Si bien los salarios mínimos son cobrados de inmediato a la fecha prevista en el correspondiente decreto ley, sus efectos en las Prestaciones Sociales estarán siempre sujetos a la vida económica de cada patrono.
Como quiera que nos hallamos atravesando un período crítico por causa de fabricantes e intermediarios, por causa de los mismos que por iniciativa propia no estarían dispuestos a mejorar los salarios de sus trabajadores, habida cuenta de ellos son la soldadesca natural de quienes adversan este proceso, de perogrullo, si no fuera por esos ajustes periódicos que lleva a cabo el gobierno nacional, el cuadro de hambre se habría magnificada desde meses atrás y los patronos se habrían ahorrado, no sólo los incrementos que el gobierno les ha decretado hasta el 1/11/2016, sino las gruesas sumas que como pasivos a corto, mediano y largo plazos representan sus compromisos dinerarios por concepto de Prestaciones Sociales.
En cuanto a ese pasivo potencial que contrae automáticamente cada patrono, él suele ser alburoso para el trabajador, habida cuenta de que todo dependerá de la propia dinámica de la economía que los mismos patronos contribuyen a desestabilizar para los trabajadores, como tales y como consumidores, pero para aquellos mismos, como patronos, y que necesariamente están sufriendo por reducción de la demanda, una forzosa reducción que viene dada por los mismos incrementos y subas desproporcionadas de precio con unos salarios que por mucho que se hayan incrementado no lo han hecho en términos indexatorios, o sea, que el valor de la cesta básica suele estar siempre por encima de los salarios.
Desde acá llamamos la atención de esa potencial crisis por insolvencia a futuro que se estaría gestando con unos patronos que con su irreflexiva conducta inflacionista e inorgánica se están cargando de deudas a mediano y largo plazos que podrían ser impagables y de impredecibles consecuencias para el trabajador actual.