volverán.



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Antonio Padrino


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