Entiendo las angustias de la generación formada bajo las premisas de la izquierda, la de mantener el legado de tantos lideres que lucharon por instaurar el socialismo como forma de vida, pero hasta el Comandante Chávez defensor a ultranza de esta revolución lo entendía, nunca nos mintió. Hablaba del socialismo del siglo XXI y no era por asignarle un nombre a su proyecto de vida desde Yare, era desde su extraordinaria visión de los que nacen cada 100 años cuando despiertan los pueblos que entendió la realidad del momento histórico que le toco vivir, como le toco vivir a Bolívar el destierro luego de libertar a millones y sin embargo morir con una camisa prestada en San Pedro Alejandrino. Ese socialismo de iguales, del comunismo, del humanismo, del Papa Francisco, el de tantos mártires y manuscritos ,cuyos verbos y escritos no van a desaparecer o a quemarse en alguna plaza cualquiera, porque son y serán referencia del hombre nuevo, el de Cristo redentor de los pobres.
Amigo Toby Valderrama, Chávez entendió que los nuevos tiempos demandaban un cambio de paradigma y que este nuevo socialismo no debía ser copia ni calco de otrora y que debíamos construirlo desde un boceto en blanco y negro, sin manuales, ni normas fabricante patentadas, y así ensayamos, atacados por propios y extraños, entre camaradas y traidores. En esa lucha se nos va la vida, si usted es cristiano.
Los nuevos tiempos del siglo XXI, nos alcanzó en pleno carril de partida y con el testigo comprometido entre vivir y sobrevivir, entre alianzas, pactos, globalización, diálogos y revocatorios, amarnos o matarnos, hambre o abundancia, radicalismos o fundamentalismos, es tiempo en Venezuela de bajar la guardia por ahora, y reconocer que este socialismo en construcción, aun huele a cemento fresco, y requiere de mas amor de pueblo que de orgullo filosófico ,que condenarían a cualquier liderazgo chavista a una derrota electoral que comprometería la continuidad de los primeros pasos de la niña revolucionaria.
Por ello no es claudicar, sino convivir entre hermanos. Lo que busca el pacto firmado del dialogo entre el gobierno y la oposición es desactivar a los violentos, garantizar la paz y finalmente comprometer a los bandos que felizmente existen, a preservar la diversidad de opiniones en un clima de madurez política inéditamente alcanzado en 17 años de revolución.